Cap 16 Extraña sensación

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Me senté en el porche de la casa, con uno de mis libros favoritos en las manos, aunque repente las imágenes lograban ocupar mi cerebro y no permitían leer ni una página. Estaba en el séptimo mes de mi embarazo, ya casi el octavo. Se acercaba cada vez más el “gran día” y de solo pensar en eso un escalofrío comenzaba recorrerme la columna. ¿Cómo sería? Me daba mucho miedo. 

-Hace horas estoy buscando la maldita casa – oí que decía una voz conocida. Me dí la vuelta. 
- ¡Maia! – grité eufórica - ¿Qué haces aquí? 
- Vengo a visitarte, no es lo mismo si no hay una molestia que vaya a mi casa de vez en cuando - sonrió - ¿Qué tal va eso? 
- Bien. Estoy bien – admití. 
- ¡Dios mío! ¡Mira el tamaño de tu panza! – dijo acariciándola. 
- Casi me queda un mes y medio – sonreí. 
- ¿Nerviosa? 
- Me da un poco de miedo – dije mirándo mi barriga - ¿Viniste sola? 
- Si, Samuel está trabajando… Hablando de eso ¿Por qué no estás en el colegio? – dijo mirando la hora. 
- Empezaré a ir cuando la bebé nazca. 
- Ah – se quedó pensando - ¿¡Cómo que la bebé!? ¿Es niña? – gritó. 

Asentí con la cabeza. 

-¿Papá? – preguntó mirando a la casa. 
- Está trabajando – me encogí de hombros. Cambié de tema - ¿No sabes nada de Liam? 
- Lo ví hace un par de días. 
- ¿Cómo está? 
- No lo sé. Estaba con Kate. 

Se me llenaron los ojos de lágrimas. Seguía extrañándolo. 
Vi desde la esquina que Patricio se acercaba, miré la hora en el reloj de Maia, estaba volviendo del colegio. Le dediqué una sonrisa y el saludó con la mano, luego entró a su casa. 

-¿Y ese? – dijo Maia señalándolo con la barbilla. 
- Es mi vecino. 
- ¿Te gusta? – dijo burlándose. Sentí que me ardían las mejillas - ¡Te gusta! Estás colorada como un tomate – se rió. 
- No, no me gusta. Es mi amigo. Y además el me ayuda a estar al corriente con el colegio aunque no esté yendo. 
- Está bien. 
- ¡De verdad! 
- Está bien Leila – dijo mostrándome las manos – Pero solo a esa sonrisa te la vi una sola vez. 
- Quizá me gusta un poco. 
- ¿Y entonces? 
- Amo a Liam ¿Entiendes? Estoy embarazada de él, no sé si te diste cuenta. 
- Pero… 
- Nada – dije interrumpiéndola. 
- Bueno, no diré nada más. 
- Mejor así. Cambiemos de tema. 
- ¿A qué hora vuelve papá? – Preguntó un poco nerviosa – no quiero que me vea. 
- Vuelve a la tarde. Creo que hoy trabaja todo el día. Quédate a comer. 
- No. Mejor no – dijo mirando nuevamente el reloj – Voy a estar aquí – dijo dándome un papel – es la dirección del hotel, y aquí está mi número. 
- Papá me quitó el celular. 
- ¡No me importa! Busca la forma de llamarme – rió – Espero verte pronto – se despidió. 
- Adiós – La abracé. No quería soltarla, hasta ese momento no me había dado cuenta de cuanto extrañaba a mi hermana. Y eso me hizo darme cuenta de cuanto extrañaba a Kate y sus ocurrencias. No pude evitar que se me llenasen los ojos de lágrimas. 
- No llores – dijo secándome la lágrima que corría por mi mejilla. 
- Te quiero – le dije abrazándola de nuevo. 

Se subió a un taxi y se fue, iba despidiéndose por la ventanilla con la mano. 
Entré a la casa, de seguro mamá estaba terminando de cocinar. Me senté a la mesa y, mamá puso un plato en mi lugar y luego uno en el suyo y se sentó. 

-¿Mamá? – dije interrumpiendo el incómodo silencio. 
- ¿Qué pasa? ¿Te duele algo? – dijo nerviosa, casi levantándose de la silla. 
- No, no – sonreí – quiero preguntarte… - tardé en continuar la oración - ¿Crees que papá dejaría que Liam venga cuando nazca la bebé? 
- Leila… 
- Responde, por favor. 
- No sé hija. El dijo que no iba a aceptar a Liam, no después de dejarte embarazada. 
- Mamá el no fue el único culpable. Es más ¿Puedo confesarte algo? Fui yo la que esa noche quiso… - me quedé callada. Mamá me miraba atónita. Papá abrió la puerta. Entró sonriente. 
- Ya no tengo hambre – dije llevando mi plato a la cocina – Voy a la plaza. 
- Está bien – dijo mamá. 

Me puse una campera y cerré la puerta. Pensé en ir a casa de Patricio, era mejor idea. 
Toqué la puerta con los nudillos. 

-Leila – dijo Ángela – Pasa. 
- ¿Está Patricio? – dije entrando a la casa. 
- Si, está en su cuarto, ya lo llamo, o puedes subir si quieres. 
- No, prefiero esperarlo aquí – sonreí. 
- Siéntate – dijo y apenas subió la escalera me senté en el sofá. 

Al poco tiempo bajó Ángela y Patricio pisándole los talones. 

-¡Hola! – me saludó sonriente. Lo abracé - ¿Qué haces aquí? 
- Estaba a punto de ir a la plaza, y quise pasar a saludarte. 
- Me siento halagado – Bromeó – Si quieres voy contigo. 
- Claro – dije sin dejarlo terminar de hablar. 

Caminamos hasta la plaza. La doctora me había dicho que debía caminar cuanto pueda, eso me haría bien. Aunque últimamente me cansaba bastante rápido. Nos sentamos en un banco. 

-¿Cuánto falta para el gran día? 
- Un mes y medio, casi. 
- ¡Falta muy poco!
- Ni me lo digas. Tengo mucho miedo – admití. 
- Disculpa por entrometerme, pero Liam ¿Va a venir? Quiero decir si tu papá permitirá que esté aquí cuando nazca la bebé. 
- No lo sé. Yo quiero que esté aquí, que la vea nacer. Papá no debería hacer nada al respecto, es su hija y tiene todo el derecho a verla. Es más, quisiera que aunque sea vea una eco grafía.
- ¿No le dijiste nada al respecto? 
- No, solo se lo dije a mamá, pero ella siempre va a opinar lo mismo que él – Patricio acarició mi vientre por primera vez desde que nos conocíamos. Eso me provocó escalofrío. Sacó su mano. 
-Disculpa, si eso te molestó. 
- No, no me molesta – sonreí. 

Nos quedamos allí un rato más, conversando, y bromeando, luego me acompañó hasta casa y se despidió besándome en la mejilla, aunque muy cerca de la comisura de los labios. Luego me miró, no lograba sostenerle la mirada, aunque no quisiera admitirlo, sentía algo por Patricio, aunque tal vez era solo amistad.

I wanna wake up |cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora