Cap. 1 Gran Noticia

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Desde hacía dos meses había pasado "aquello" con Liam, y algo había cambiado, algo en mi, y no quería entender que era. El había sido mi primer novio, la única persona de la cual me enamoré sinceramente, y con quien dí mi primer beso.
- Leila, ¿Estás bien? – preguntó Mabel, mi madre, al notar que no salía del baño.
- Si, solo que… - pensé que mentir- algo que comí en el colegio me cayó mal – bien, no se me da eso de mentir. Mi madre volvió a seguir cocinando y salí del baño. Desde ya hacia tiempo sentía náuseas y, aun peor, no me bajaba, fantástico, solo esperaba que sea un atraso normal, lo que era bastante extraño en mi.
- ¡Baja a almorzar Leila! – gritó mi madre
- No tengo hambre – mentí. La oí subir las escaleras, toco la puerta tres veces.
- Pasa – dije mientras me acostaba en la cama y me tapaba.
- Estás segura de que te encuentras bien? Si quieres puedo llamar al médico – dijo preocupada. Lo último que hubiese querido era que Mariano, mi tío y médico de la familia de toda la vida, se enterase de esto.
- Si, si, estoy bien – mentí otra vez.
- Bien, háblame si necesitas algo – dijo sonriendo, traté de devolverle el gesto.
Apenas Mabel salió de mi habitación tomé rápidamente el celular y marqué el número de mi mejor amiga, Kate, quien casualmente, es prima de Liam.
- ¿Leila? – respondió con su chillona voz.
- Kate, ¿Puedes venir por favor? – le dije desesperada.
- Claro, pero… ¿Qué te pasa? – Se oía preocupada.
- Ven y te lo digo – dije, sonando muy dramática por cierto.
- En un rato estoy ahí – dijo, y ambas colgamos sin siquiera despedirnos.
Llegó bastante rápido, claro, a la velocidad que solía conducir su moto quien no, oí que tocaban la puerta insistentemente, era ella
- ¡Hola Mabel! ¿Está Leila? Preguntó educadamente.
- Claro, está en su habitación, pasa – respondió.
Escuché sus pasos subir rápidamente las escaleras, prácticamente corriendo, sin siquiera tropezar, lo cual, con mi torpeza, seguro me hubiera pasado.
- Bien, chica misteriosa ¿Piensas decirme que demonios te pasa? – dijo bromeando, aunque noté cierto tono de impaciencia en su voz.
- Es que… - hice una pausa, y luego suspiré – no sé como decirlo – admití.
- No creo que sea tan difícil – dijo ella
- Es que… bueno… - balbuceé – estoy, bueno, creo – remarqué la palabra- que estoy… embarazada- murmuré la última palabra.
Me miró fijamente por un momento, y luego curvó una gran sonrisa, hasta que estalló en carcajadas.
- Muy buena broma, Leila, casi te creo – dijo secándose los ojos.
- No es una broma – dije con una expresión seria en el rostro.
La cara de Kate se transformó, se volvió seria, como pocas veces solía estar.
- P… pero… ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? – tartamudeó insistiendo con las preguntas.
- Tranquilízate… fue hace dos meses – admití.
- ¿¡Por qué no me lo dijiste!? – gritó furiosa.
- Porque no estuve segura hasta hoy – fui sincera.
- ¿Quieres que compre una prueba? Ya sabes un… ¿Test? – dijo murmurando arrodillándose al lado mío.
- ¿Lo harías? – pregunté.
- Claro… pero ¿Piensas decírselo a Liam? – preguntó con un tono de preocupación en su voz.
- Si, mas adelante, tal vez.
- Es que, tiene pensado irse, por un tiempo – dijo triste - además, casi se acercan las vacaciones, ya sabes...
- Q… ¿Quiere irse? N… no sabía nada – dije sin pensar en las palabras que salían de mi boca.
- Bueno, iré a la farmacia, pero ¿Qué le digo a tu mamá? – preguntó
- Inventa algo, no lo sé, eres buena para eso… - varias veces me había salvado mintiendo por mi bien.
Fue hasta abajo y no logré escuchar lo que dijo, solo escuché el sonido de la puerta cuando salió.
Las cosas empeoraban, Liam planeaba irse, y yo ni siquiera había pensado en contárselo, cada vez me sentía peor. Miles de cosas pasaban por mi mente y no sabía que hacer, había estado, no sé si ignorándolo, pero me había alejado un poco de él desde ese día, no sé ni porque, estúpida, lo sé, si se llegase a ir me odiaría por esto.
Tocaron la puerta de mi habitación, sacándome de mis profundos pensamientos.
- Pasa Kate – Había ido y vuelto demasiado rápido, o tal vez mis pensamientos hicieron que pareciera así. Entró.
- Encontré esto – dijo mostrándome el test – es la mejor marca o algo así, ahora, ya sabes… - dijo evitando el final.
Me dirigí al baño, seguí las instrucciones del test y volví a mi habitación donde me esperaba Kate.
- ¿Ahora? – pregunté estúpidamente.
- Si tiene dos rayas… - dijo sin terminar.
No tenía el valor para verlo, sabía lo que me esperaba, junté valor y lo acerqué a mi, como acto reflejo cerré los ojos.
-¡Abre los ojos Leila! – me gritó.
- Si, lo siento – miré el test, si, dos rayas ¿Y bien?
- ¡Leila! – insistió - ¿Y? ¿Qué salió? – preguntó curiosa.
- P… positivo – tartamudeé nerviosa, sin lograr apartar la vista del test.
La sonrisa de Kate se curvó rápidamente, mientras que mis ojos se llenaban de lágrimas.
- Vamos, alégrate – trató de animarme
- Kate, por favor, ¡Tengo 16! No es motivo para estar feliz. – dije al borde del llanto
- Sabes perfectamente que eres más madura que las demás chicas de tu edad, además, amas a Liam, y el te ama – me animó, aun sin éxitos.
- Lo sé, pero… no estoy lista – admití.
- Nadie lo está, créeme – dijo palmeándome un hombro - ¿Cuándo le contaras a mi primo? – insistió.
- No lo sé – dije secándome los ojos.
- Si se lo dices no se irá – siguió intentando darme ánimos
- No me creerá – dije negativa
- Claro que si – dijo y luego miró su reloj – debo irme, háblame si me necesitas.
- Pero, prométeme que no se lo dirás a nadie, por favor - le rogué
- Claro, a nadie – levantó su meñique y yo hice lo mismo – no te preocupes – dijo sonriendo.
Nos despedimos y ella se fue. Ahora me invadían las preguntas ¿Cuándo se lo diría a Liam? ¿A Mabel y a Roger, mi padre? No imaginaba si quiera como reaccionarían al enterarse, ni quería saberlo aún.

I wanna wake up |cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora