M O R G A N A - [D.M.]

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Los gritos eran desgarradores, la total oscuridad se abrumada por los secos ecos de estos, el piso se pintaba poco a poco de carmín, gota por gota.

—Mátame, por favor, te lo suplico. Acaba ya con esto y da fin a mi vida... ¡Mátame! Por favor...— Suplicaba aquella masa deforme de carne humana que alguna vez fue un estúpido mortifago.

Solté una risa mientras que con un giro a mi varita provocaba que las púas por las cuales colgaba de los brazos se incrustaran más en estos —¿Y perder mi diversión? Yo no gano nada si te mato— Respondí sin salir de la oscuridad del rincón más profundo del calabozo hechizado que se encontraba bajo la mansión de mi familia.

—Por favor, te lo ruego... ten piedad de mí— Rogaba entre gemidos de dolor.

Arrugue la nariz apenas escuche esas palabras de su boca —¿Piedad? No te la mereces. Tenías un solo trabajo, uno solo. Y no siquiera pudiste cumplirlo de la forma adecuada, eres un inepto— Solté con enojo —Fuiste un inepto al ignorar las advertencias que se te dieron— Añadí con asco.

—Señorita Morgana, el amo Regulus desea verla— Habló Kreacher apareciendo a mitad del calabozo, interrumpiendo por completo aquella situación. Habló con pena, era evidente la preocupación del elfo por su amo, lo mire por unos segundos más para después solo asentir antes de que volviera a desaparecer.

Sin pensarlo dos veces fui camino a la habitación de Regulus dejando atrás los gritos que rápidamente desaparecieron apenas salí. Guarde mi varita cuando me encontraba camino a cruzar el comedor en dónde estaban mis hermanos junto a Draco. —Hey— Salude sonriendo de lado mientras caminaba cautelosamente atravesando la habitación.

Choque rapidamente mirada con mi hermano, quien capturo una sonrisa jocosa en su rostro —Regresaste muy rápido, supongo que ya te estas aburriendo de las caminatas— Soltó irónicamente Marcus mientras se llevaba un poco de comida a su boca. 

—¿Te está sentando mal el aire fresco?— Cuestiono con notoria preocupación Malfoy  en el tono de su voz. No pude evitar sentirme un poco incomoda por ocultarle la verdad, solo mis hermanos y algunos sirvientes sabían lo que realmente salía a hacer durante los atardeceres últimamente. 

Siendo totalmente sincera conmigo misma, no me agradaba la idea de que él supiera lo que hacia, sentia que de cierto modo... aquello, dejaba en evidencia quién era realmente, y que mi apellido no solo era un nombre más, sino que era parte de mi. Una Riddle por completo, una Riddle por naturaleza.

Al ser sincera conmigo misma, me daba cuenta que no queria serlo con Malfoy. —No es eso, no te preocupes... no es nada— Respondí tratando de alejar la atención. Draco habia abierto la boca para responder, pero fui más rápida en interrumpirle —¿Pero tú cómo estás?— Cuestioné deteniendome por un momento para estudiar su semblante.

El rubio habia bajado su cabeza, desviado su mirada. Sabia que los ultimos días habia tratado de mostrarse inquebrantable, desde la llegada de Regulus a la mansión se había vuelto un poco más hermetico —Señorita Morgana, el amo Regulus...— Volvió a aparecer Kreacher.

Mi vista no se despegó del rostro de Malfoy, por lo cuál noté una clara mueca de desagrado ante las palabras del elfo —Enseguida voy, Malfoy... nos vemos más tarde en biblioteca, si deseas— Añadí antes de salir de la habitación.

—¡Yo estoy genial hermana, gracias por preguntar!— Gritó Marcus lo suficientemente fuerte cómo para esuchcarlo apenas deje atrás el salón principal.

El cuarto de Regulus estaba en el primer piso de la mansión, pero lo suficientemente alejado para darle silencio y tranquilidad. Lo habían traido acá solo un par de días posteriores al ataque. El mortifago del sotano lo habia lastimado tras una pelea, y le habia causado algunas heridas.