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"Porque somos fuego, y aún
así amamos la lluvia"

Torrancek.

El centro comercial era inmenso, tiendas por todos lados y personas caminando de un lado a otro

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El centro comercial era inmenso, tiendas por todos lados y personas caminando de un lado a otro.

- Bien- escuche al hombre detrás de mi- comencemos- lo mire y se notaba emocionado, como si le encantará ir a centros comerciales cono este.

Me llevo por varias tiendas y me dejaba en ellas mientras él compraba diferentes golosinas y las comía con emoción.

No sabía con exactitud cuanto tiempo llevábamos, nos habíamos levantado a las seis de la mañana e y media estábamos en la preparatoria de hechiceria. Ahora ya era el medio día.

Miraba distraída por la vidriera de una tienda, mientras en mis brazos llevaba aproximadamente tres bolsas, seguí caminando cuando note que faltaba la presencia del albino sobre mi.

Gire levemente mi cabeza para verlo de reojo pero pare mi caminar al no verlo, me gire en varias direcciones buscándolo, seguro parecía una madre buscando a su hijo perdido.

Comencé a caminar por donde vine cuando encontré o mejor dicho escuche el griterío de un grupo de chicas, mire en aquella dirección y me encontré al poste rodeado de chicas que le pedían su número y le coqueteaban.

Claro, debía admitir que era Un Dios Griego a la vista de todas, inclusive las mujeres que iban con pareja o ancianas volteaban la vista a él. Me crucé de brazos y me apoye en un de mis piernas y lo mire.

Este al parecer sintió mi mirada ya que dirigió su vista a mi dirección y sonrió mientras se bajaba levemente los lentes negros dejando a la vista sus ojos.

Me ruborice al ver como me sonreía divertido y me guiñaba uno de sus ojos. Le hice una seña para que viniera a donde yo estaba, negó con su cabeza e hizo señal de que si quería que viniera conmigo debía de ir a buscarlo.

Frunci el ceño, no quería ir a buscarlo, estaba rodeado de chicas y si yo me escabullia entre ellas para sacarlo y que el me siguiera, parecería la típica novia celosa. Cosa que no era, siquiera su novia.

Me acerqué sin más, no quería que pensará que era mala y que me escaparia, así que sin esperar y con su sonrisa puesta en mi me adentro entre las chicas y tome su muñeca para sacarlo de allí.

Las chicas se quejaban ante eso pero yo las fulminaba con la mirada, no estaba de humor para aguantarme sus berrinches de adolescente hormonal.

-Tampoco para que te pongas celosa- se burló albino.

- No estoy celosa- conteste simple, lo escuche soltar una risita.

- ¿Entonces?- pregunto con burla, abrí la boca para contestarle pero la cerré al tampoco saber que me sucedía. Apenas conocía a este sujeto y ya no se que siento.

- Sabes, me hubiera ido aprovechando el que estabas distraído- comenté cambiando de tema- ¿Ya me tienes tanta confianza para dejarme sola?- dije con ironía.

- Primero, nunca te quite el ojo de encima- aclaró mientras me miraba con una media sonrisa- y segundo, Si, por el momento te tengo confianza- contestó.

De cierta forma me gustaba el que nunca dejo de vigilarme, por el otro no quería admitirlo pero, no me hubiera ido sin él de aquí.

- Ten cuidado a quien le entregas tu confianza- dije- puede que se me dieran las ganas de destruir todo el centro comercial y asesinar a todos aquí...

De un momento a otro me había empujado hacia una zona desolada y me estampó contra la pared, lo mire con duda y este se quito los lentes para verme mejor.

- Se que no lo hubieras hecho y no lo harías- susurro y acaricio mi mejilla suavemente, lo mire desafiante.

-¿Cómo estás tan seguro?- pregunté. Sonrió juguetón y se acercó a mi oído.

- No eres igual a los demás, tu lo dijiste- se separó levemente y me miraba directamente a los ojos- no eres un monstruo.

Su respiración chocaba con la mia, era raro, estaba inclinado a mi altura y me sentía demasiado pequeña, más de lo que ya era al lado suyo.

Sin más se separó sin precio aviso y me sonrió, volvimos a caminar en silencio. Tuve que esperarlo en varias tiendas donde vendían dulces, me hizo probar varios casi en contra de mi voluntad.

- Por cierto, en este mes que estarás conmigo me ayudarás a buscar a alguien- dijo, lo mire con intriga mientras mordia la dona en mi mano.

- ¿Cómo es?- pregunté.

- No tengo idea, sólo se que debe de tener unos once años y es mujer- explicó, lo mire con los ojos entrecerrados.

- ¿Una niña?- el asintió a mi pregunta- ¿y porque debo ayudarte?- pregunté con el ceño fruncido.

- Sus padres están muertos, y es una híbrido en el término del mundo de la hechiceria, además de que como tu te encargadas de ayudar a los pequeños pudiste haberla visto- explicó, tenía sentido así que asenti.

-¿Cuantos años tienes?- pregunté cuando la curiosidad me superaba. Sonrió y me miro juguetón.

- Veeintiocho- contestó simple. Lo mire asombrada, pensé que tenía menos- ¿Tu?

- Diecisiete- conteste, once años de diferencia, no se por que se sintió una opresión en mi pecho al saber la diferencia de edad.

- Vaya, pensé que eras un poco más mayor- dijo con burla- aún así tu estatura no ayuda mucho.

Frunci el ceño y lo fulmine con la mirada, este se reía de mi reacción, suspire y trate de calmarme, no serviría de nada contestarle, parecía un niño.

💙Aoimoku 💙- Satoru Gojo✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora