Capítulo 06

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"No importa lo mucho que has sufrido, a veces no quieres dejar marchar ciertos recuerdos "
Haruki Murakami


Busco con mi mirada la melena castaña de Ben entre las personas que se desplazan por el pasillo del hospital. Me muevo esquivando los cuerpos que pasan a mi alrededor y me detengo justo cuando mis ojos lo encuentran sentado en un sofá individual con un libro en sus manos.

Sonrío.

Verlo fuera de su habitación hincha mi pecho de alegría. Que esté compartiendo con los demás pacientes en la zona que tiene el hospital para "recreación" infantil me conmueve y llena mi corazón de esperanza.

Muy pocas veces son las que Ben ha estado aquí. Normalmente se encuentra muy agotado y prefiere estar en la habitación y descansar, por lo que obsérvarlo más animado y con ganas de estar fuera de su cuarto me hace mucha ilusión. Hay pocos pacientes en el lugar, casi siempre está vacío; algunos niños están leyendo y otros simplemente están pasando el tiempo.

Me acerco a mi hermano a paso rápido tratando de no chocar con nadie en el camino, al llegar al sofá recargo mi cuerpo en él y miro por encima de su cabeza lo que está leyendo. Reconozco el libro, hace pocas semanas se lo traje de la librería para que no se aburriera.

—Ese es un buen libro —comento.

Levanta su mirada del libro y unos ojos sorprendidos conectan con los míos.

—Hola solecito —río.

Inclinó mi rostro hacía el suyo y dejo un beso en su mejilla. Me levanto del brazo del sofá y tomo asiento en la silla infantil que está frente a él.

—La partirás —señala observando el lugar en el que me he sentado.

Me encojo de hombros ignorando su comentario.

—¿Cómo estás? —pregunto, pero Ben no responde a mi pregunta—. ¿Ben?

Su mirada recorre mi cuerpo detallando mi ropa. Oh

—¿Quién eres y que hiciste con mi colorida hermana?—río con fuerza viendo cómo sus ojos azules se achican viéndome con fijeza

—No sé de qué hablas, Ben —finjo demencia.

—¡Oh vamos! No juegues conmigo ¿estás de pelea con los colores o qué? —se levanta del sillón dejando el libro a un lado y se acerca a mí.

Observo sus movimientos mientras pienso en algo, al parecer mi cerebro no pudo inventar una excusa.

—No, solo que...—piensa rápido— el negro es lo de hoy —termino diciendo.

—Claro... —me mira dudoso.

—Además, resalta el color de mis ojos —giro mi cabeza siguiendo sus pasos.

Está dando vueltas a mi alrededor.

—Tus ojos son grises, Ellie.

—Lo sé, por eso lo digo —sonrió con suficiencia.

Se detiene frente a mí y también sonríe, sabe que tengo razón. Asiente y vuelve a sentarse en el sillón colocando el libro entre sus piernas.

—¿Te gusta? —señalo el libro.

—Sí, es muy bueno. Deberías traerme otro, casi termino este.

—Claro. Le pediré a Amalia que me preste alguno.

—Ellen —me llama.

—¿si?

—¿Dónde está mamá? ¿Por qué no vino contigo?—inquiere y me remuevo en el asiento, incómoda.

La lista de los Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora