XI

3.1K 407 63
                                    

Y cuanto más te conozco
Más quiero contigo.

Avenida 749

-¿Por dónde empezamos?- pregunté mirando a Satoru, este pensó por un momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿Por dónde empezamos?- pregunté mirando a Satoru, este pensó por un momento. Ya habíamos ido a su casa para dejar las cosas y para que me cambiará con el uniforme de la preparatoria.

Así si alguien preguntaba, yo era su alumna. Ahora nos dispondriamos a buscar a la niña de once años.

- Primero deberíamos averiguar en todos los orfanatos o casas hogar- explicó, asenti y comenzamos el camino.

A medida que avanzabamos él me explicaba algunas cosas sencillas sobre como manipular la energía maldita a las cuales le prestaba atención.

- ¿Puedo hacer una pregunta?- pare su explicación.

- Ya la estas haciendo- se burló, lo mire con fastidio, algo dentro de mi sabía que contrataría aquello de forma infantil- bueno, no te enojes, sólo pregunta- hablo inflando sus cachetes.

- ¿Qué tiene está niña que buscamos?- pregunté, hacia un rato que esa pregunta rondaba mi mente, al igual el querer saber ¿Quien era Sukuna?

- No se si debería decirte, aún así...- lo vi suspirar y asentir- es una híbrido, hija de una humana que estaba entre los tres grandes clanes del mundo de la hechiceria y una maldición de grado especial.

- No sabía que un humano podía enamorarse de una maldición- murmure.

- No lo hizo- contestó, lo mire con duda- no importa la historia en concreto, pero lo que si puedo decirte es el que ella nació para convertirse en una de las maldiciones más poderosas y destructivas del mundo- me asombre considerablemente y desvíe la mirada.

No pregunté otra cosa por más que la curiosidad me carcomiera. Mire hacia un puesto adelante nuestro, mi mirada se cruzó con un hombre que transportaba un carrito lleno de cosas dulces, pero había una que llamaba mi atención.

- ¿Que es eso?- pregunté señalando por palitos que habían colocados en un caño, estos parecían globos como de algodón.

- Son Algodones de azúcar- respondió el hechicero, note que dirigió su mirada a mi pero no le preste atención e incline mi cabeza un poco- ¿No los conoces?

Negué, sino no hubiera preguntado. No me dejó esperar y me tomó de la muñeca para arrastrarse hasta el carrito donde pidió uno.

- Ten- dijo como un niño- Pruébalo.

Con algo de duda, tome con mis dedos un poco, era pegajoso pero aún así tenía un olor apetecible, lo lleve a mi boca y fue como magia.

El algodón se iba deshaciendo en mi boca y el gusto a azúcar era cada vez más fuerte Y rico. Sin duda era lo que más me gustaba ahora.

Dirigí mi mirada al albino quien sonreía con un brillo singular en sus ojos. Seguimos caminando mientras los dos comíamos del palito.

- Sin duda es mi dulce favorito ahora- dije cuando tire el palo vacío al cesto de basura- ahora si, ¿por qué crees que la niña está por esta zona de Tokyo?

- El mismo día que te encontré, sentí una fuerza muy poderosa que venía de esta zona- explicó, asenti.

-¿Crees que ella sepa lo que es?- pregunté ladrando mi cabeza.

- No estoy del todo seguro, aún así, sólo hay una forma de averiguarlo- al terminar de decir aquello, comenzamos a tocar y caminar por toda aquella zona.

Preguntábamos en la casas hogar donde nos contestaban y nos dejaban entrar. Todas las niñas eran diferentes, pero ninguna emanaba algo extraño.

En ovaciones me incomodaba, ya que debíamos fingir ser una pareja que deseaba adoptar a una pequeña niña de once, era de cierta parte informó cuando el albino me abrazaba por la cintura.

Suspire cuando salimos de la quinta casa hogar del día, miraba el cielo y ya era de noche.

-¿Podemos volver?- pregunté cansada- las piernas no me dan de tanto caminar- me queje bajito. Escuche su risa por lo que lo mire expectante- ¿de qué te ríes?

- Se supone que al yo ser mayor debería quejarme, no tu- se burló, entrecerre los ojos y lo analice- pero si, se está haciendo tarde- dijo sin más y emprendidos marcha hacia su casa.

Narrador Omnisiente

A lo lejos un chicos albino vestido de monje miraba todo lo que sucedía entre el hechicero y la joven.

-Deja de mirarlos por lo menos un momento- hablo ahora un azabache apareciendo detrás de él. 

- Sukuna-sama cuando fue sellado me mando a que la cuidará- informó- no pude hacerlo bien en aquel entonces, lo haré ahora para enmendar mis errores.

-Como quieras- contestó el azabache-¿cuantos días pasaron ya?- pregunto para si.

- Mañana se cumplirá una semana, aún así, las cosas no van según lo planeado, ella parece no ser una amenaza- murmuró Uraume- si esto sigue estoy seguro de que en verdad ese hechicero la dejará libre.

- No te preocupes por eso, ya tengo planeado el resto, aún quedan algunas semanas para que se cumpla un mes, sólo a tener paciencia y procurar que todo se cumpla según la profecía, ¿No?- pregunto con diversión-ya guiamos a Satoru hasta ella, sólo falta que los sentimientos fluyan y todo estará bien.

- Necesitamos que Satoru la selle para que todo salga según lo planeado, pero si están enamorados eso no sucederá- se quejó Uraume con una mueca.

- Ya te dije que tengo todo planeado, además...- miro hacia atrás viendo a varios metros a una maldición de pelo celeste largo jugando un juego de mesa con otras maldiciones- tengo un As bajo la manga.

💙Aoimoku 💙- Satoru Gojo✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora