M O R G A N A - [D.M.]

• 56 •

—¿Cómo es tu otra realidad?— Cuestionó Marcus desde la cama de Tom.

Hoy sería la primera noche en Hogwarts, habíamos optado por saltarnos la cena, almenos esta vez, no me sentía con mucho ánimo de ser observada. Y obviamente Marcus no iba a pasar la oportunidad de acribillarme con preguntas —¿A qué te refieres?—

—Ya sabes, tus padres, tu familia ¿También tienes hermanos? No, mejor no respondas lo último, ya estoy celoso— Balbuceo haciendo raros ademanes.

Tom sólo negaba levemente mientras yo no pude evitar soltar una pequeña risa —No tengo hermanos, soy hija única, mi madre murió cuando era niña, pero ella no me crío; y mi vivo con mi padre, tengo 17 años— Respondí sonriente —¿Saben? Mi padre no es muy diferente a voldemort— Comenté subiendo mis piernas al mueble.

—¿Calvo?— Me pregunto Marcus.

Ni siquiera pude responder a eso, me estaba atragantado con mi propia saliva por la imagen mental de mi padre sin cabello —No, en eso no...—

—¿ Y tus amigos? ¿Tienes novio?—

—Marcus déjala respirar, por Salazar— Recriminó Tom.

—No, no... es divertido hablar de eso con ustedes... Y pues, no tengo amigos, fui criada en casa, por consiguiente tampoco tengo novio— Apenas dije lo último, el rostro de Marcus parece que se uniera iluminado, este chico sí que es todo un tema.

Por un segundo pareciera que Marcus iba a seguir hablando, pero no dijo nada ya que Tom se había parado para después acercarse a darme un abrazo, no tarde en corresponderle, me sentía muy cálida —¿Puedes quedarte acá? Digo, a no regresar allá— Soltó de repente apenas se separó de mí.

—¿Q-qué?—

[...]

Mis ojos se sentían algo pesados, la oscuridad en mi habitación no era mucha a pesar de no tener foco de luz alguna. Volví a escuchar los golpes en mi puerta, aquello me había despertado.

Me pare un poco tambaleante a ver quién era, y cuando abrí la puerta, lo vi parado ahí, tenía tenía vista perdida, sus cabellos totalmente desordenados, gotas de sudor caían por su rostro. Ni siquiera tuve que preguntar, había tenido un ataque de pánico.  Lo tomé de su muñeca y lo adentre en mi cuarto. Hice que se sentará en mi cama, mientras le alcanzaba un vaso con agua.

—Y-yo lo siento, n-no tenía a n-nadie más— Intentaba hablar.

—Ey, ey, no te disculpes, aquí estoy para ti, nisiquiera intentes excusarte— Hablé pasando mi mano por su nuca para acercalo, mientras el me abrazaba por ni abdomen —Estás aquí, ya todo está bien— Agregué dejando un beso en su cabellera rubia.

Y fue ahí cuando lo vi llorando, estaba roto, se sentía solo, y quería hacer cualquier cosa para que no fuera así. Quería cambiar todo.

A un paso muy torpe, lo guíe a mi cama cerrando la puerta detrás de nosotros, no dejaría que se fuera a su habitación solo, así que deje que pasara la noche aquí, almenos por hoy. Y no tardo mucho en dormirse, estaba agotado, psicológicamente y tenía mucho peso.

Por un momento, me quedé mirando su rostro, sus mejillas húmedas, sus labios agrietados, sus párpados pálidos. Tenía la necesidad de abrazarlo y decirle que todo mejorará, paulatinamente.

A la mañana siguiente, al despertar, estaba sola en mi cuarto, tal vez fue solo un sueño, mi subconsciente me jugó una muy mala pasada, y después de todo, resultaba que yo necesitaba a Draco más de lo que él me necesitaba a mi, y muy probablemente él nisiquiera necesite a una simple Morgana en su vida.