Cap 33 Eso fué realmente incómodo

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Tocaron la puerta, mamá abrió, Maia estaba ahí con Samuel, habían pasado unos días desde que se había enterado de la noticia, mamá gritó de emoción al verla, hacía años no iba a casa a visitarnos, siempre era yo quien iba a verla. 

-¡Pasen! – dijo mamá. Ellos se sentaron en el sofá, dejé a la bebé en el coche, y me senté en el pequeño sofá al lado suyo. Papá estaba sentado a mi lado. 
-¿Y bien? – dijo nervioso. 
- Bueno, no es nada seguro aún – dijo Maia – pero… eh – vaciló y me miró – Estoy…estoy embarazada. 
- ¡Felicidades! – saltó mamá a abrazar a Maia y Samuel, papá permanecía inmóvil. Luego se levantó a abrazarlos, pero sin decir una palabra. 

Comparando con las reacciones de mis padres cuando se enteraron de mi embarazo, era evidente la diferencia. Claro, ella había hecho las cosas bien, salvo por irse de casa, pero ella estaba casada, trabajaba y vivía con su marido. 

-¿Cuánto tiempo de embarazo tienes? – preguntó mamá. 
- Nueve semanas. Fuí al médico hace unos días y me lo dijo.
- No puedo creerlo – mamá no dejaba de sonreír. 
- ¿Papá? ¿Qué pasa? – le dijo Maia notando lo callado que estaba. 
- Es que… no puedo creer… que mis dos hijas hayan crecido tan rápido – forzó una media sonrisa, y luego me rodeó con el brazo. 
- Papá… - se acercó a abrazarlo – Perdóname por haberme ido de la casa. Perdón. 
- Ya no tienes que disculparte, Maia. Eras mayor de edad en ese momento, yo no debía obligarte a quedarte aquí. 

… 

Luego de un día con tantas emociones juntas por parte de mi familia, mis padres quisieron celebrar la noticia invitando a Maia a almorzar afuera, yo había quedado con Liam, así que me disculpé con ellos por no poder ir y subí a mi habitación a cambiarme. 
Nada en mi armario lograba convencerme. Una camisa, no. Una blusa, no. Escuché la puerta. 

-Pasa- dije creyendo que era mamá, pero fue Liam quien entró. Se quedó mirándome. 

- Estoy gorda ¿Verdad? 
- ¿Qué? Claro que no. 
- Claro que sí, mira, esta remera me queda horrible – dije mirándome al espejo. 
- Eres hermosa – me abrazó por detrás. 
- Estoy gorda. 
- No lo estás. 
- Sí. 
- Leila… - me besó. 
- No vas a convencerme con eso – sonreí. 
- No esperaba hacerlo – se encogió de hombros – Lo olvidaba, cuando llegué, Mabel dijo que te avise que ya se iban. 
- Ah – Pensé en la situación. Estábamos solos, los dos, bueno, no completamente. 


Volvió a acercar lentamente su cara para besarme, primero un leve roce, luego abrí mis labios dispuesta a continuar el beso, le rodee el cuello con los brazos y enredé mis dedos en su cabello. Caminamos hacia atrás hasta sentarnos en la cama. Luego me recosté sobre la almohada mientras el me besaba y acariciaba mi mejilla. 

- Sabes que no haremos nada que no quieras –me dijo al oído. 
- ¿Quién dice que no quiero? – le sonreí con picardía y volví a besarlo. Me recosté sobre el y acarició mi espalda, su mano descendía lentamente hasta mis muslos. Le levanté la remera y luego el hizo lo mismo. En el momento en que Liam desabrochó mi sostén me aparté de un golpe de su lado, tapándome con las manos. 


- ¿Qué pasa? 
- Perdón, es que… ya sabes, lo que pasa con el cuerpo de una mujer cuando tiene un hijo. 
- Si…. – dejó inconclusa la frase. 
- Me da un poco de vergüenza que me veas así… 
- Está bien - sonrió. 
- Pero yo no dije que no quería seguir – lo miré pícaramente. 

Me besó, tan apasionadamente como había mucho tiempo no lo hacía. Me besaba el cuello y luego los hombros. Se recostó sobre mí, y acaricié su espalda. 

-Te amo – me susurró al oído. 

Se abrió la puerta de repente. Mamá. Me apresuré a taparme con la sábana, aunque aun tenía los jeans puestos. Se llevó la mano a la boca 

– Liam, por favor, sal de aquí – dijo en un tono de voz suave, Liam estaba sentado en la cama poniéndose la remera, y salió casi corriendo de mi habitación. 

Mamá se pasaba las manos por el cabello mientras yo me ponía la remera. Me sentía estúpida. 

- Hablemos – mamá se sentó a mi lado. 
- Es la primera vez que vamos a hacerlo desde… 
- ¿Iban a hacerlo con Iara ahí en la cuna? – Casi lo había olvidado, Dios mío. 
- Mamá… 
- ¿Te estás cuidando? 
- Sí. 
- No estoy en contra de que tengas relaciones, si te cuidas… 
- Esto sigue siendo incómodo, aunque sepas que no soy virgen y que me estoy cuidando. Me siento un poco estúpida ¿Sabes? 
- ¿Por esto? 
- Porque casi me ves… 
- Fue incómodo, imagino para Liam – me miró - ¿Estás segura de que quieres…? 
- Lo estaba hasta que entraste. Pero sí, Liam es el padre de mi hija, puedo entregarme a él otra vez… Disculpa, no sé si realmente quieres escuchar esto. 
- Quiero que me digas la verdad, y si estás siendo sincera, no me molesta. 
- Estoy diciendo la verdad. 
- Entonces, la próxima vez cierra la puerta –sonrió – Y júrame que te estás cuidando. 
- Ahí están las pastillas, mamá. Puedes sacar la cuenta, las estoy tomando.

- ¿Sabes? Nunca supe cuando fue tu primera vez, no espero que me la cuentes, pero... Nunca supe en que momento, o donde...

- El día del cumpleaños de Liam - solté sin pensar - Sus padres no estaban y... pasó - reí, presa de los nervios - ¿Crees que Liam se fue?

- Deberías bajar a ver... - y así lo hice. Liam aún estaba en la sala de estar.

- Creí que te habías ido - le dije.

- No iba a irme sin dar la cara - rió.

- Perdón.

- De todas formas, fué incómodo. Muy incómodo.

Mamá bajaba las escaleras, Liam apenas podía mirarla a los ojos.

- Esto es incómodo - dijo Liam con la voz temblorosa.

- No te preocupes. Sabía que eso pasaría en algún momento - suspiró mamá.

I wanna wake up |cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora