IV

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Narra Tn

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Narra Tn

Miraba alrededor, nunca había estado en un lugar así. Nos habíamos apartado considerablemente del centro de la ciudad. Viajamos en tren hacia no se que sitio ya que no me conocía tanto Tokio.

Ya era más descampado y los barrios parecían más cuidados y adinerados. No entendía o sabía con exactitud a que sitio nos dirigimos, por lo que sólo me dispuse a seguir al albino sin decir palabra algúna.

No tenía opción, haría lo necesario mientra que los pequeños en la.casa hogar no murieran, si alguien de profundo la conociera, sabría fácilmente que aquel sitio era su  debilidad.

-¿A dónde nos dirigimos?- pregunté una vez que me casé de esperar, el albino sonrió y luego apunto un lugar con su mano.

Levanté la vista notando que había una mansión estilo japonés antiguo mezclado con cosas modernas de esta época, un inmenso jardín lleno de las flores que cualquiera podría imaginarse.

-Buenvenida a mi humilde hogar - dijo con diversión, lo mire incrédula, este lugar tenía de todo a excepción de humilde.

Sería sincera y debía decirlo, de todos los sitios a los que me pudo llevar, nunca creí que sería su casa. Cada vez que nos adentrabamos más al terreno era como si te prefieras en esos bosques de fantasía que sólo aparecen en los libros.

Se podía escuchar perfectamente el canto de las aves y el sonido del leve viento pasajero. Era sin duda hermoso, para ser. La primera vez que me alejaba a más de dos calles del orfanato era mucho ya para mi.

- Esta será tu habitación- dijo y abrió una puerta, allí había un habitación inmensa a comparación con la que yo usaba y compartía con Mahito.

- De acuerdo- dije mirando alrededor.

- Voy a irme por unos asuntos que tengo pendientes, serán aproximadamente dos horas las que no estaré- dijo, por lo que gire y lo mire- te llevaré a la biblioteca, y no quiero que salgas de esa habitación mientras no este- comentó. Asenti y lo seguí.

La habitación era inmensa, techo alto y los estantes con libros que rozaban este, sillones negros y una chimenea junto a un ventanal que daba vista al jardín.

- Bien debo irme, y no desobedezcas- dijo. No planeaba irme si eso mantenía a salvo al resto de los niños.

Mire a mi alrededor y note varios libros que siempre me habían interesado pero no poseía el dinero para comprarlos y leerlos. Los mire fijamente por un minuto.

- Me dijo que me quedará en la biblioteca u no saliera de aquí- murmure para mi- yo...- me acerqué a lo que sería la salida de la biblioteca, una fina línea de las baldosas de diferentes colores separaban la sala de la biblioteca.

Mire fijamente la línea, estaba segura que tal vez había un sensor o algo por el estilo, no creo que confiara tanto en mi como para dejarme en su casa y decir que no salga de la biblioteca.

Suspire, tampoco sabía si se encontraba en la casa, no sentía su presencia pero aún así no me arriesgaria.

- ¡¿Gojo?!- grite, el sonido de mi voz retumbo por las paredes. No recibí respuesta, mire a los costados y por las ventas por si llegaba a ver o percibir algún movimiento. Nada llegó- debió de haberse ido.

Suspire y retrocedi adentrándose más en la biblioteca y me senté en el suelo sin tocar nada a mi alrededor, eran cosas suyas y estaba ordenado.

Narrador Omnisiente

Mientras la chica mitad maldición y mitad humano se quedaba sentada en el suelo sin tocar nada, desde la cocina de la casa cierto albino sin su venda en los ojos miraba en dirección de esta.

Podía apreciar perfectamente a la chica sentada, la había estado observando desde que salió de la habitación dejándola sola.

Cuando está lo llamo no había acudido, su presencia estaba oculta por lo que no lo percibiria. Aún así. Quería saber con exactitud que hacia Tn al pensar que estaba sola.

No se espero que literalmente no saliera de la biblioteca, siquiera unos centímetros o para asomar su cabeza y mirar por el pasillo. Sonrió de lado.

- Bien, sigues llamando mi atención- murmuró para si, ya tenía más que claro que la chica no saldría de la biblioteca por lo que se dirigió a la salida de la mansión y salió.

No se olvidó de poner un velo para que la joven no pudiera salir de la casa si eso intentaba.

Al llegar a la preparatoria saludo a su único alumno por el momento, el azabache lo ignoro con ese semblante serio de siempre, pero eso a el mayor no le importó, tenía otros asuntos.

Abrió sin tocar las puertas que daban hacia donde el director Yaga estaba armando uno de sus muñecos.

- Satoru, ¿qué te trae por aquí?- pregunto sin apartar la vista de lo que hacia.

- Encontré a una de  las maldiciones de la lista- informó, el director no lo miro y siguió con lo suyo, Satoru suspiro y lo soltó- es una híbrida.

Yaga dejo el muñeco y levantó la vista, en ninguno de los informes aparecía eso.

- Me supongo que es poderosa- dijo levantándose, el chamán con venda en los ojos asintió.

- Más de lo que ella creería- respondió llevando sus manos a los bolsillos.

- ¿La eliminaste?- pregunto el director. Satoru no contestó por lo que el mayor entendió el silencio- sabes la naturaleza de un híbrido.

- Esta parece diferente- dijo tranquilo.

- Son monstruos Satoru, y sabes perfectamente lo que pasará cuando los peces gordos se enteren- dijo el hombre- hablaré con ellos si es a lo que viniste.

- Sólo necesito tiempo, ahora mismo la registró pero necesito tiempo para estudiarla y luego me voy a deshacer de ella- dijo el chamán.

- De acuerdo, trataré de conseguirte tiempo, pero no prometo que será mucho- contestó.

-Con eso me basta- sonrió el peli-blanco. Sin más salió y se dirigió a su hogar, no sin antes en el camino comprar algo para la cena y algún que otro dulce.

💙Aoimoku 💙- Satoru Gojo✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora