Repentina confesión

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-Cenamos hace un buen rato, no estabas así que la traje por ti -miré la bandeja, esta vez habían hecho estofado, había jugo, un poco de helado de postre y unos dulces, asentí y la dejé entrar, tenía un rico aroma la comida, estaba muerta de hambre.

-Gracias, comeré enseguida, de verdad que tengo hambre -le comenté algo divertida cambiando la frialdad que tuve hace un rato y me senté en la cama a comer, esperaba ansiosa lo que tenía que decir la rubia, pero no quería presionarla a nada. Estuvimos en silencio un momento, se estaba volviendo algo incómodo y ella estaba con esa expresión nuevamente evitándome, estaba empezando a herir mi corazón de nuevo - ¿Está todo bien?

-Me gustas cutie-pie -lo dijo sin más mientras me miraba con esos ojos color miel suplicantes de atención y un rosado intenso en sus mejillas, casi escupo toda la comida- me gustas demasiado, desde...desde el día que las ataqué en el campamento y..bebí tu sangre -llevó sus manos a sus mejillas mientras ese rosado intenso seguía aumentando- te estuve buscando durante un tiempo, cuando supe que vivían aquí, sabía que nunca me iban a aceptar sabiendo que era de la Liga, así que la dejé para estar cerca de ti y cambiar eso que era en un pasado.

Por un momento solo pude parpadear mientras sentía que un sonrojo se apoderaba de mi cara, volvió a decir que yo le gustaba, como esa vez cuando dormimos juntas y lo dijo antes de dormirse.

-¿Por qué me has evitado desde el combate? ¿Hice algo mal? -no lo había notado pero mi voz se iba quebrando de a poco y mis ojos estaban amenazantes de derramar lágrimas, lo que preocupó a la rubia, quien tomó mi bandeja y la dejó a un lado para poder abrazarme.

-¡No! ¡No hiciste nada mal! Es solo mi culpa, desde ese día que bebí tu sangre nuevamente, no he podido controlar mis emociones, ¡Me gustas tanto Ochaco-chan! tenía miedo de que con todo esto te alejaras, por lo que quería hacerlo yo, y tomar distancia, pero estando en el mismo lugar que tu, se me hace imposible. Lo siento por darte toda esta inseguridad -así como cuando nos vimos la primera vez y me acompañó a enfermería, se separó y secó ella esas lágrimas que salieron sin darme cuenta, estaba aliviada, no me odiaba.

-Pensé que me odiabas, pensé muchas cosas, no me preocupes de esta manera nuevamente -alboroté su cabello en señal de alegría, me sentía feliz, y al parecer ella también, después de mucho tiempo, me dejó ver su sonrisa de gatito que me gustaba tanto, actúe por impulso, pero no me importaba, la abracé nuevamente e hice que nos recostáramos, extrañaba esto.

-¿Hmm? ¿Cutie-pie?

-Solo quiero estar así un momento -la abracé con más fuerza.

Estuvimos así un buen rato, al parecer ella lo extrañaba también, no dejó de sonreír y abrazarme aún más, era extraño, pero me gustaba estar con ella, con el tiempo sentía que quería tenerla cerca siempre, era un sentimiento más grande incluso, del que le tenía a Deku. Nuestro momento se vió algo interrumpido por el sonido de mi estómago, ambas reímos, así que nos sentamos nuevamente y terminé de comer, Toga me contaba algunas cosas que había hecho junto a las chicas, me confesó que Mina sabe todo, que yo le gustaba y que le pedía consejos para declararse, me sentí aliviada, por raro que parezca, a veces me irritaba que solo fuesen ellas dos, no sabía lo celosa que podía llegar a ser. Empecé a comer el helado mientras me seguía contando cosas, reí mucho con cada una de ellas, quería aprovechar todo lo que ella se quedaría aquí, de vez en cuando ella paraba su relato y abría la boca, como insinuando que le diera de mi helado, al darle el primer bocado, dudé si seguir comiendo con la misma cuchara ¿Es lo mismo que un beso indirecto? Me sonrojé al pensarlo pero lo hice de todas formas para seguir escuchando a la rubia. Al llegar a los dulces, hacía lo mismo que con el helado, abría su boca dejando ver sus colmillos, me parecía cada vez más adorable.

-Si sigues así, robarás todos mis dulces, Toga-chan -reí un poco al ver su puchero.

-¡Es que saben tan bien! No había comido dulces tan ricos, solo un poco más Ochaco-chan.

-Está bien, te daré el último y mi favorito, así que disfrútalo -ante su pequeña rabieta, no pude evitar sonreír y darle el último, tomé uno de fresa y lo extendí hacia su boca, con delicadeza tomé su mentón para que abriera la boca y poder dejar el dulce, su expresión sonrojada me gustaba mucho. Me miraba con los ojos bien abiertos mientras comía el dulce, le sonreí de vuelta - ¿Sabe bien? - en unos segundos que ni yo noté, tenía a la rubia lo suficientemente cerca, su rosado en las mejillas había aumentado, dos segundos más y pude sentir como posaba sus labios contra los míos, pidiendo de manera demandante que abriera la boca. No sabía cómo responder, estaba sorprendida, pero solo pude corresponderle tontamente a ese fogoso beso que ella me ofrecía, el aire se me estaba agotando pero no quería soltarla, cuando abrí mi boca para dejarla entrar, sentí un sabor a fresa, y ella al poco rato se separó más sonrojada que de costumbre y con esa sonrisa de gatito.

-Dijiste que era tu favorito, tenía que devolvértelo. 


*Este quizás es un poquito más corto, pero cuando lo escribí lo amé, espero les guste:3 gracias por tanto n.n*

"Cómeme"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora