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El tiempo nos hace cambiar con tanta rapidez, que no somos capaces de darnos cuenta de que algo ha cambiado en nuestras vidas o que es diferente. A veces nos parece un poco cómico que dejemos de hacer algo de un día para otro, pero que nos vengamos a percatar de ello mucho, pero mucho tiempo después, cuando el cambio ya está hecho y más que acostumbrado, tanto que al final no nos importa para nada.
El tiempo cambia a las personas, ya sea para bien o para mal, las cambia de una manera tan impresionante que nos deja más de alguna marca importante para nuestras vidas. Nadie está exento de sufrir un cambio, prácticamente es imposible huir de ellos, tanto que al querer esquivarlos, terminamos sintiendo un sin fin de emociones a la vez, que generalmente se mezclan entre el miedo a lo desconocido y la curiosidad por saber qué nos depara el destino.
Pero al final los cambios pueden ser tan hermosos, si se aprecian del lado bueno y no del lado malo, al que estamos tan acostumbrados de ver del resto de las cosas, siendo más que interesantes y excitantes en ciertos puntos. Más si esos cambios son más que deseados por alguien que en verdad los quiere dentro de su vida, para así iniciar desde cero o empezar con lo que ya posee...
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Tres años pueden pasar volando, y eso Manuel lo sabía perfectamente, aunque a decir verdad el tiempo no le importó mucho, debido a que terminó por concentrarse en lo que en verdad importaba y eso era, ser él mismo, y no lo que los demás esperaban. Un cambio significativo de ello, fue que dejó de tomarse tan enserio el colegio, prácticamente ya no se estresaba por ser el mejor de todos, siendo uno más del resto.
Obviamente sin descuidar el rendimiento que poseía, del cual no dejaba de sentirse orgulloso, pero dejó de lado el dichoso "molde" en el que tenía estar, para ser el mejor de todos. Para que sus padres se sintieran orgullosos de él, aunque ellos ya lo estaban, a pesar de que no llegara las expectativas que él mismo se había impuesto.
Prácticamente eso fue el inicio para que su comportamiento cambiará mucho, disfrutando de los pequeños placeres que la vida le otorgaba y que alguien de su edad tenía que disfrutar sin limitaciones, dejando de lado cualquier tipo de preocupación, para centrarse en aquello que en verdad le traía paz a su vida.
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La vida de Manuel cambió demasiado desde la partida de Mateo, quien en cierta manera le había enseñado que no se tenía que ser perfecto, para que alguien lo quisiera por quien era en realidad. Teniendo que apreciar todo el amor que se le era dado, retribuyendolo de la misma manera o un poco más, ese tipo de gestos que tenían con él.
Aunque a decir verdad en la vida del castaño aún faltaba algo, y hasta el momento no había sido capaz de descubrir que era. Porque tenía una maravillosa familia, quien no le dió la espalda a pesar de todas las metidas de pata que había cometido en su momento, un excelente mejor amigo que aún lo seguía soportando, inclusive en esos momentos en los que se ponía un poco insoportable, que ni él mismo se aguantaba.
Estabilidad emocional y física, pero lo que le faltaba no era nada de eso, ¿cómo lo sabía? Algo dentro de él se lo decía, como un ligero susurro de una voz misteriosa que no paraba de decirle que aún le faltaba una pequeña pieza, para que toda su vida estuviera completa.
Pero siempre intento restarle importancia a esa sensación que lo atacaba por instantes, aunque a decir verdad, esa sensación no iba a desaparecer hasta que diera con la pieza faltante de todo su rompecabezas.
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|| T•D•A•H : Trueplik : FINALIZADO : ✅ ||
Fanfiction🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃 -¡MATEO! ¡¿PODÉS ESTARTE QUIETO!? 🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃 ● Manuel Vainstein es el típico pibe aplicado en los estudios. Con un carácter demasiado pesado, caracterizándose por ser frío y poco...