Cap 11 Hogar, amargo y nuevo hogar

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Increíble como pasaba el tiempo tan rápidamente, ya finalizaban las clases, lo que había estado temiendo todo el tiempo, no por irme, porque francamente no me importaba, sino por alejarme de Liam y Kate, solo por pensar en eso comenzaba a llorar. Ya había hablado de todas las formas con papá, hasta habían venido los padres de Liam, a los cuales tuvo que contarles la noticia el solo, debido a que estaba alejándome de él, casi sin darme cuenta. Kate le había dicho a Liam que iba a irme, yo no hubiese tenido el valor para contárselo. 
Preparé toda mi ropa, en unas horas partía a 160Km de mi ciudad, mientras empacaba pensaba en Liam, Kate, y mis “supuestas amigas”. Ya había sido el acto de fin de curso, me dieron un diploma por “mejor promedio”, no fui a la fiesta, no tenía ánimos, Liam tampoco fue. Le dí pequeña carta a Kate para que se la diese. 

Liam: 

Perdón por no haberte dicho nada y por estar un poco… alejada estos días, pero papá me obliga a mudarme a tener el bebé en otro lado y no voy a poder verte. Me encantaría que estés conmigo ahora, despedirme como se supone, abrazarte, pero ya sabes como es mi papá. Bueno, ni siquiera querría tener que despedirme, pero es así. Espero que puedas ver al bebé cuando nazca, y que a papá se le pase un poco esto, no voy a olvidarte, y espero poder volver a verte muy pronto. 

Te amo. 


Leila 


Subimos todas las cosas al auto e intenté dormir todo el viaje, de lo contrario lloraría… o vomitaría, lo que sea primero. Mamá me dijo que nuestras cosas llegarían luego con el camión de mudanzas. 

- Ahora si, ¡Estamos en casa! – dijo eufórico papá. 

Entré sin ánimos, luego de unos minutos llegó el camión y comenzamos a ordenar las cosas, en poco tiempo acabé con mi habitación y me recosté en la cama abrazando un peluche que me había dado Liam. 

- Ve un rato afuera – dijo mamá entrando a mi habitación – cerca hay una plaza.
- Está bien, iré –dije casi refunfuñando. 

Ni siquiera presté atención a mi ropa, aunque aún se podía disimular, pero a nadie le importaría si estaba o no embarazada. Fui hasta la plaza y me senté en un banco. Una señora de unos… 30 años se acercó a mí. 

- ¿De cuántos meses estás? – pregunto sonriendo. ¿Tanto se notaba?
- Cuatro –respondí devolviéndole la sonrisa.
- ¿Estás de vacaciones? Nunca te había visto.
- Hoy me mudé aquí – dije.
- Perdón pero ¿Cuántos años tienes?
- Dieciséis.
- Eres muy joven.
- Lo sé – dije.
- Debo irme, mucha suerte con tu bebé – se despidió
- Gracias – sonreí. 

Al menos no me habían mirado de manera extraña, y me habían deseado suerte, creo que no estaba tan mal del todo. Tarareé una canción mientras acariciaba mi vientre, estaba comenzando a sentirme más orgullosa del bebé. Imaginarme un pequeño, o pequeña, parecido a Liam era algo que me sacaba una sonrisa aunque no quisiera. 
Volví a mi casa y mamá me esperaba con la cena preparada, no sabía que ya era tan tarde, me había entretenido viendo ir y venir a la gente, al parecer todo era diferente de donde yo vivía.  Subí a mi habitación e intenté dormir. Seguía preguntándome si era tan notorio mi estómago.    

I wanna wake up |cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora