Cap 14 Definitivamente

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Oí que llamaban a la puerta, mi madre casi sale corriendo contal de que yo no hiciera ni el mínimo esfuerzo por levantarme. Era Patricio. 

- ¿Está Leila? - Lo oí preguntar.
- Está, debe ir a trabajar
- Mi madre me dijo que la acompañase, si no le molesta, claro...
- ¡Claro que no me molesta! - grité desde el sillón e intenté ir lo más rápido posible hasta donde estaban.
- Leila...
- No conozco muy bien el lugar, además fuiste tu quien me dijo que Patricio iba a acompañarme.
- Bien - dijo a regañadientes - si se entera tu padre... - la interrumpí.
- No pasará nada... además, no puedo quedar embarazada - me encogí de hombros - Vamos - le dije a Patricio. Salimos.
- ¿Ya sabes qué es? - preguntó mientras caminábamos.
- ¿Qué es qué? - pregunta estúpida. 
- Si es niña o niño - sonrió.
- Ah - me mordí el labio - niña.
- ¿Sabes que nombre ponerle? - preguntó curioso.
- Aún lo estoy pensando, quiero que sea especial...
Nos quedamos en silencio el resto del camino, que por cierto no era muy largo.
- Es aquí - dijo señalando una casa con portón negro. Toqué la puerta y abrió una mujer de unos... cuarenta años.
- Hola, soy Leila... - no me dejó terminar de hablar.
- Oh, la niñera ¿Verdad? Oí que llamaban a la puerta, mi madre casi sale corriendo contal de que yo no hiciera ni el mínimo esfuerzo por levantarme. Era Patricio.
- ¿Está Leila? - Lo oí preguntar.
- Está, pero debe ir a trabajar.
- Mi madre me contó, y quería ofrecerme a acompañarla, si no le molesta, claro...
- ¡Claro que no me molesta! - grité desde el sillón e intenté ir lo más rápido posible hasta donde estaban.
- Pero Leila...
- No conozco muy bien el lugar, podría acompañarme.
- Bien - dijo a regañadientes - si se entera tu padre... - la interrumpí.
- No pasará nada... además, no puedo quedar embarazada - me encogí de hombros - Vamos - le dije a Patricio. Salimos.
- ¿Ya sabes qué es? - preguntó mientras caminábamos.
- ¿Qué es qué? - pregunta estúpida, si las hay...
- Si es niña o niño - sonrió.
- Ah - me mordí el labio - niña.
- ¿Sabes que nombre ponerle? - preguntó curioso.
- Aún lo estoy pensando, quiero que sea especial...
Nos quedamos en silencio el resto del camino, que por cierto no era muy largo.
- Es aquí - dijo señalando una casa con portón negro. Toqué la puerta y abrió una mujer de unos... cuarenta años.
- Hola, soy Leila... - no me dejó termnar de hablar.
- Oh, la niñera ¿Verdad? Justo a tiempo, Ángela me dijo que vendrías. Soy Mariana. Pasa - sonrió - ¿Patricio?
- No se preocupe, no vengo de niñero - sonrió.
- Puedes quedarte si quieres - dentro mío una voz decía "Quédate, por favor, quédate".
- Si Leila quiere...
- Muchas gracias - apareció una niña - Erica, saluda a Leila, es tu niñera - me saludó con la mano y una sonrisa fingida - Debo irme, en la cocina está la cena, solo debes calentarla en el microondas, luego mándala a dormir - sonrió y salió apurada. 

Terminé de entrar a la casa, aún atacada por los nervios ¿Y si no era lo que creía? ¿Y si luego de ésto me arrepentía y quería dar en adopción a la bebé?. No tenía idea de que hacer, Erica estaba en su habitación. 

- Erica - la llamo Patricio y ella vino. Me quedé atascada y no podía hablar, luego la niña salió corriendo e hizo desorden toda la sala de estar. Creí que todo se iba a salir de control. No estaba lista para hacerme responsable de algo así.
- No puedo - le susurré al borde del llanto a Patricio.
- Claro que sí, solo confía en tí misma, y toma el control de la situación - sonreí. De seguro eso era lo mismo que hubiese dicho Liam.
- Erica - la llamé intentando que no me tiemble la voz, pensé algo - ¿Quieres jugar?
Asintió con la cabeza, y me dió una caja llena de jugetes, fué bastante extraño, hasta Patricio se había unido al juego.
Luego de un rato jugando, puse la comida en el microondas y le dí de cenar, un rato después se fué a acostar. Luego de unos minutos llegó Mariana.
- ¿Silencio aquí? Es casi imposible.
- Me costó al principio, pero luego me acostumbré - admití.
- Vas a ser una buena madre - sonrió y me dió el dinero.
- Muchas gracias.
- ¿Crees que podrás venir mañana a la misma hora?
- Claro.
- Entonces te espero, de verdad muchas gracias, nunca la casa estuvo tan silenciosa... y sin todos los juguetes tirados por todas partes. Gracias a ti también Patricio.
- No me agradezca, fué Leila quien hizo el milagro - me miró - vamos. 

Volvimos hasta la casa, ahora si estaba segura de que la desición que había tomado era la correcta. Y definitivamente, iba a quedarme con la bebé. 

- Gracias por acompañarme - me despedí de Patricio y entré a la casa.
- ¿Qué tal? - dijo mamá curiosa apenas entré.
- Bien, debo volver mañana.
- No me gusta ese chico - dijo papá apareciendo desde la cocina. Claro, no le gustaría nunca ningún chico que se me acerque en toda la vida.
- Es la única persona que conozco aquí - me encogí de hombros.
- Cálmate Roger - le dijo a papá, luego fijó su vista en mí - Leila, recuerda que debes ir al médico mañana por la mañana.
- Claro, si no te molesta iré sola.
- Bien - fingió una sonrisa.


Sabía que eso no le agradaría a ninguno, y de seguro miles de cosas atravesaron sus mentes en esos momentos. Pero ya era hora de manejarme por mi cuenta.

I wanna wake up |cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora