M O R G A N A - [D.M.]

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La destrucción que dejó mi padre tras no poder alcanzar a Pottah fue considerable, su enojo iba aumentando exponencialmente a medida que los días iban avanzando y pese a que a nosotros nos hablaba muy fríamente, en realidad estaba siendo amable, ya que, su enojo le causaba repentinos ataques de ira contra las personas.

—El actual ministro estará ahí, ya sabes qué hacer mi niña— Musitó mi padre cerca de mi oreja mientras estaba parada a la fogata juntó a Nagini —Necesito que tú seas quien acabe con él, lo quiero muerto—.

Mi vista caía en las llamas verdes que se alzaban frente a mí, de algún modo era una extraña sensación la que me gobernaba. Quería enorgullecer a mi padre, si tan solo fuera un padre común a quien con un diploma y un premio se podría hacer feliz, pero no... Quería las cabezas de magos en bandejas de plata  y sangre de mestizos adornando las paredes y pisos —Dalo por hecho— Respondí al momento en que Nagini acercaba su cabeza a mi mano para que pudiera acariciarla.

Mis hermanos aún no llegaban, quería verlos acá, antes de partir —Morgana, otra cosa— Llamó mientras caminaba en dirección contraria a la puerta —No quiero que la misión fracase por alguna intervención de esos niños— Señaló directamente.

—No pasará, no te preocupes, todo saldrá perfecto— Recalqué con seguridad.

Unos leves toques de la puerta avisaron la entrada de mis hermanos a la habitación segundos antes de que aparecieran a través de esta —Zabini y Nott tienen al grupo listo— Habló Tom mientras que Marcus se arreglaba despreocupadamente las mangas de su camisa.

—Enserio me resulta sumamente estúpido que hayan elegido hacer una boda en medio de esto

—Es muy iluso— Comentaba Daphne con tristeza.

—Es idiota— Recriminaba Malfoy con molestia.

—No entendemos sus razones, no tenemos que hacerlo, solo tenemos que hacer lo que nos corresponda— Hablé a la vez que avanzaba en la habitación —Es hora de irnos— Anuncie a Zabini y a Nott —Tenemos una cita mis amigos— Añadí para después salir de ahí.

Últimamente no me había sentido bien, animicamente no tenía ni idea de lo que me sucedía, se supone que todo estaba saliendo como corresponde, incluso mejor, pero aún asi, no lograba entender el porqué me sentía tan desganada, triste, sola.

Al estar en el pasillo silencioso, esperando a mis amigos, me recosté en la pared de mi izquierda, tal vez solo sean las malas noches pasándome factura.

—Ahí estás—

[...]

Por su bien, espero que esto valga la pena— Exclame antes de regresar al lado de Tom con un poco de recelo a quien en este momento es el actual Ministro de Magia, este solo se limitaba a asentir sin musitar palabra alguna para después ingresar a territorio Wesley.

—Son muy... rústicos— Señaló Tom tomándose el tiempo el analizar la fachada de la madriguera.

—Interesante palabra para describir la miseria— Añadí mientras Zabini y Marcus comentaban distraidamente sobre quién sabe que —Bueno, aún hay tiempo para que empiece todo esto, iré a explorar un poco los alrededores— Señalé mientras me disponía a seguir caminando.

—¿Quieres compañía?— pregunto mi hermano mayor interesado en no dejarme sola.

—No es necesario, no tardaré, además no podemos dejar a ese trío sin supervición— Entendí por su mueca que no le agradaba la idea de dejar a Marcus, Theodore y Blaise solos —No tardo, tranquilo—.

Di unos pasos para poder convertir mi cuerpo físico en niebla negra y espesa tratando de volar bajo para no llamar más atención estuve buscando a mis blancos por un buen tiempo.

—¿Saben cuan complicado es poder verles en estos tiempos?— Cuestione a mi dúo pelirrojo favorito. Ambos cuando vieron de quién se trataba sonrieron y vinieron a abrazarme a mi encuentro —¿Así se siente el aprecio Wesley?—

—Estás demente por venir acá— Exclamó George preocupado.

—¿Cuando nos tocará ir a visitarte con Lord tu padre?— Cuestiono Fred jocosamente.

—Siempre son bienvenidos— Respondí en el mismo tono —Necesito que se cuiden mucho hoy, vendremos después de la ceremonia, lamentablemente esto no es una visita social chicos, les vine a advertir—. Hablé ignorando la oreja sangrante de George. Ambos cambiaron su semblante a uno triste, pero no sorprendidos. Supongo que ya se lo esperaban —Les prometo que cuando acabe esto estaremos tomando una cerveza de mantequilla juntos mientras me cuentan de nuevas ideas para bromas— Añadí antes de darles un abrazo a ambos.

—Es una solemne cita— Respondió Fred.

Sin más decidí que ya era hora de irme, ya no podría dejar solo por más tiempo a Tom, sino vendría por mi.

Les di una última mirada a George y a Fred, realmente no sabría cuando volvería a verles, pero haría todo lo posible para que no se pierdan.

—Tú y Marcus significan todo para mi, lo sabes ¿No?— Le dije a Tom tras un largo silencio. Él me miró con mucha paz, me sorprendió cómo podía conseguirla pese a todo lo que estábamos enfrentando —No me imagino una vida sin ustedes, ahora que la tengo—

—Yo tampoco pequeña, después de todo, pese a todo, no los amo porque simplemente son mis hermanos y por obligación tengo un lazo con ustedes, elegí amarlos desde hace mucho, y elijo amarlos cada día de mi vida, sé que nunca estaré solo porque están conmigo, a sus raras maneras, pero lo sé— Añadió dándome un abrazo con el cual me cubría enteramente.

Tener hermanos no es sencillo, desarrollas paciencia y empatia, amor por una persona que te guía a su manera o alguien que te toca cuidar con tu vida. Comparten frases, comparten miedos, comparten experiencias y pequeños crímenes.

—Es que están muy sentimentales o Morgana anda en sus días— Escuche comentar a Marcus desde unos pocos metros.

—Nos dimos cuenta que compartimos genes contigo, y eso es lamentable— Respondí poniéndome de pie —Es hora— Añadí mientras escuchaba la música de fiesta lejana.

Solté un suspiro antes de darme cuenta que detrás mío los demás mortíferos estaba atentos a las órdenes. Y sin más, emprendimos vuelo.