Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente, lo primero que noté fue una extraña presión en la parte baja de mi espalda, muy cerca de mi trasero. Sentí mi cuerpo tensarse al percatarme de la posición en la que nos encontrábamos. El brazo izquierdo de Axel descansaba sobre mi cintura, manteniéndome pegada a su pecho, su respiración chocaba tranquilamente contra la piel sensible de mi cuello, mientras una de sus piernas se presionaba peligrosamente entre las mías.
Respira, Ellen, solo respira.
Me remuevo entre las sábanas y eso solo ocasiona que su agarre se haga más fuerte, Tomo un profundo respiro. Está aferrado a mí como un koala.
Vagamente intentó levantarme de la cama de nuevo, sin embargo, como era de esperarse empeoro la situación. Ahora, mi rostro está a unos escasos centímetros del suyo, mientras que su amigo se presiona sobre mi abdomen. Muy despierto.
El calor comenzaba a invadir mi cuerpo.
Mis manos viajaron al agarre que ejercía su brazo sobre mi cintura y con un gran esfuerzo de mi parte logré que me soltara. No perdí tiempo en ponerme de pie y salir corriendo hacia el cuarto de baño, no sin antes agarrar mi ropa. Al cerrar la puerta, mi reflejo en el espejo es lo primero que veo. Mi cabello era un completo desastre, y ni hablar del intento de maquillaje de la noche anterior.
—Definitivamente necesito una ducha —me escucho decir, mientras que con una de mis manos restriego mis ojos.
Espero que no se enoje si uso su baño.
Me deshice de la camisa que Axel me prestó para dormir y me metí a la ducha. En cuanto el agua cayó sobre mi cuerpo comencé a ducharme lo más rápido posible, lo menos que quería era que él despertara y me encontrara usando su baño sin su permiso.
Cuando terminé, me vestí con la misma ropa que traía puesta el día anterior, porque era eso o salir usando la camiseta de Axel y, bueno, solo digamos que no es la mejor de las ideas. Recogí mi cabello en una coleta improvisada e hice lo mejor que pude para que mi rostro no luciera como si acabase de salir de alguna película de zombis.
Solté un bocado de aire antes de tomar el pomo entre mis manos y abrir la puerta.
La imagen de Axel sentado sobre la cama es lo primero que me recibe al estar afuera. Una de sus manos está frotando sus ojos, mientras la otra estaba apoyada sobre la cama. Casi babeo al notar que no llevaba una camiseta puesta. Su cabello era un desastre al igual que lo era el mío hace tan solo unos minutos, sin embargo, para mi mala suerte no luce para nada mal. Él luce malditamente bien al despertar.
Su mano dejó sus ojos y rápidamente estos se movieron hasta encontrarme de pie junto a la puerta.
—Buenos días —susurró aún con la voz adormecida—. ¿Dormiste bien?
—Si —balbuceé.
Lo veo bostezar perezosamente antes de levantarse de la cama y caminar descalzo por la habitación. Trato de mantenerme observando su rostro y no sucumbir a la tentación de desviar la mirada hacia su pecho.
—¿No te pondrás una camiseta? —no puedo evitar preguntar cuando veo sus intenciones de salir del dormitorio.
Axel bajó la mirada a su pecho y se encogió de hombros.
—¿Te molesta? —preguntó con una sonrisa arrogante.
—¿Molestarme? Psst, en lo absoluto.
Asintió complacido antes de recorrerme con la mirada y fruncir ceño al verme cambiada.
—Tuve que usar tu baño, espero que no te moleste —me adelanté a decir. Él me observa unos segundos más y luego asiente.
—No me molesta, puedes usar todo lo que quieras —dice y yo prefiero no sacarle un doble sentido a esa oración—. Iré a preparar el desayuno.
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La lista de los Corazones Rotos
Teen Fiction«Porque incluso, una persona rota y lastimada nos puede enseñar a vivir con las heridas, mostrándonos la forma de encontrar los pedazos de un corazón roto» Una lista sería la encargada de colisionar sus mundos y lo que comenzó como un simple juego t...