Un cambio

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-¿Está ocupado? –parecía ser la voz de Yaomomo, ya había estado un buen rato en la tina así que decidí salir.

-¡Salgo en un momento!

Pesadamente después de aquel baño me dirigí a mi habitación, había sido reponedor, todavía me sentía algo mareada por el agua caliente, aunque sentía más temperatura de lo normal y me sentía más cansada, aún no dejaba de pensar en todas esas cosas, me estaban comiendo los pensamientos nuevamente cuando me percaté que había llegado a la habitación de Toga, ¿En qué momento cambié mi dirección?

-Da la vuelta como si no hubiese pasado nada –susurré mientras pretendía irme sin que nadie me viera, pero unas ligeras voces en la habitación de la rubia me hicieron parar.

-Jin, ya te lo dije, no vengas a este lugar, ya tomé mi decisión –ella se escuchaba molesta.

-Niña loca, es un desperdicio que nos envíen por ti –aquella voz era de un chico, pero no pude distinguir quien era, sabía que estaba mal espiar, pero me daba curiosidad.

-Ustedes son los tontos que aceptan, ya le dije a Jin la primera vez, no me voy a ir, así que, si me disculpan, quiero dormir, o tendré que avisar a nuestro profesor que hay intrusos.

-"¿Intrusos? ¿Debería decirle a los demás?" –pensaba, me preocupaba que la Liga fuese, en el peor de los casos, a meterse a destruir la escuela otra vez.

-Tsk, psicópata...

-Fuera de aquí y date un baño, ¿Quieres? –lo último no tuvo nada de contexto para mí, pero después de eso no hubo más ruido en la habitación de la rubia, quise acercarme para intentar escuchar un poco más por si habían bajado la voz, pero la puerta repentinamente se abrió y casi me hizo caer - ¿Qué haces aquí, pequeño conejito?

-Yo...pues...-estaba nerviosa, no sabía que responderle, ella cambió su mirada repentinamente, lo que me hizo temblar, tomó de mi brazo y me jaló hacia adentro para pegarme en la puerta – eso duele.

-¿Qué escuchaste? –su rostro estaba serio, su cabello suelto le daba un semblante distinto y se veía más amenazante.

-Nada, lo juro –desvié mi mirada, ella estaba demasiado cerca.

-No te creo, aun así, no puedo dejarte ir así sin más, espiar es de mala educación –su sonrisa había aumentado y sus ojos habían cambiado totalmente- ¿Sabes que a los gatos les gusta cazar?

-¿Eh? ¿Qué tiene que ver eso con... -mis palabras fueron calladas repentinamente por sus labios, estaba siendo más ruda de lo normal, pero le seguí todos sus movimientos, me estaba sintiendo rara, pero me gustaba, nos separamos por falta de aire.

-Atrapé un conejito travieso, que vino a molestar al gato que no está de buen humor –sus manos sorprendentemente rápidas pudieron despojarme de mi camiseta para dejarme con el brasier, acto seguido me arrojó a su cama y se puso a horcajadas encima de mí- necesitas una lección, cutie pie, pero quiero aclarar, que no tienes porqué desconfiar de mí.

-¿Me darías razones para desconfiar? –mis palabras al parecer le hicieron volver en razón, ya que se quitó de inmediato y me dio mi camiseta, suspiré algo molesta, por un lado estaba esperando que algo pasara.

-Si estoy aquí es porque de verdad quiero cambiar, ahora es cosa tuya si me crees o no...-suspiró molesta también- Vuelve a tu madriguera conejo travieso, ya es tarde.

-Pensaba que el gato estaba de mal humor –contraataqué mientras me acercaba, sentía mi cuerpo bastante raro- ¿No puedo hacer nada para mejorarlo?

-¿Qué pasa hoy contigo? –ella tocó mis mejillas sonrojadas, la verdad es que no podía fijarme en otra cosa que no fuesen sus labios –estás ardiendo.

"Cómeme"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora