Capítulo Once

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Habíamos llegado a las puertas exteriores de la capital con la primera luz y ahora, casi al final del primer día, ya habíamos pasado por dos de los pueblos más grandes de Yeon.

-Tu reino es bastante vasto, princesa -comentó Byul cuando pasamos otra granja más.

-¿Es Jung mucho más pequeño?

-¿En población? Más o menos la misma, supongo. Pero nos quedamos cortos de tierra. Eso tengo que concedéroslo a los Yeonnos. Es posible que necesitéis refuerzos, pero no es de extrañar, con toda esta tierra que protegéis.

-Bueno, no podemos pedir a nuestros súbditos que abandonen sus hogares o medios de vida.

-Tu Legión tiene mi respeto -dijo mientras levantaba la cara hacia el cielo para observar un círculo de halcones sobre nosotros.

Alcé una ceja.
-¿No lo teníamos antes?

-El idiota que me interrumpió mientras cenaba me dejó un mal sabor de boca.

Al recordar las palabras groseras de Eric, dije:
-Sobre eso, lo siento. No debería haber actuado como lo hizo ni... decir lo que dijo. Byul se encogió de hombros.

-Estoy acostumbrada a que digan esas cosas.

-¿No te molesta?
Byul acarició el cuello de su caballo.

-Antes me molestaba. Pero ya no. Además, parecía más celoso que cualquier otra cosa.

Eso era verdad.

-Eric siempre ha querido ser mi compañero. Anhela el poder que mi Beso le concede.
Byul se inclinó para acercarse más a mí desde su caballo. Olía a heno fresco y té de raíz de shassa.

-¿Seguro que eso es lo único que ansía?

Mis músculos se pusieron rígidos al recordar aquella noche en los campos de entrenamiento, con las antorchas y el cambio en la respiración de Eric al besarme.

-¿A qué te refieres?

Byul sonrió de lado.

-Que los dos estabais terriblemente cerca en los establos, eso es todo.

La ira me atravesó, furia contra Eric por hacer creer a Byul que habíamos estado compartiendo cualquier acción Lujuriosa y furia contra Byul por pensar que me distraería en la mañana de mi misión más importante hasta el momento. Agarré con más fuerza las riendas de Yongkeey y le di una patada que la envió a toda velocidad frente al caballo de Byul.

-Alto, Daebak -ordenó Byul mientras su caballo me esquivaba y luego se detenía. Wheein, que iba por delante de nosotros, se detuvo.

-No aprecio tu tono ni tu insinuación.

-¿Y qué insinuación es esa?

-Que Eric busca un tipo diferente de compañera. Que él y yo somos... -El calor reptó por mi cuello. Me aclaré la garganta-. Compañeros sexuales.

Byul simplemente me miró, puede que se diera cuenta del rubor que se arrastraba desde mi cuello hasta mi cara.

-Mis disculpas. No es asunto mío.

-No, no lo es. Y, de todos modos, estás equivocada -le espeté-. No tengo tiempo para deseos nimios.

-¿Nimios? Mi querida princesa, es solo la naturaleza humana. Pero incluso si fuerais... «compañeros sexuales», ¿por qué es tan posesivo contigo? El tipo estaba listo para atravesarme.

-¿Cómo voy a saberlo? Los hombres son territoriales con las mujeres con las que... -me detuve. La intensa mirada de Byul hizo que el calor de mis mejillas empeorara.

La Princesa y La Hereje (Adaptación Moonsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora