Capítulo XXXIII

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Narra Joaquín.
Los siguientes dos días acompañamos a Max a dejar algunas de sus cosas y acomodarlas en su propio departamento, al segundo día fue que Max decidió que ya podía dormir en su departamento, en el mío sólo le quedaban cosas no tan grandes como los muebles, ya es el tercer día desde que inició la mudanza, aún es muy temprano pero Emilio y yo ya estamos despiertos, en el juicio se acordó que ninguno de los locos tiene cargos en su contra, así que cuando uno de ellos pedía estar con André, no nos podíamos negar, eso lo plantearon entre los abogados (el de Emilio y otro nuevo abogado de Sarahí) ayer pasaron por André y hoy vamos por él, Max dijo que vendría por sus cosas en la tarde.

Joaco: Mailo, y si mejor nosotros le llevamos a Max lo que le falta, pero antes pasamos a alguna tienda a comprar no sé, algún regalo o algo para su departamento vamos cuando vayamos por André.

Emi: Si, es una buena idea, pero entonces ay que apurarnos porque si no, él nos va a ganar y va llegar antes que nosotros.

Nos arreglamos y acomodamos todo en el carro, pasamos a la tienda, al lado de esta había una crepería.

Emi: Huy, tú sigue buscando el regalo, voy por una crepa, ¿Cómo quieres la tuya?

Joaco: De crema de avellana con mermelada de fresa y fresas.

Emi: Okey.

Mientras yo elegía el regalo noté que el tipo de la crepería miraba muy sonriente a Emilio y él solo sonreía de manera un poco incómoda, finalmente pude decidirme por más de un regalo, entre ellos había un kit de cocina, incluye trastes, cosa que sé que Max no tiene o al menos no las suficientes, un llavero de pared y cosas decorativas, pagué y salí de la tienda para ir con Emilio, ya tenía una crepa, estaba esperando la mía, me acerqué a él agarrándole la cintura, se asustó un poco porque no había notado mi presencia.

Joaco: Ya terminé, ¿Todo bien?

Emi: Eh... Si, si, todo bien.

Emilio está muy nervioso, el tipo supo disimular como si no hubiera hecho nada más que su trabajo, al menos hasta que le iba entregar la crepa a Emilio, quien ya había puesto su mano para recibirla, pero la recibí yo.

Joaco: Muchas gracias, ¿Cuánto es?

Vendedor: $120

Le entregué el dinero, ya nos íbamos, pero vi la servilleta de la crepa de Emilio, tenía números escritos a mano con lapicero, había un paquete de servilletas al alcance de todos, agarré unas cuantas y salimos, ya estando fuera de todo ese lugar, cambié la servilleta de la crepa de Emilio.

Joaco: Así está mejor ¿Nos vamos o quieres ir a otro lado?

Emi: No, ya vamos por Andy.

Ya estando en el carro.

Emi: Oye, te ves muy guapísimo así de celoso.

Joaco: No por eso me vayas a andar provocando por favor.

Emi: Tú eres mil veces mejor que él y que cualquier otro, amor. - Se acercó a mí y me besó. - Ya cálmate celosito, además yo no tengo la culpa de ser tan guapo.

No dije nada, solo le robé otro beso, uno que él volvió más intenso, yo antes de perder la cordura me separé.

Joaco: Bueno ya, hay que apurarnos, no me sigas coqueteando porque terminaremos ya sabes cómo.

Emi: No, no sé, ¿Cómo?

Joaco: Ay no Emilio.

Él solo río y yo arranqué el carro, pero él seguía provocándome hasta que llegamos por André, nos vimos con Sarahí y su madre en el centro, no hubo tanto problema, o tanta pelea como las otras veces, llegamos al edificio del departamento de Max, cuando salimos del carro Emilio y yo pude desquitarme de sus provocaciones con una nalgada ¿fuerte? a Emilio desprevenido, mala idea porque sacó un gemido, algo alto, André no se dio cuenta de esto, creo y espero.

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