☆ 19 ☆

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-¿Ya te sentís mejor? - preguntó Valentín, luego de tener un largo rato a Manuel llorando en su pecho, humedeciendo su camisa, pero esto le importaba poco.

Al igual que las miradas curiosas de quienes pasaban por ahí y los veían de manera extraña o despectiva.

-S-sí. - dijo de manera nada creíble.

-Che, ¿Sabés que no me podés mentir? Te conozco desde hace banda Manuel y se cuando estas bien o no. - reprochó el mayor.

-Lo siento. - se disculpó Manuel, volviendo a llorar.

-Vamos no te disculpes no has hecho nada malo. - repuso Oliva.

-Claro que hecho algo malo Valentín. - gimoteó Vainstein. -Lastimé a Mateo. - dijo en medio de un chillido. -Valen, lo traté de la peor manera posible. - susurró.

-Ya, ya, ya. - trato de calmarlo el teñido. -¿Por qué no mejor nos vamos a otro lugar? - sugirió Oliva.

-Pero el receso casi acaba. - comentó Manuel. -Además creo que ya me siento mejor. - mintió, parando de llorar.

-¿Sabes que sos un pésimo mentiroso? ¿Verdad?

-Eso creo. - dijo Manuel con una amarga sonrisa.

Ambos se quedaron en silencio después de esto, la respiración de Vainstein volvió a regularse tranquilizando en cierta forma al mayor. Al cabo de unos minutos el timbre sonó dando fin al receso, Manuel al escucharlo se puso de pie y limpio lo mejor que pudo su rostro, el cual estaba rojo y sus ojos seguían cristalizados.

-Epa epa. ¿A dónde crees que vas? - pregunto Valentín poniéndose de pie también.

-A clases. - murmuró el menor.

-Estás mal y queres ir a clases con esa pinta. - dijo incrédulo. -Vení conmigo, conozco un lugar donde podemos hablar tranquilos. - hablo tomando de la mano a Manuel, quien se dejó llevar por Oliva.

Pasaron por los salones de primer año de manera rápida, porque no era bien visto que los estudiantes de años superiores anduvieran por esos lados. Valentin guió a Manuel hasta una bodega en desuso a la cual entraron sin hacer ningún ruido.

-Toma asiento. - indicó Oliva, señalando una caja de madera.

Vainstein acató la sugerencia de inmediato.

-Va, ahora me vas a contar lo que pasó, pero de manera lenta y sin presiones, si sentís algo difícil de expresar solo detente, respira un poco para después continuar. - dijo Valentín cruzando las piernas de manera elegante, acción que hizo sonreír inconscientemente a Manuel. -¿Qué pasa? - preguntó.

-Es que tu actitud y tu manera de hablar se parecen a la de un psicólogo. - confesó Biquard.

-Mi madre es psicóloga ¿Qué esperabas? - habló de manera burlona. -Creo que acompañarla tanto a su trabajo se me ha pegado algo. - dijo tomando una postura menos profesional. -¿Ahora sí podemos empezar?

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