—Tú... Acabas de...
Byul se fijó en las llamas que se alzaban.
—Oh, no. —Se rascó la nuca—. El puñetero idiota se ha cargado esos preciosos árboles.—¡El fuego no! —Me miró sorprendida e intenté calmarme—. ¿Cómo has...?
El maestro Choi se acercó a mí, su túnica ondeaba al viento. Con un movimiento de su muñeca, el fuego se extinguió y el humo inundó el aire.
—Byul, tu reputación te precede —dijo mientras volvía a meter las manos dentro de las mangas de su túnica—. Eso ha sido bastante impresionante.—Me alegro de que hayáis disfrutado del espectáculo. Supongo que el desayuno no estará preparado, ¿no? —Byul balanceó su espada sobre su hombro—. Esto me ha abierto el apetito de verdad.
—Por supuesto. Haré que un paje te muestre el camino.
—En realidad, maestro, no me importa acompañarla —intervine, y forcé a mis labios a mostrar una agradable sonrisa.
—De acuerdo, entonces —dijo Choi a la vez que me dirigía esa mirada inquisitiva que a menudo me lanzaba durante nuestras partidas de cartas. Sin duda él había tenido la impresión de que yo estaría furiosa, ya que Byul había logrado derrotar a mi Beso con mucha facilidad, y ciertamente lo estaba, pero al ver la habilidad de Byul... Tendría que dejar de lado mi orgullo. La necesitábamos. Ignoré la mirada de Choi y le hice un gesto a Byul para que me siguiera. Ella hizo una pausa antes de que me la llevara de allí y se giró para contemplar de nuevo los árboles.
—Eso sí, lamento lo de los árboles.
El humo se elevaba de las hojas quemadas que una vez habían sido rojas y llenas de vida y ahora eran negras y estaban a una brisa de convertirse en cenizas.
—Volverán a crecer. Esa es la belleza de los árboles. Byul me miró de nuevo.
—Bien dicho, princesa.
Subimos las escaleras hacia el castillo, dejamos atrás a Reales y criados boquiabiertos y atravesamos las puertas dobles gigantes hacia el comedor mientras seguíamos las preciosas y dulces guirnaldas de gardenia. Byul arrastró las yemas de los dedos por los pétalos de color blanco cremoso, como yo había hecho, y dijo:
—El de esta mañana ha sido un amanecer precioso.
—He oído que en el oeste se dan las puestas de sol más increíbles de todas. ¿Es cierto que el reino de Jung parece estar envuelto por las llamas del sol?
Byul se encogió de hombros.—Como he dicho, los rumores siempre son un poco exagerados, pero supongo que, en el momento justo, sí.
—Los rumores no siempre son exagerados. —Aunque no iría tan lejos para decir que creía que había acabado con una guarida de troles sola y sin un Beso, sí que podía creerme que hubiera sido capaz de sobrevivir sin pareja hasta entonces.
Hubo una pausa.
—Ah, supongo que te refieres a los rumores que me rodean, ¿no?
—Después de una pelea como esta, no puedes negar la habilidad que tienes.
—No iba a hacerlo.
Ante aquello, me di la vuelta. Casi se chocó conmigo, mi cara por poco rozó su clavícula. Di un paso atrás.—Quiero que seas mi compañera.
No tenía pensado decirlo de aquella manera, ni tampoco así de pronto, pero esa había sido la razón por la que me había ofrecido a llevarla a desayunar: pedírselo con mis propias palabras, no con las de Choi o el Consejo. Con su talento innato y mi poder, podríamos derrotar al Dragón Negro. En mi mente ya no cabía ninguna duda. Aunque todavía estaba enfadada porque había derrotado a mi Beso casi sin esfuerzo, mi entusiasmo ante la perspectiva de lo que podríamos hacer superaba todo lo demás.
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La Princesa y La Hereje (Adaptación Moonsun)
FanfictionLa princesa Yongsun solo tiene un objetivo ganar la guerra contra las fuerzas oscuras. Su magia es la más poderosa de todos los Reales, pero necesita un compañero que la ayude a canalizarla. La princesa Byul, con su talento inigualable para la espad...