Me acerqué al placard para sacar la ropa, tenía turno con la doctora. Saqué unos jeans, zapatillas, una camiseta con mangas y un buzo canguro. Había estado yendo sola durante los últimos meses.
Salí de la casa, mamá no estaba, papá tampoco, no había nadie. En ese momento salía Patricio de su casa. No podía mirarlo a la cara después de lo que había pasado hace un día.
-¿Dónde vas tan temprano? – dijo colgándose la mochila en el hombro y cerrando la puerta
- Tengo turno con la doctora – dije, aún sin mirarlo a la cara.
- Suerte – sonrió- Me voy a la escuela. Te veo más tarde.
Me quedé esperando un taxi, no pasaba nadie. En el momento en que creí ver que se acercaba uno, noté un chico con la mirada perdida, cabello castaño y de estatura alta, acercándose. Era Liam. Estaba segura de eso, estaba buscando mi casa, lo noté por su mirada. Cuando quise gritarle, me dio un dolor muy fuerte en el estómago. Me puse de rodillas y me quejé en voz baja, Patricio, pasaba ceca, y se dio vuelta, se acercó corriendo a ayudarme. Tiró su mochila al suelo y se arrodilló a mi lado.
-¿Qué pasa?.
- Me duele.
- ¿Te llevo al médico? – Asentí con la cabeza.
- Ahí está Liam – dije señalando en dirección en donde lo había visto.
- ¿Es él? ¿Lo llamo? – Volví a asentir con la cabeza - ¿Vas a quedarte sola o te acompaño?
- Grítale, va a escucharte – Volví a quejarme por el dolor. Patricio gritó a Liam, y se acercó corriendo.
- Leila, mi amor ¿Qué pasa?
- Me duele mucho – dije llorando e intenté abrazarlo
- Llevémosla al médico – le dijo a Patricio – vine en auto.
Me subieron al auto, aún no dejaba de dolerme. El dolor era cada vez peor. Intentaba respirar. Inhala, exhala, como me habían enseñado, pero nada me ayudaba. Cuando llegamos me llevaron como pudieron hasta la clínica. Y me subieron a una camilla. Veía a Liam, a mi lado.
-Te amo – le dije aún llorando.
- Vas a estar bien –dijo pasándose las manos por el cabello. Nervioso – Te amo.
Me llevaron a una habitación habían dicho que eran contracciones y era normal. Pero no sabía hasta que punto podría aguantar el dolor. Liam entró.
-¿Todavía te duele? – me preguntó tomándome de la mano y arrodillándose a mi lado.
- Puedo aguantar – mentí.
Me acariciaba la cara, y me corría el cabello mojado que tenía sobre la frente. Sus ojos me ayudaban a calmarme un poco.
-Patricio está llamando a tu mamá- me dijo – no te preocupes – dijo. Y noté su mirada puesta en mi estómago, lo acariciaba – Cuanto creció, hace tanto que no te veía, no tenía idea de que estabas así – sonrió.
-¿Cómo supiste… - me interrumpió.
- Patricio me llamó y me dijo que me extrañabas. Hubiese querido venir antes, pero… no sabía la dirección-Mis llamadas solo duraban un minuto, solo intentaba tenerlo al tanto de lo que pasaba, y nunca le dije donde vivía por miedo. Se acercó lentamente y me besó, fue un beso tierno. Cuanto extrañaba eso – No voy a dejarte – dijo entrelazando sus dedos con los míos.
Mamá abrió la puerta de repente.
-¡Leila! ¡Hija! – Gritaba - ¿Liam?
- Estoy bien – mentí, aún me dolía.
- Estás sudando demasiado– dijo mientras me hacía masajes en la espalda, eso servía para ayudar a calmar el dolor, pero solo un poco - ¿Tienes sed?
- Un poco
- Te traeré agua. Liam, ven ¿Podrías hacer esto? – dijo
- Claro.
Comenzó a hacer lo mismo que hacía mamá.
- Perdón – dije con la poca voz que me salió.
- ¿Por qué?
- Por… hacerte pasar… por esto.
- ¿Por esto?
- Deberías… seguir tu vida, No deberías estar… aquí, viéndome…asi – dije apretando con fuerza la almohada para intentar olvidar el dolor.
- Cállate, no digas eso.
- ¿Se puede? – dijo Patricio abriendo la puerta. Y se arrodilló a mi lado – Esto me asusta un poco –bromeó.
- Ve a la escuela – dije con pocas fuerzas. No era justo que se quedase a verme así.
- Ya le dije a mamá. No te preocupes – sonrió.
- ¿No la ves muy pálida? – le preguntó Liam.
- Eso parece.
-¿Podrías decirle a Mabel que llame a la doctora?
- Claro – sonrió – No preocupes - me acarició el cabello.
Las lágrimas no lograban de salir de mis ojos.
-No te pongas mal, no les hace bien – decía Liam intentando tranquilizarme.El dolor era cada vez más fuerte, hasta me costaba respirar. Gritaba, y sudaba.
Entró mamá, acompañada de la doctora, que comenzó revisar el pulso.
-¿Sientes que el bebé se mueve? – preguntó.
- Hasta… hace un momento – el dolor no me dejaba hablar con normalidad.
- ¿Ya no se mueve? – Negué con la cabeza - ¿El dolor para en algún momento? – volví a negar con la cabeza y me aferré a la almohada.
De repente el dolor no me dejó ni escuchar, veía a mamá con la doctora hablando, pero no podía saber que decían. Tome de la mano a Liam que se había arrodillado a mi lado. Tenía lágrimas en los ojos.
-Te…amo – le dije.
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I wanna wake up |cancelada|
Teen Fiction¿Qué pasaría si quedas embarazada a los 16 años? ¿Cómo afrontar una responsabilidad tan grande tan corta edad? Ésto es lo que le ocurre a Leila, su vida "casi normal" da un giro inesperado cuando, luego de dos meses de haber pasado una noche con Lia...