La lista de los Corazones Rotos

Capítulo 04

"La máscara se cae cuando no hay un público con el que tengas que fingir estar bien"

Hoy el cielo también estaba de luto.

Fue lo primero que cruzó por mi mente al despertar esta mañana. El radiante sol del día anterior había desaparecido para dar paso a este montón de nubes grises que adornaban el cielo, el ambiente fresco y cálido típico del mes de junio parecía haberse escondido a propósito el día de hoy para dejar a su paso una mañana nublada y melancólica.

No me sorprendería que en unas cuantas horas las primeras gotas de lluvia cayeran sobre la ciudad.

Cuando levanté mi mirada al cielo justo a tiempo para que la primera gota de agua resbalase por mi mejilla, comprendí que tenía razón, muy pronto empezaría a caer una gran llovizna. Bajé la vista al suelo mientras pasaba mi mano por mi rostro y volvía poner mi atención en la persona frente a mí.

Nunca había estado en un funeral y sé que parece imposible de creer, pero no comparto la idea de tener que afligirnos aún más con este tipo de cosas, prefería despedirme a mi manera, sin tener que sentir la lástima de la mayoría de las personas que solo estaban allí por compromiso. Cuando fue el de papá me rehusé a ir, no quería que la última imagen que tuviese de él fuese su cuerpo metido en una caja de madera, así que ese día me quedé en casa, mi madre no lo entendió por supuesto, discutimos y terminamos enojadas, nos dijimos tantas cosas que es mejor no recordarlas. Tiempo después entendí que era la herida de la muerte de papá hablando por las dos, sin embargo, en ese momento me molestaba que no comprendiera lo difícil que resultaba eso para mí. Pasamos semanas sin hablarnos, luego comprendí que probablemente la había lastimado mi actitud y le pedí perdón.

Era extraño saber que a pesar de que juré nunca estar en un funeral, aquí era donde me encontraba, el primero y en el que nunca imaginé estar.

No había muchas personas en el lugar, algunos familiares por parte de la familia de mamá y papá, mi madre y yo. Decidimos hacer algo muy pequeño e íntimo, solo familia cercana, por razones obvias Ben no estaba aquí con nosotros y sentía un vacío enorme en mi pecho al no tenerlo aquí conmigo. Mi madre lloraba desmesuradamente mientras la tenía entre mis brazos, su cabeza estaba oculta en mi cuello mientras yo solo podía susurrarle palabras de aliento y acariciar su cabello.

Los minutos transcurrieron escuchando las palabras del padre que estaba oficiando la ceremonia, tiempo después la dio por terminada para concluir con el sepelio. Vi bajar el ataúd donde se encontraba el cuerpo de una de las personas más importantes en mi vida y fue imposible que las lágrimas no se acumularan en mis ojos, el llanto de mamá era desgarrador, se aferraba a mi cuerpo como si su vida dependiera de ello. Cuando lo vi desaparecer, cuando no pude ver más aquella caja, sentí como una parte de mi alma se iba con ella.

Me acerqué junto a mamá, bajo la atenta mirada de todos los presentes, a aquel agujero en el que descansaba el ataúd, al llegar mis ojos bajaron en busca de verlo una última vez, pero este ya estaba cubierto por la tierra. Dejé caer una lágrima, mientras asimilaba que esta era la despedida.

—Me alegra haber podido compartir mi vida contigo, Mar. Quiero que sepas que te elegiría como hermana mayor, una y mil veces más, —Un sollozo se escapó de mis labios—. Voy a seguir viviendo por ti, cielo y haré que valga la pena. Te amo y te amaré por siempre.

Mi madre se había alejado de mi lado sin poder soportar un segundo más estar en ese lugar, giré mi cuerpo y la encontré abrazando desconsoladamente a su hermana, le di un último vistazo a la tumba y me acerqué a ella. Al desplazarme por el lugar me pareció casi irreal estar allí, se sentía como estar viviendo la historia de alguien más, viendo todo desde un segundo plano, cómo si este fuese el funeral de otra persona porque mi hermana no podía ser quien estuviese en ese ataúd, sin embargo, eso era mentira, está era mi historia y aquel ataúd que terminaban de enterrar era el de Mara.