Treinta y seis

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Incluso mientras nos abríamos paso a través de los túneles, de vuelta hacia la luz del día, todos nosotros ahora curados gracias al Efecto Dorado o, más bien a la magia del Amor Verdadero, no pude escapar de la petulancia de Byul.
Puede que estuviera enamorada de ella.
Y puede que nuestro Beso hubiera matado al dragón y enviado una ola dorada a través de la cueva que podría haber transportado nuestra magia a una distancia desconocida.
Pero no tenía por qué parecer tan pagada de sí misma.
Pero, por supuesto, yo tampoco pude evitar sonreír durante todo el camino.
Hyejin estiró los brazos y suspiró con la cara levantada hacia el sol. Ya no estaba tan pálida, sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojos eran menos de un negro profundo y más de un café oscuro. Me pregunté cuánto había alterado el espíritu de la reina a Hyejin, físicamente y de cualquier otra manera.

-No me he sentido tan ligera en meses -dijo.

-¿Recuerdas cómo te poseyó, Hyejin? -preguntó. Ella frunció el ceño e inclinó la cabeza.

-Recuerdo haber entrado en los bosques de vuelta a casa justo después de intentar salvar a Johoon. Luego, los días siguientes están borrosos... -
Sacudió la cabeza-. Solo recuerdo haberme despertado y saber que tenía que marcharme de Myungsoo. Siento como si los últimos meses hubieran sido así. Decidía hacer algo, pero nunca recordaba el proceso de haber tomado la decisión. Pero... todavía era... yo.
Su rostro se nubló mientras hablaba, como si la preocupara haber hecho cosas terribles mientras estaba poseída y de repente estuviera recordándolas todas.
Le puse una mano en el hombro.

-No importa. Ahora eres libre.
Ella me derribó con un abrazo. Me reí y envolví sus hombros con mis brazos.

-Si no hubieras llegado a mí allí atrás -dijo, su voz justo junto a mi oído-, esa vieja bruja malvada habría estado comiéndome el alma por dentro durante toda la eternidad.

Las dos nos separamos.

-Lo hiciste tú. No puedo ni imaginarme cómo has sido capaz de perdonar a la Legión, pero me alegro de que lo hayas hecho.

-He podido perdonarlos solo porque te he conocido a ti, princesa.
Cuando me preguntaste sobre Bo-reum, Johoon y sobre el amor, me demostraste que los Reales no son crueles. Solo ignorantes. -Me guiñó un ojo.
Yo le apreté las manos.

-Es verdad. Tenemos mucho que aprender. Pero, lo prometo, sacaremos a Johoon de las mazmorras.
Con lágrimas en los ojos, me besó en la mejilla.

-Entonces, ¿sigues pudiendo hacer magia? -preguntó Wheein, quien, sentada con la espalda contra un árbol, también disfrutaba del sol después de la oscuridad de la cueva.

Hyejin sacudió la cabeza.

-No lo he intentado. No estoy del todo segura de querer tener algo que ver con ella. Preferiría sentarme junto a mi hermana y escuchar a Johoon cantar todas las noches.

Byul pasó un brazo alrededor de mis hombros como si fuera la cosa más natural del mundo. Yo intenté frenar mi rubor.

-No es que no crea que pasar todas las noches en un teatro sea algo maravilloso, pero me gustaría que lo reconsideraras. Eres una buena luchadora. Algo me dice que no todo lo de ahí dentro era cosa de la Reina.
Nos vendrían bien tus habilidades contra las Fuerzas.

Hyejin entrecerró los ojos hacia el cielo azul.
-Lo pensaré. Puede que una vez que Reales y Románticos finalmente se pongan de acuerdo, pero quién sabe cuándo sucederá eso.

-Puede que lleve algo de tiempo, pero va a suceder. Tiene que suceder
-dijo Byul. Giró la mano y estudió la marca de Kim, que aún permanecía en su piel-. Tenemos que asumir que, si nuestras marcas todavía siguen aquí, entonces la maldición todavía pesa sobre los Reales.
Pero, ahora que sabemos la verdad sobre el Beso, por fin podemos tener ventaja.
Por primera vez desde nuestro beso de hacía solo unas horas, la ansiedad volvió sigilosamente.

La Princesa y La Hereje (Adaptación Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora