Capítulo XXXV

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Narra Joaquín
El lunes Max vino de visita a nuestro departamento, todo iba bien hasta que Emilio recibió una llamada de sus padres, puso su teléfono en altavoz, André ya estaba en su siesta, así que no escuchó nada.

Emi: ¿Qué quieren?

Osorio: Saber si al chamaco le gustó su regalo.

Antes de que Emilio pudiera contestar, Max lo hizo, a él le dijimos lo del regalo.

Max: A si, le encantó muchísimo, muchas gracias por su regalo, está padre, estuvimos jugando con esos juguetes desde que llegué.

Ni Emilio ni yo dijimos nada, preferimos seguirle la corriente.

Osorio: A, sabía, si su padre es puto cómo chingados ese mocoso no.

Joaco: Hey bájale, ni a Emilio ni a André los vas a andar insultando.

Osorio: ¿Y tú qué chingados me vas andar haciendo?

Emi: Que conste que tú empezaste con mandarle esos juguetes, entonces que no te extrañe.

Niurka: Ay, de seguro no es cierto que ese niño ha jugado con esos juguetes, tampoco te alteres tú.

Emi: Fue de los primeros que abrió, en cuanto los vio se puso a jugar con ellos.

Juan quería seguir hablando pero Max fue el que colgó la llamada sin avisar.

Max: Para qué andan contestando ustedes, si no hacen algo ellos no se van a quedar quietos, por lo menos la ex ya no ha hecho nada.

Joaco: Ay, no te hagas, tú fuiste el primero en contestar, y si, eso mismo le dije a Emilio.

Emi: Es que yo aún tengo la pequeña esperanza de que algún día pueda hablar con ellos sin peleas ni nada parecido, no sé, es que, ya haz visto tú Joaco, o sea, mi papá, productor de novelas que tratan principalmente sobre la unión de la familia y esas cosas, no puede ser posible que no acepte a su hijo solo por querer ser libre.

Max: Emilio, eso es pura ficción, perdón pero supongo que ustedes ya han escuchado muchísimas veces eso de que la ficción es muy bonita y la realidad es muy triste y cruda.

Joaco: ¿Cuánto tiempo más vas a dejar pasar hasta que aceptes que los tienes que alejar? O ¿Cuánto tiempo crees que pase para que te acepten?

Emi: No sé, pero por favor, no me hagan poner límites.

Poco tiempo después, Emilio pudo encontrar una escuela donde si le permitían adelantar un año a André, empieza en agosto, mes y medio para eso, Emilio a veces venía a practicar en la empresa y otras veces practicaba desde casa, a veces yo le enseño lo que debe hacer y a veces le enseña Max, hoy decidió quedarse en casa a practicar, yo estuve casi todo el día en la empresa, cuando volví al departamento encontré a Emilio y André dormidos abrazados en el cuarto de André, preferí dejarlos dormir, yo comí porque tenía hambre, me acosté en la cama sin poder dormir, escuché que Emilio entraba al cuarto.

Joaco: ¿Todo bien?

Emi: Si, solo estuvimos jugando un buen rato y terminamos cansados, pero si practiqué mucho todo lo que me han enseñado eh, eso sí.

Joaco: Okey y, qué tal si te propongo empezar a trabajar formalmente en la empresa desde el próximo lunes.

Emi: Creo que ya todo lo básico al menos ya lo tengo aprendido, así que si, entiendo que será primero un tiempo de prueba, verdad.

Joaco: Si, así es, si fuera por mí te aceptaba desde tu primer día, pero debemos seguir las normas de la empresa, estarás a prueba durante 1 mes.

Emi: Si, entiendo yo con eso no tengo problema.

Nos presentamos juntos en la empresa al siguiente lunes, André puede estar con Emilio.

Joaco: Entonces, aquí será tu área de trabajo — fuera de mi oficina, un espacio libre o compartido con otros trabajadores, en su lugar solo había un escritorio, con un teléfono, libreta y lapiceros, una computadora, al lado una impresora y una silla (cómoda) — puedes ir dejando tus cosas, toma — le entrego un reglamento — es el reglamento, tienes que leerlo detenidamente porque hay puntos muy importantes, antes pasa a mi oficina a firmar el contrato de trabajo.

Emi: Si, claro.

Firmó el contrato.

Joaco: Oficialmente, Emilio Osorio Marcos inicias tu periodo de prueba para comprobar que eres apto para laborar en esta empresa.

Emi: Muchas gracias Joaco, digo, ¿Bondoni? O ¿Señor o joven Bondoni?

Joaco: Joaco está bien Emilio, soy estricto, pero tampoco tanto, no es como que tenga a mis trabajadores haciendo sus actividades con miedo.

Emi: Eso es bueno Joaco, okey, concentración, ya voy a poner todo lo mío en mi escritorio, voy a leer el reglamento, ¿necesitas algo?

Joaco: Por ahora no, solo si alguien llama o viene, ya sabes qué hacer.

Emi: Entendido Joaco.

Hubieron algunas llamadas, no me buscaron personalmente, puede que Emilio se la haya pasado aburrido en su primer día, pero poco a poco se dará cuenta de que no es tan fácil ser asistente, debe estar de allá para acá la mayor parte del tiempo, el día terminó y volvimos al departamento algo tarde.

Joaco: Pues, este día estuvo tranquilo.

Emi: Si, pero sé que no me debo confiar, habrá días de muchas actividades, hoy por lo menos pude leer el reglamento y ya sé cómo debo actuar en la empresa, con los clientes, mis compañeros y, contigo.

Joaco: Muy bien.

El resto de la semana fue casi lo mismo, al menos hasta el día jueves, Emilio entró a mi oficina.

Emi: Joaco, te recuerdo que tienes una sesión de fotos con las modelos para el nuevo catálogo, algunas ya están aquí y ya están siendo atendidas.

Joaco: Si, ya voy.

Todo empezó bien, pero después de la sesión, el resto del día no hubo tanto movimiento no pude hablar con Emilio hasta la hora de la salida, en la noche, ya estamos los tres en el carro, André está dormido en los brazos de Emilio.

Joaco: ¿Pasó algo?

Emi: No, nada.

Joaco: Emilio, yo sé que tú tienes algo, ya dime ¿Qué pasó?

Emi: Como que no te das cuenta de cómo te miran y se te arriman algunas de tus modelos verdad.

Joaco: Huy, ¿Ahora quién está celoso?

Emi: No yo no estoy celoso, simplemente te estoy diciendo que eres muy distraído en eso, yo sé y tú sabes que tú eres mío y yo soy tuyo.

Joaco: Entonces ya, no te preocupes por nada, nadie nos va a separar.

Emi: Ajá si.

Al llegar al departamento él fue directamente a acostar a André en su cama, yo fui a la cocina por algo de comer, creí que Emilio vendría también porque creí que tenía hambre, fui a nuestro cuarto, ahí estaba él intentando dormir o solo se estaba moviendo de lado a lado en la cama.

Joaco: ¿Sigues enojado?

Emi: No, solo que ya quiero dormir y no puedo.

Joaco: ¿No tienes hambre? Casi desde el medio día no comes nada.

Emi: No, solo quiero dormir.

Me acerqué a él quedando acostado del otro lado de la cama.

Joaco: ¿Qué te pasa Emilio? Siento que esto ya no tiene tanto que ver con lo de las modelos.

Emilio se acomodó quedando sentado en la cama.

Emi: Siento que en algún momento tú te puedes cansar de mí, por mis padres, de estarnos ocultando y otra vez terminemos por lo mismo.

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