☆ 05 ☆

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A la mañana siguiente..

...

Manuel se encontraba en el colegio sentado en una banca lejos de los demás pensando en lo desastrosa” y poco “productiva” que fue su primer encuentro de trabajo con Mateo.

Vainstein sentia inquieto y  le preocupaba el hecho de no poder relacionarse con Palacios.

Ninguno de los dos tenia absolutamente nada en común.
Mateo era vivaz y activo mientras que Manuel era tranquilo y serío.
 Como dos gotas de agua y aceite. Simplemente polos opuestos.

Y esto lo pudo comprobar muy bien  el día de ayer.
Mateo trato de entablar una platica en un principio con lo primero que se cruzara por su cabeza o le llamara la atención,   pero Manuel parecia no importarle limitándose a contestar con monosílabos. Caso similar sucedia cuando Manuel le preguntaba algo al  morocho y este solo respondía con un simple "Aja" haciendo que la paciencia del mayor se fuera por el caño.

Esta situación comenzaba a exasperar al mayor (y eso que solo era el inicio).

Y como cereza del pastel Valentín había  dejado de hablarle desde esa mañana que le proporcionó aquella semejante piña en el rostro. Vainstein sabia que la había cagado monumentalmente (aunque no era la primera vez que sucedía algo como esto ambos siempre peleaban pero siempre  terminaban por reconciliarse).

Aunque en esta ocasión esto parecía no ser así.

Por primera vez en su vida Manuel no  sabia que hacer, tan sumido en sus conflictos internos estaba que no se percató de que alguien se acercaba lentamente por detrás de él.

¡¡MANUEL!!. — grito aquel individuo haciendo que él mencionado se sobresaltara cayendo al suelo.

—¿¡¡Pero que..!!?. — exclamó molesto mirando a quien le había asustado. —¡¡La puta madre Mateo casi me matas del susto!!. — reprocho poniéndose de pie y volviéndose a sentar.

—Losiento. — se disculpó el morocho.
—Es que quería darte una sorpresa.

—Y vaya que lo hiciste. — hablo sarcástico. —Pero dime. ¿Qué haces aquí?.

—Pues aquí estudió ¿No?. — contesto con una sonrisa. Causando que Manuel rodará los ojos. —Venia acerté compañía. — susurro al ver la nada agradable expresión de Vainstein.  —Es que te vi solito y quise estar contigo. — musitó jugando  con sus dedos.

Estas palabras dejaron frío a Vainstein quien no podía creer lo que escuchaba.

—Para tu información solo pensaba lejos de los demás. — Manuel trato de excusarse.

—No te creó. — dijo sentándose a su lado. —¿Donde está tu amigo?. ¿Valentín?.¿Así se llama cierto?.¿Porque no está contigo?. ¿Porque te dejo sólo?. — pregunto de manera rápida confundiendo al mayor.

—Es-ste p-porque. — tartamudeo Vainstein. — Estamos peleados y no nos hablamos. — se decidió por fin decirle la verdad.

—¿Porqué?. — volvió a preguntar Mateo.

—Porque sí. — se encogió de hombros nervioso por tantas preguntas.

—Eso no es una respuesta. — murmuró el morocho. —Ya dime la verdad. — exigió cruzándose de brazos haciendo un puchero.

Viéndose bastante adorable.

—Digamosquelepegueunapiña, quelotiró alsuelo, haciéndoledesangrarlanariz. — habló rápidamente con la esperanza de que Palacios no le entendiera nada pero al parecer no fue así.

—¿Posta?. — dijo sin creerselo. —Jamás pensé que podías lastimar alguien.

—Oye no soy tan tierno como parezco. — dijo con una sonrisa.

—Por supuesto que no lo eres. — hablo  de la misma forma.

Ambos quedaron en silencio después de esto último pero no era un silencio para nada incómodo más bien uno placentero.

—Perdon por lo de ayer. — Mateo se disculpo.

—¿Por?.  — está vez fue turno de Manuel preguntar.

—Ya sabes si en un momento te hize perder la paciencia o no te prestaba la  atención requerida — susurro bajito.

—No te preocupes por eso. 

—¿Enserio?.

—Muy enserio.

Mateo estaba a punto de decir algo pero la campana sonó dando el final del receso.

—Creo que ya es hora de irnos. — dijo Manuel poniéndose de pie.

—Asi. — Palacios imitó la acción.
—¿Sabes que clase llevamos?.

—Computación tenemos que ir al salón de informática.   — habló sin más para comenzar a caminar siendo seguido por el morocho.

—Manuel. — exclamó sin dejar de caminar.—¿Creés que me puedes hacer un favor?.

—Depende. — comentó deteniéndose.

—Es que quería saber si podía sentarme a tu lado. — pregunto un tanto nervioso. Haciendo que Manuel guardara silencio. —¡¡Pero si no quieres no hay problema!!.

Vainstein parecía pensarlo mucho hasta que por fin se decidió hablar.

—Porque no. — contesto como si nada.
—Eso si que hay que darnos prisa no querrás llegar tarde de nuevo. — sonrió al ver como la expresión de Palacios se iluminaba como la de un niño pequeño.

Vainstein penso que quizas después de todo no le vendria nada mal pasar un tiempo con Mateo.


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“Dejame mostrarte el mundo a mi modo. Y verás que no todo es diferente”.

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