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—Mufliato—

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—Mufliato—

—Mufliato—

—Mufliato—

—Mufliato—

Me senté en mi cama por fin, estaba totalmente agotada.

Hoy sería el día en que mi padre tomaría la vida de Ginny Wesley, si él fallaba las consecuencias físicas las llevaríamos mis hermanos y yo, y eso no es nada bonito. No queremos que vuelva a ocurrir lo del año pasado, estar postrados en la enfermería por dos días no era nuestro ideal. Así que optamos por encerrarnos en nuestros cuartos.

Sé que el dolor que se avecinaba sería horripilante si es que no lo logra, quisiera decir que estaría preparada, pero no sería así. Ningún crucio se aproximaba al dolor que sentí aquella noche.

Solo quería que si fuese a pasar, pasé rápido, creo que la angustia de saber me ponía más ansiosa. Y eso no era bueno.

¿Y si no lo lograba? O aún peor ¿Y si lo lograba?

No me malinterpreten es mi padre, y por ello sé lo que se le avecina al mundo mágico si es que lo logra. Felizmente no me he encariñado con personas que no debo... excepto él.

Salazar, y si Harry muere en sus manos.

Muy Tarde me percate de que mi respiración comenzó a ser totalmente irregular y cargante, sentí una pesadez horrible en mi pecho que no me permitía respirar con facilidad. Mis manos empezaron a sudar repentinamente, pero de alguna forma un frío empezó a subir por mi espalda a la vez.

Estaba temblando, tenia una sensación de ahogamiento muy tediosa así que traté de respirar abriendo la boca, y aunque pensaba que llegaba a funcionar, mi pesadez aumento. No quería temblar -pero fue en vano desearlo-, me empecé a rascar los brazos por instinto propio, una comezón horrible me empezó a dar, la cabeza me daba vueltas.

Tranquila.

Recuerda.

Cualquier cosa.

Vamos tú puedes.

Me sentía cada vez más abrumada.

Mi garganta estaba seca, y en eso empezó. Ardor. Empecé a sentir como mis músculos quemaban de una forma muy extraña, cada parte de mi me dolía. Mi cuerpo tenia la impresión de estar rodeada por brea caliente que presionaba mis huesos como si fuera arena tragándome paulatinamente. 

Empecé a gritar, y me escuchaba muy lejana, mi garganta me dolía, empecé a quitarme la blusa de mi pijama, sentía que me ahogaba, mi pecho... sentía que en cualquier momento explotaría, el dolor era espantoso, y empeoró cuando mis huesos empezaron que sentirse como cubiertos con melasa. Seguía gritando, mi garganta estaba seca y solo pude ver como sangre salía de mi boca.

Mis ojos me empezaron a quemar, la vez pasada no era nada comparado a lo de ahora, seguía gritando y más sangre salía de mi boca, vi mis manos y tenían sangre en ellas, mis brazos estaban totalmente rojos, y varias de mis heridas abiertas.

M O R G A N A - [D.M.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora