Escuchar el nombre antes de caer inconciente fue lo último que recordaba. El nombre y la frase que se formulan en mis cabeza no me dejaba dormir con tranquilidad.
"Satoru Gojo, estaba sellado"
¿Por qué razón me pedían a mi que lo liberará?¿ Yo que tenía de especial? No era más que... que un estorbo del cual se desacerian una vez liberado el hechicero.
¿Yo liberarlo? Parecía un chiste mal contado. ¿Por qué lo haría? Luego de todo el dolor que me causo, no se lo merecía u si lo liberaba es como si lo estuviera perdonando. No caería tan bajo.
No. Si quieren sacarlo de allí, que busquen a alguien más, yo no lo haría.
Tres meses atrás. Ciudad de Tokyo.
Abrí los ojos cuando los rayos del sol golpearon en mi cara. No hacia mucho más de dos horas en las que había ya amanecido.
Me levanté, hice mus necesidades y cambiada y cómoda, tenso la cama para luego salir de la habitación. Baje las escaleras para luego doblar por una pequeña puerta encontrando la cocina.
-Buenos días Leta- salude a la señora de edad avanzada quien cocinaba. Ella odiaba que la llamará por cualquier seudónimo o por su apellido, por lo que su nombre bastaba.
- Oh, pero si es mi maldición sin clasificar favorita- dijo entre risas. Negué para luego ayudarla con algunas cosas de la cocina.
- No soy una maldición- la corregí mientras tomaba los platos y los llevaba al comedor.
- Cierto, eres mitad- dijo desde la cocina a un tono que pude escuchar bien. Sonreí para luego ver como de a poco los niños del lugar iban apareciendo.
Había de todo un poco, ya sea niños humanos, con capacidades para la hechicería, mitad maldiciones y humanos, para último inclusive pequeñas maldiciones que no podían vivir solas.
- Hola Tn!- saludaban algunos.
Yo saludaba cordial a sus saludos. De a poco todos se sentaban en la mesa cuando noté que cierto pequeño faltaba.
- Leta, ¿Dónde está Mahito?- pregunté al no verlo en la mesa. La mujer apareció con una bandeja y la colocó en la mesa.
- Vino in hombre a hablar con él- me dijo, a lo que frunci el ceño- si, yo tampoco sabía quien era pero de la nada apareció Mahito como suele hacerlo y me dijo que no era peligroso y que lo dejara pasar.
-¿Donde está?- pregunté ya más alterada. La mujer me miro con algo de preocupación y negó con la cabeza.
Le había dicho pero su memoria no podía recordar muchas cosas por su enfermedad de Alzheimer. Suspire rendida.
-Necesito fijarme, ¿puedo?- pregunté. La mujer asintió y me acerqué.
Las luces comenzaron a parpadear mientras mis ojos comenzaban a hacerte más claros. Podía atravesar las paredes con estos, ver y escuchar lo que pasaba en un radio de cinco kilómetros a la redonda.
Mire a la mujer fijamente viendo su cerebro, para luego con una mano tocar su frente. Fue como retroceder al pasado, miraba como una película en reversa esperando a que ponga una pausa para volver a dejar reproducir la película con normalidad.
Pude ver perfectamente cuando abrió la puerta dejando a la vista a un hombre de cabellos negros quien vestía una Yukata oscura. Quiso echarlo pero apareció el pequeño de cabellos celestes
Mahito dijo la dirección a la que irían y luego se fue. Salí de la mente de Leta y todo volvió a la normalidad. Mire a la mujer quien estaba levemente mareada y me acerqué para que no se cayera.
- Lo lamento- dije ayudándole a sentarse en una silla.
- No te preocupes querida- dijo con tranquilidad- ya debes de saber donde se encuentra ese pequeño escurridizo- me mando.
- Si, y enserio lo lamento- me disculpe. Sin más y tome un abrigo para luego salir de la casa.
Minutos antes.
Preparatoria metropolitana de hechicería en Tokyo.
Un albino de 1,90 caminaba relajadamente entrando a la oficina donde el director y antiguo profesor suyo se encontraba esperándolo.
-¡Llegue!- dijo claramente con una sonrisa relajada medio divertida.
-Tarde- dijo el hombre mayor, pero era imposible tratar de ser racional con el chamán- pero yendo al punto, los altos mandos te mandan una misión- hablo para pasarle una carpeta.
El hechicero tomo la carpeta y le dio una ojeada rápida. En ella se registraban diferentes puntos o maldiciones, cuando de un momento a otro una extraña presencia surgió alrededor.
Su semblante se volvió más serio. La luz se cortó por unos segundos para luego volver. Miro al director y este asintió.
- Las últimas semanas hubo desapariciones, y según hechiceros que mandamos a investigar, se tratan de maldiciones de grado especial sin registrar- indicó- te lo dejan a ti.
-¿Tienen foto de alguna?- pregunto el chamán. El director señaló la carpeta y busco alguna imagen, no tardo en encontrarla.
La imagen de una joven de aproximadamente veinte años se podía apreciar perfectamente, está estaba leyendo en una biblioteca.
-¿Ella es una?- pregunto al director.
- Mitad humana y mitad maldición- dijo. El chamán se quedó medio asombrado, hacia muchos años que no se encontraban con esa clase.
La última vez que se enfrentó a uno, no todo salió como lo esperaba. Se podía decir que eran más peligrosos que una maldición de grado especial común.
- Exorxizala- mando, el chamán asintió y salió del lugar, empezaría buscando por donde la vieron por última vez.
Aún asi, mientras caminaba por la calle nunca creyó encontrarla tan rápidamente. La energía maldita que emanaba de su cuerpo era inmensa, pero, había algo diferente.
Miro fijamente como la castaña quien se encontraba ayudando a una mujer de avanzada edad a cruzar la calle con varias bolsas que se veían pesadas, bueno, para la mujer.
- Interesante- susurro para si cuando vio como se le dificultaba, ya que eran muchas bolsas para dos personas, así que no desaprovechó la oportunidad de acercarse.
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💙Aoimoku 💙- Satoru Gojo✔
FanfictionDime, dime ¿que es lo que quieres?¿por qué me miras así?¿Por qué te alejas?¿pudimos hacer algo? ¿tus ojos siempre fueron así, expresando aquello? Caminemos por el fuego, para ver si nos quemamos...nada perdemos en intentarlo, de todas formas, si es...