• 28 •

1.7K 126 10
                                    

Seguía teniendo frío. Nunca le iba a perdonar esto a Dumboldore, podría perdonarle los intentos de asesinato a mi padre, pero mandarme al fondo del lago negro, jamás.

—¿Ya no sientes frío?— Preguntaba Draco sentadandose a mi lado.

—Ni un poco— Respondí.

Puso su semblante serio, no me había creído y odiaba que le mienta, así que solo se terminó de acostar junto a mí.

Me había secado, por completo, pero me había puesto mí pijama y mi cabello aún estaba mojado.

No quería que este molesto así que le di un beso el cual me siguió sin poner mínima resistencia. Él mordió mi labio inferior provocando que suelte un gemido, sonreí internamente por eso. El beso se había tornado todo lo contrario a inocente.

Al separarnos no dude en sentarme sobre sus faldas, pude sentir un bulto notorio entre sus piernas, y me gustaba, así que moví mis caderas provocando que ahora Draco gimiera.

Pase mis brazos por atrás de su cuello atrayendolo más a mí, y el había pasado sus manos por mi cintura hasta llegar a mis glúteos.

Con una de sus manos empezó a buscar del borde de mi blusa y al encontrarlo rápidamente metió su mano debajo de esta buscando mis senos, al encontrarlos empezó a masajearlos y no pude evitar soltar gemidos.

Me separé de él y pasé las tiras de mi blusa por los costados dejándome completamente desnuda de la cintura para arriba. Él al verlos no dudo en saltar sobre ellos. Mientras ocupaba a uno, el otro lo masajea y peñizcaba provocandome mayor placer. Cuando acabo con uno pasaba al otro sin dudar.

Le empecé a quitar la camisa que llevaba y nunca me cansaría de ver su torso.

Con un rápido movimiento, hizo que quedara abajo de él, sin dejar de besarme con una mano me cogio ambas muñecas y las puso arriba de mi cabeza, mientras que  la otra ni siquiera pidió permiso para entrar entre mis bragas.

Empezó a besarme el cuello antes de que sus dedos conectarán con mi feminidad. Joder, se sentía muy bien.

—Draco, por favor— Pedí, me estaba torturando, solo quería sentirlo en mí, ya.

—¿Te he dado permiso para que hables?— Cuestiono rudamente metiendo de repente uno de sus dedos, eso provocó que soltara un gemido que fue rápidamente apagado por los labios de Draco sobre los míos.

Mufliato.

Otro dedo más... Joder.

No podía soportarlo más, lo necesitaba dentro de mi, estaba segura de eso.

Cuando soltó mis muñecas para apretar mi cuello ligeramente por los lados no evité tocar su entrepierna, lo cual provocó que sol soltara un gruñido, joder eso me exito aún más.

Los movimientos de sus dedos aumentaron cada vez, sentí unas contracciones leves, estaba por llegar a un orgasmo.

—¡Ahg!— Grité cuando había llegado y mis piernas empezaron a temblar.

Mi respiración era sumamente irregular, pero quería más.

Él me hizo abrir la boca para poner sus dedos ahí, quería que probara mis jugos, me siguió besando para luego pasar a mi cuello y empezó a succionar, sabía que eso dejaría marca. Luego pasó de nuevo a mis senos haciendo que se pongan duros mucho más rápido que la primera vez. Se alejó de mi y empezó a mirar cada parte de mi cuerpo, por instinto mi mano fue a tapar la cicatriz de mi abdomen, el frunció el ceño y la quitó.

—Eres jodidamente perfecta— Musito besando el lugar exacto de mi cicatriz, para despues bajarse de la cama y bajar mi short junto a mis bragas. Me recoste sobre mis hombros para levantar la vista y vi cómo se deshacía de sus pantalones, había quedado en boxers. Joder sí que dolería.

M O R G A N A - [D.M.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora