Había ido con mamá a una visita a la nueva ginecóloga, apenas me sentía cómoda con la que tenía antes, ahora mucho menos, pero todo estaba bien con el bebé, y en un mes ya iba a poder saber si era niña o niña. Apenas tomé el celular para hablar con Liam, papá se acercó y, por mi bien, decidí no hacer nada. Cuando ya estábamos en casa, sonó el timbre.
- Buenas tardes - saludó una mujer a mi madre - ví que se mudaron aquí hace una semana, queríamos darles la bienvenida, vivimos aqui al lado.
- Muchas gracias, si quieren pueden pasar - ¿Pueden? ¿Quienes?
- Leila, saluda a los vecinos - dijo mi madre acercándose al sillón de la sala donde estaba sentada.
- Buenas tardes - saludé con una sonrisa a la mujer y... ¿Quién estaba detrás?
- Mi nombre es Ángela, y el es mi hijo Patricio - Se presentó. Sonreí, intentando parecer cómoda.
No me había percatado, hasta ese momento, de lo mal vestida que estaba, sobre todo por la remera ajustada, pero mis intenciones en ese lugar no eran justamente que alguien me viese "tan embarazada".
-Voy a mi habitación dije levantándome, a pesar de que apenas estaba en el cuarto mes y medio de embarazo, ya se me complicaba levantarme normalmente, sin mencionas de que me tenía hinchados los pies y me dolían.
- ¿Te ayudo? - dijo el chico educadamente. Noté que mis mejillas comenzaban a arder.
- No, gracias, estoy bien - fingí una sonrisa.
- ¿Estás embarazada? - preguntó Ángela.
- S..si - tardé en responder.
- ¿De cuántos meses? - Noté el entusiasmo en su voz.
- Cuatro.
- Felicidades - sonrió. Era la segunda vez que alguien, después de mucho tiempo se alegraba por mí.
- Muchas gracias - sonreí.
- Perdón por entrometerme.
- No importa.
Subí hasta mi habitación. Era mi primera semana allí y dos desconocidas me habían felicitado. Tal vez podía acostumbrarme a ese lugar. De repente sentí sed, asi que bajé hasta la cocina por un vaso de jugo. Me quedé mirando al chico, Patricio, inconscientemente, que parecía bastante aburrido en la conversación de nuestras madres.
Fuí a sentarme a su lado, tal vez querría compañía de alguien de su edad, tal vez no de alguien embarazada, pero podía entretenerlo. Me miró y me dedicó una media sonrisa cuando vió que me senté a su lado.
- Me llamo Leila, mi madre dijo mi nombre, pero creo que yo no me presenté ¿Verdad?.
- No, bueno soy... creo que estuchaste mi nombre cuando lo dijo mi madre.
- Patricio ¿No? - asintió con la cabeza.
- ¿Cuantos años tienes? - preguntó curioso.
- Dieciséis.
- Pensé que eras mayor - no sé porque, pero esa frase me sorprendió.
- Parezco mayor por estar embarazada - dejé de mirarlo.
- En realidad no. Apenas se nota eso.
- Supongo que debo decir... ¿Gracias?
- ¿Por decirte eso? - preguntó sonriendo.
- Si, y por hablarme aún estando así.
- No te preocupes, mi madre me tuvo a los quince - Me parecía extraño que me confiase algo así cuando apenas hacía dos minutos que nos conocíamos.
- Es bueno conocer a alguien aquí - dije sin mirarlo a la cara.
- ¿Quieres ir afuera? - preguntó.
- Claro, lo que sea contal de salir de aquí - sonreí.
- Salgamos - sonrió. Les avisamos a nuestras madres y ambas asintieron, apenas se dieron cuenta de que no estábamos. Cuando abrí la puerta entraba mi padre.
-¿Quién es el? - preguntó mirando a Patricio con poca simpatía,
- El vecino, Patricio - se dieron la mano y papá intentó sonreir. Estaba segura de que no le gustaba verme con un chico... otra vez.
- ¿Donde van?
- Vamos a quedarnos aquí, un rato - respondí.
- Tu papá me da miedo - me susurró cuando papá entró a la casa.
- Supongo que entiendes porque se comporta así.
- Mhh - pensó - creo entenderlo.
- Ya que estamos afuera, ¿No te enojas si hago una llamada? - le pregunté.
- Claro que no - sonrió.
Marqué el número de Kate, hubiese mandado un mensaje, pero prefería hablar con ella.- ¿Leila?
- ¡Kate! - grité al borde del llanto.
- ¿Como estás? ¡Te extraño! ¿Mi sobrinito? ¿Está bien? - dijo sin respirar entre cada pregunta.
- Estoy... estamos bien, y también te extraño. ¿Cómo está Liam?
- Muy mal, te extraña, tiene la carta en la mesita de luz. Llámalo, me angustia verlo así - dijo sin respirar, nuevamente.
- Lo haré, recién tengo la oportunidad de salir de casa con el celular, por eso tardé en llamar, lo siento - me disculpé.
- No te preocupes, sé como está tu papá, pero llama a Liam, por favor.
- Está bien, te quiero.
- Yo también, adiós.
Sabía perfectamente que hablar con Liam me haría mal, pero sería peor no saber nada de él.- Haré otra llamada - le avisé a Patricio.
- Tranquila, no te preocupes.
-¿Leila?Me tapé la boca aguantando el llanto.
- Liam.
- ¡Leila! Mi amor, no sabes cuanto te extraño ¿Por qué no me dijiste que te ibas?
- Sinceramente no lo sé. Prefería que Kate te lo diga. Te extrañ...amos demasiado - no me acostumbraba a la idea de que ahora éramos dos personas.
- Yo también los extraño mucho.
El celular se quedaba sin batería, maldición.- Me queda poca batería, apenas pueda vuelvo a llamarte, te amo, y te extraño demasiado - dije con la voz quebrada.
- También te amo - noté que estaba a punto de llorar - voy a llamarte, no importa lo que diga tu papá.
- Adios.
Me quedé un rato inmóvil, secándome las lágrimas y tratando de borrar la evidencia, no quería que Patricio me viese así.- Parece importante para tí - me dedicó una media sonrisa.
- Es el papá del bebé - intenté sonreir sin mirarlo a la cara.
- Lo supuse - me abrazó, notando mis ganas de llorar.
- Gracias - dije mientras él me secaba una lágrima con el dorso de la mano.
- ¿Por qué? - me miró confundido.
- Hace tiempo que no siento que tengo un amigo, además de Kate, claro - intenté sonreir.
- Me caes bien, no importa que estés embarazada, eres muy simpática - se encogió de hombros y sonrió.
Entramos a casa, justo en el momento que había terminado la charla de nuestras madres, ni siquiera se me ocurría que podían haber estado hablando si apenas se conocía, y tampoco tenía idea de donde estaba papá, de seguro en su habitación.
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I wanna wake up |cancelada|
Teen Fiction¿Qué pasaría si quedas embarazada a los 16 años? ¿Cómo afrontar una responsabilidad tan grande tan corta edad? Ésto es lo que le ocurre a Leila, su vida "casi normal" da un giro inesperado cuando, luego de dos meses de haber pasado una noche con Lia...