XXXI

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- De acuerdo, la veré el día del intercambio- hablo la albina mientras tecleaba una cosas en su teléfono- nos vemos- se despidió la mujer.

Satoru sólo asintio y fueron cada quien por caminos diferentes. Ya el cielo estaba estrellado, la oscuridad y las luces artificiales eran lo único que había.

En el camino a la preparatoria exorcizo algunas maldiciones pequeñas que sólo molestaban. Suspiro y paro su andar cuando llegó a aquel sitio.

La cinta policial rodeando la zona y sólo escombros quemados de lo que alguna vez fue una hermosa casa que albergaba y cuidaba niños. Para Satoru no era de importancia de que raza eran, por más que sean maldiciones, humanos, vientre malditos o mitad de ambos... para el sólo eran niños.

Camino por unos minutos más hasta que llegó a la escuela. Ya todos debían de estar durmiendo, paso por al lado de las habitaciones de las mujeres ya que debía pasar por allí para ir a donde dormían los profesores.

Paro su andar al ver que la luz de la habitación de cierta chica estaba encendida. Miro a todos lados fijándose que nadie lo viera y se acercó. Dudo unos momentos en tocar la puerta pero al final lo hizo.

Narra Tn

Mire con curiosidad la puerta, luego me fijé en la hora, eran aproximadas las 12...¿Quien tocaba a estas horas? Suspire y me acerqué a la puerta, al abrirla no me espere verlo.

-¿Satoru?¿Qué haces aquí?- pregunté confundida. No lo había visto en todo el día salvo en la mañana que vinimos juntos.

- Yo debería de preguntarte en realidad el ¿Por qué sigues despierta a esta hora?- dijo. Suspire, me hice a un lado para que pudiera pasar y así lo hizo.

- No podía conciliar el sueño- respondi una vez que cerré. El albino ya estaba sentado en la cama mirándome.

- Que raro, luego de todo el entrenamiento que tuviste con Maki, creo que estarías cansada- asenti ante lo que dijo.

- Si, también creo lo mismo- comencé a caminar hacia el armario para tomar una granada ya que comenzaba a hacer frío, pero pare mi andar- espera...- me gire y mire al mayor- ¿Cómo sabes que entrene con Maki?- pregunté.

-Bueno...- dijo medio cantando y rascándose la nuca con nerviosismo. Que estúpida, ya sabía la respuesta- de todas formas, puedes estar tranquila que no te vigilo las veinticuatro horas del día- hablo.

-Como si eso tranquilizara- suspire, al tomar la manta me dirigí a la cama- tu...¿podrías dormir conmigo?- pregunté con cierto nerviosismo. Seguro mis mejillas estaban rojas.

- Claro, por mi no hay problema- sonrió el albino- iré por mi pijama- asenti y lo vi salir de la habitación. No tardo mucho, cerró la puerta con seguro y fue al baño a cambiarse.

Se quito la venda de los ojos y apago la luz. Luego se acostó a mi lado, atrayendome para que estemos abrazados. Mi corazón latía con fuerza al tenerlo cerca.

-¿ Cuánto más tendré que ocultarle a los chicos que Itadori está vivo?- pregunté luego de unos minutos de silencio- ya que, No creo que lo mantengas toda su vida fingiendo el que está muerto.

- Si te preocupa por los chicos, sólo espera hasta el día del intercambio- mencionó tranquilo- yo me estoy encargando, sólo deberás esconder el pequeño secreto por dos días más- explico.

- De acuerdo- murmure. Los ojos comenzaron a pasarme por lo que no creía mantener la conciencia por mucho tiempo- buenas noches.

-Descansa...

Narrador omnisciente. Día siguiente.

Para los chicos de Tokyo y Kyoto no hubo mucha diferencia. Entrenaban y planificaban planes para lo que sea que los profesores les estuvieran preparando.

Por otro lado, mientras los chicos de Tokyo descansaban luego de una tarde dura de entrenamiento por parte de Satoru, quien no sólo los había hecho correr por dos horas, ciertas personas peleaban contra una maldición de grado especial sin registrar.

Para desgracia, no pudieron derrotarla y está había escapado. Nanami miraba serio por donde la maldición se escapó. El velo se rompió y no tardaron el venir ambulancias y varios hechiceros.

-Itadori- llamo el de lentes. El albino sólo bajo la cabeza. Estaba triste, no pudo salvar al chico azabache que había conocido por esa misión.

- Para la próxima los salvare- dijo decidido, apretó los puños y con lágrimas en los ojos levantó la vista- me volveré más fuerte y salvare a todos.

Nanami miro al chico, sonrió casi imperceptible. Pero rápidamente su rostro cambio. Tomo su teléfono y no tardo en llamar a cierto albino que lo tenía hastiado.

-¡Nanamin!- grito del otro lado del teléfono con alegría.

-Tsk, ya te he dicho que no me llames así- se quejó el hombre- en fin, necesito hablar contigo algo urgente.

- Bien- y sin más la llamada cortó. Al rubio le dio un tic en el ojo por lo nada serio que podía ser el hombre. Y seguía sin creer que se mayor a él.

Después de algunas horas por reportes y arreglar asuntos por el tema de los estudiantes que salieron heridos, el rubio pudo juntarse con el mayor .

-¿Qué querías decirme?- pregunto el albino.

El rubio no tardo en contarle lo que había sucedido aquella tarde. El mayor se sorprendió, volvían a aparecer más maldiciones sin registrar.

- Pero eso no es todo- dijo mirando al más alto- la maldición que nos atacó, podía alterar su cuerpo- mencionó. Eso le llamo la atención a Satoru.

-¿Cómo?- pregunto con curiosidad.

- No estoy seguro, pero de todas formas, creo que en realidad nos enfrentamos a un niño- hablo.

-¿Puedes describirlo?- pregunto. Miro al rubio quien no sabía con exactitud de que quería descripción- su complextura física.

- Tenía cicatrices en el cuerpo, ojos con heterocromia y cabello celeste- al aquello el albino se tenso y fruncido el ceño- ¿pasa algo?

-¿Dónde está Itadori?

💙Aoimoku 💙- Satoru Gojo✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora