Mi plan de no meterme en problemas esta noche se está yendo oficialmente por la borda, y los gritos que se escuchan sin cesar por todo el lugar lo confirman.
—¡Corre, Ellen, rápido!
Mierda.
—¡Es lo que intento...! —me quedo sin aire sintiendo mis pulmones arder.
Lo escucho maldecir antes de ver su silueta pasar a mi lado a gran velocidad. Esta escena se repite al menos unas cinco veces viendo como las demás personas logran rebasarme.
¿Por qué soy tan lenta?
Mis piernas no pueden más, mis pies duelen de tanto correr y mi corazón late como loco como si se fuese a salir de mi pecho. Todo el lugar se convirtió en un verdadero caos en cuestión de segundos, cuerpos corren de un lado para el otro tratando de huir.
El sonido de la música, acompañado de los gritos de muchas personas que no saben qué hacer, se vuelve cada vez más ensordecedor, haciendo imposible mi misión de escapar de esta multitud.
La pregunta es: ¿Cómo terminé en una situación como esta?
Bueno... para responder eso, tendría que devolverme unas cuantas horas en el tiempo.
5 horas antes de la tragedia.
Termino de ver mi reflejo en el gran espejo frente a mí y sonrío complacida con el resultado. A pesar de lo difícil que ha sido ocultar las terribles ojeras que había debajo de mis ojos he conseguido cubrirlas con una considerable capa de maquillaje logrando verme bastante decente.
Recorro mi cuerpo de pies a cabeza convenciéndome de que ha sido una buena elección optar por los vaqueros oscuros y la blusa negra que he encontrado en lo más profundo de mi armario, pese a que es algo sencilla, luce bastante bien adhiriéndose a mi torso como una segunda piel. El contraste del negro con el color de mis ojos hace que estos resalten, viéndose realmente impresionantes. Me observo frente al espejo y reprimo una sonrisa.
Ben me mataría si me ve vestida así. Odiaría ver tanto negro.
Decido dejar mi cabello suelto permitiendo que caiga sobre mi espalda, retoco el bálsamo labial que apliqué en mis labios, para entonces tomar la pequeña bolsa que llevaré conmigo y dirigirme a la salida de la habitación. Klaus llamó hace unos minutos para decir que estaba por llegar, lo mejor es esperarlo afuera si no quiero causar otra discusión.
Cuando llegué a casa, después de despedirme de Klaus en el hospital, quise hablar con mamá sobre lo que pasó, para tratar de convencerla de hablar con Ben, pero estaba encerrada en su habitación, durmiendo supongo, así que no fue mucho lo que pude hacer.
Si le damos más largas a este asunto terminará por convertirse en una bomba de tiempo que explotará en nuestras caras cuando menos lo esperemos. Y es exactamente eso lo que quiero evitar, no quiero causarle a Ben más dolor del necesario.
Antes de bajar las escaleras, me acerco a la habitación de mamá. Abro con cuidado y observo cómo está envuelta en las sábanas, me quedo de pie en el marco de la puerta unos segundos para luego cerrar sigilosamente y continuar el camino hasta el primer piso. Estoy a punto de tomar las llaves que descansan en la mesita de la entrada cuando la voz de tía Olivia me hace dar un susto de muerte que me obliga a girarme y verla de pie a unos cuántos centímetros de mí.
—Lo siento, no quería asustarte —musita cruzándose de brazos antes de repararme con la mirada—. ¿Vas a salir?
Su voz sale casi como un reproche al terminar la pregunta, pero sabe disimularlo carraspeando su garganta y poniendo un semblante tranquilo.
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La lista de los Corazones Rotos
Teen Fiction«Porque incluso, una persona rota y lastimada nos puede enseñar a vivir con las heridas, mostrándonos la forma de encontrar los pedazos de un corazón roto» Una lista sería la encargada de colisionar sus mundos y lo que comenzó como un simple juego t...