Capítulo Cuatro

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Tras tomar una poción analgésica para las piernas que me dio Hyesoo, quien no había hecho nada más que fruncir el ceño y murmurar algo sobre idiotas obstinados mientras la preparaba, pasé el resto del día en el campo de entrenamiento. Wheein me siguió para ayudarme a entrenar. Aunque nunca le había pedido que lo hiciera, ella asistía con gusto a las clases de lucha y entrenaba a mi lado. A los dieciséis, su altura y fuerza no estaban plenamente desarrolladas, pero era veloz y aprendía rápido.

Desde que la había amenazado con despedirla de mi servicio por no darlo todo en nuestras peleas, nuestras sesiones de entrenamiento siempre habían sido interesantes, aunque ella rara vez ganaba.
Aquel día no fue diferente. Coloqué mi escudo frente a mi cara cuando la hoja de madera de la espada de prácticas de Wheein fue directa a mi cabeza.
Empujé contra su espada con mi escudo y la hoja golpeó de lado. Gruñí, me
di la vuelta y balanceé la espada hacia el costado de Wheein cuando su escudo descendió a mi encuentro. Antes de que pudiera contrarrestar mi ataque, mis piernas cedieron y me encontré tumbada en la hierba, mirando hacia el cielo y haciendo una mueca.
La cabeza de Wheein asomó en una esquina de mi visión.

—¿Mi señora?

—Maldito hijo de un espectro. —Aporreé la hierba con la empuñadura de mi espada.

—La señorita Hyesoo dijo que la poción os quitaría el dolor, pero no los efectos de la maldición —dijo Wheein mientras se sentaba a mi lado.

—Lo sé —murmuré mientras soltaba mi espada y alargaba los dedos hacia el sol para liberar la tensión acumulada. La luz alrededor de mi mano hacía difícil ver la marca de mi alianza con Seung-Ho, aunque sabía que estaba allí, grabada en mi piel hasta que se realizara el ritual para desligarnos. Mentalmente no estaba preparada para pasar por eso de nuevo, pero tendría que hacerlo.
Quitarme su marca era como darme por vencida. Renunciar a otro príncipe y a otro amigo y admitir que no había sido lo bastante fuerte para protegerlo. Y que tal vez nunca lo sería.

«Para, Yongsun.» Doblé el brazo sobre los ojos para bloquear así la luz de sol.

—Quizás deberíamos ir a cenar. He oído que hay faisán asado con gelatina de kasper y menta.

—No tengo hambre —dije, incluso a pesar de que mi estómago gruñó. Wheein se tumbó a mi lado y suspiró.

—¿Acaso el maestro Choi os ha dicho que no conseguiríais otro compañero? Porque sabéis… Tal vez este sería un buen momento para descansar. Es decir, acabáis de libraros de la maldición inmovilizadora y…

—No —repuse con brusquedad. Wheein siempre intentaba encontrar formas de mantenerme alejada de la batalla. Por lo general, nunca me enfadaba con ella porque sabía que lo hacía por preocupación. Pero no era el día de plantearse la idea de descansar. No después de un Beso de recuperación fallido —. Pronto tendré a otro compañero.
Wheein se colocó de lado y yo la miré desde debajo de mi brazo.

—¿De veras? —preguntó—. ¿Quién? ¿Eric?

Me incorporé sobre los codos y seguí la mirada de Wheein hacia un grupo de príncipes mayores que entrenaban. Eric estaba entre ellos, su cabello negro brillaba bajo el sol de la tarde. Casi podía oler su sudor.
Conocía su olor y el calor de su aliento demasiado bien. Nos habíamos besado en numerosas ocasiones durante las prácticas y escaramuzas cuando los dos estábamos sin compañero, pero el Consejo nunca nos había considerado compatibles.
La razón más importante era que Eric era solo medio príncipe. Su madre era una reina, pero su padre era un herrero de la parte baja de la ciudad. Esa sería razón suficiente para que no me emparejaran con él, pero a aquellas alturas los medios príncipes en realidad gozaban de una posición bastante alta en la clasificación en comparación con los que tenían un cuarto, un octavo o incluso un doceavo de sangre Real. Además, tenía un talento natural con la espada (nunca había entrenado muy duro) y, con mi Beso, pronto sería realmente temible. Tampoco era un secreto que Eric quería a una descendiente directa de Kim a su lado para proporcionarle más poder y prestigio.
Me recosté y volví a taparme los ojos con el brazo.

La Princesa y La Hereje (Adaptación Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora