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Benditas sean las vacaciones de mitad de curso, realmente las necesitaba; y aún más sabiendo que -almenos al principio- serán un respiro de todo el mundo.

—Bienvenidos a mi humilde hogar— Presentó totalmente orgulloso Zabini con los brazos extendidos mientras otros diez adolescentes entrábamos con una que otra maleta a su nada humilde mansión.

Era excepcionalmente sobria; claro, teniendo en cuenta la época, pero realmente hermosa. Su madre tiene un gusto sumamente exquisito.

—Creo que Zabini quiere intentar opacarnos— Soltó Marcus al lado de Draco de forma jocosa.

—¿Intentar?— Cuestionó Blaize en forma de burla provocando que soltara una sonrisa —Bien, chicos lado izquierdo, chicas lado derecho... No me recriminen son las normas de la señora de la casa. Dejad sus maletas ahí, los elfos se encargarán de llevarlas a sus habitaciones— Finalizó señalando pequeña habitación al lado de la entrada.

Me iba a disponer a seguir avanzando, so Regulus no se hubiera adelantado —Déjame ayudarte con eso— Dijo mientras juntaba mis bolsos a los suyos.

—Gracias— Respondí sonriente por su gesto.

—Oye ¿Y, yo? Soy tu hermana—

—Cassie, yo llevo tus maletas desde que salimos del Castillo— Recriminó Marcus llamando la atención de todos los presentes pero a pesar de eso, centrarse solo en mi rubia.

—Las llevaste porque me dijiste que estaba desesperandote por llevarlas cómo una anciana con artitritis— Respondió ella entrecerrando sus ojos.

—Y eso no cambia.

Mi rubia amiga estaba furiosa, parecía que lo quería ahorcar, así que por el bien de mi familia, traté de desviar el tema —¿Y tú mamá Blaize?—.

—Llega para la cena, almorzaremos en el jardín dentro de hora y media—Indicó quitándose el saco y restando importancia al dúo que estaba en plena discusión —Bueno, los dejo disfrutar, estaré en la piscina— Y desapareció.

Ahora mismo estaba muy cansada, solo quería dormir un rato antes de salir al aire libre, así que sin más subí escaleras arriba guiada por un elfo hacia mi habitación.

[...]

Estaba despertandome algo cansada, probablemente haya dormido muy poco, pero ni ese breve descanso pudo hacer que me sintiera mejor, sino todo lo contrario. Me dolían partes de mi cuerpo que no sabía que podían dolerme.

—¿Mala siesta?— Cuestionó Cassie sentada a mi lado en la cama. ¿En qué momento entró?

Le reste rápidamente importancia al hecho de que no haya notado su presencia en mi habitación, ella podía ser una ninfa cuando quiere —Me duele todo el cuerpo— Respondí poniéndome boca arriba.

—Una buen baño puede ayudarte, anda mientras elegimos algo para que te cambies— Dijo poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta de la habitación.

Tenía una sonrisa algo sospechosa, no era mucho tiempo el cual llevaba conociéndola, pero prácticamente la podía leer cómo a un libro totalmente abierto —¿Elegimos?— Pregunté con algo de flojera.

Francamente la idea de pararme a tomar una duchar no era una que me atraiga demasiado ahora mismo. Pero fue entonces cuando abrió la puerta dejando entrar a una pelinegra algo dudosa a la habitación —Sí, así qué entra, ya vamos atrasadas a la cena, pasaste dormida toda la tarde— Habló al mismo tiempo en que Pansy cerraba la puerta de mi habitación mientras Cassie me llevaba a rastras a la tina.

Al estar sola decidí que sería totalmente vano tratar de llevarle la contraria a Cassie. Era muy obstinada a veces -igual que Marcus-.

Me desvesti y me metí a la tina, apenas el agua fría hizo contacto con mi piel mi nuca no tardó nada en erizarse debido al cambio de la temperatura. El agua estaba helada. Pero tal vez lo necesitaba, creo. Pese a eso, no tarde mucho, considerando de que el ambiente no era el adecuado, me encargue de no pasar suficiente tiempo cómo para agarrar un resfriado. No había escucho mucho ruido en la habitación, solo las voces de Cassie y Pansy susurrando y sus pasos por todo lugar.

M O R G A N A - [D.M.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora