☆ 20 ☆

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Habían pasado tres días desde que Manuel decidió contarles la verdad a sus padres, quienes no se tomaron nada bien lo que su hijo mayor les había confesado. 

Catherine parecía ser la que peor se lo tomó, no podía creer que Manuel hubiera hecho aquello, solo para alcanzar cierto tipos de privilegios, sin importarle los sentimientos de quienes podrían resultar heridos, siendo Mateo el único y principal afectado. 

Abian por otro lado, decidió no hacer nada, no le gritó o reclamó, solo guardó silencio. Manuel sabía que cuando su viejo hacía eso era porque en verdad se sentía molesto y decepcionado, su silencio lograba ser demasiado incómodo y culposo. 

El castaño terminó por quebrarse aun más de lo que ya estaba, ahora aquel sentimiento de culpa y desprecio hacia sí mismo había aumentado, siendo incapaz el ver de frente a su padres y notar como lo miraban con desaprobación.  

Pero no los culpaba, hasta el mismo muy en el fondo sabía que merecía aquello, por eso dejo que Ania le echara en cara lo que había hecho en repetidas ocasiones, nunca se defendió permitiendo que la menor le hiciera mucho daño.

Valentín al darse cuenta de esto le reclamó a Ania, desatando una fuerte pelea, la cual Manuel presenció en todo su esplendor, le dolía ver como su hermana y mejor amigo peleaban por su culpa. 

Aunque trató de parar la pelea, no tuvo éxito, recibiendo por entrometido, según Ania, una fuerte cachetada de su parte cuando esta iba dirigida a Valentín. 

Quien al ver esto arremetió contra la menor, obviamente sin tocarle ni un pelo, Valentín podía estar enojado pero no olvidaba que Ania era una mujer, para su mala suerte, porque si fuera un pibe ya hubiera terminado con todos los dientes rotos. 

Por suerte la situación no pasó a más, aunque la mejilla de Manuel no podía decir lo mismo, el castaño en ese lapso de tiempo se volvió bastante sensible y deprimente, preocupando en gran manera a Valentín quien era con el más convivía, ya que cada vez que Manuel regresaba del colegio se encerraba en su cuarto, para así estar solo, bajando a cenar cuando todos ya lo habían hecho. 

Sinceramente nada terminaría nada bien si esto continuaba. 

...

Un Viernes por la mañana Manuel ya se encontraba en el colegio deseando que el día terminará rápidamente. Sus ganas de seguir asistiendo al colegio se reducían de a poco, ya no disfrutaba de nada, volviéndose seco y de aspecto melancólico. 

-¡Manuel! - grito Valentín corriendo hacia su mejor amigo, quien estaba sentado en una alejada banca. 

El timbre aún no sonaba por lo cual podía andar afuera sin ningún problema. 

-¿Qué pasa? - preguntó sin ganas Vainstein. 

-Adivina a quien vi. - dijo sonando misterioso y un tanto preocupado a la misma vez. 

-No lo sé. - respondió sin emoción alguna. -Ya decime quien es. - demandó, pero Valentín parecía buscar las palabras perfectas, vacilando un par de veces antes de hablar. 

-Está bien. - hablo por fin Oliva en medio de un pesado suspiro. -Vi a M-mateo, Mateo vino al colegio. - confesó preparándose para cualquier tipo de reacción de parte de Manuel. 

El castaño se tenso al escuchar esto, tragando grueso y comenzando a ponerse nervioso. 

-¡Hey! ¿Manuel, seguís ahí? - interrogó el teñido al ver como Biquard parecía distraído e ido. 

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