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-¡MATEO!
¡¿PODÉS ESTARTE QUIETO!?
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● Manuel Vainstein es el típico pibe aplicado en los estudios. Con un carácter demasiado pesado, caracterizándose por ser frío y poco...
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Una semana había transcurrido desde el dictamen del juicio, Laura y Mateo ya no corrían el riesgo de ser separados, la morocha después de mucho tiempo había podido descansar como en verdad se lo merecía. De igual manera lo hizo el rizado, quien se sentía mucho más tranquilo, ya que sabía que al despertar no lo haría en el hogar de un desconocido, sino que en su propio cuarto, con su madre cerca.
Después de que el juicio terminará, Mateo le pidió o mejor dicho le rogó a Valentín, para que les escribiera a Ignacio o Mauro, informándoles sobre la sentencia que el juez había tomado. El ojiazul no tardó en cumplir su petición, optando por mandarle un mensaje a Monzón, quien no lo pensó dos veces para darle el comunicado a Spallatti, el cual le llamó casi de inmediato al menor.
Teniendo una conversación de más o menos media hora, Palacios no pudo contener su emoción al hablar con el tatuado, quien también compartía su emoción. Después de todo, él también había pasado por lo mismo cuando era más pequeño, aunque su situación hubiera sido un poco diferente a la que Mateo atravesó, pero eso no quitaba que él entendía mejor que nadie, lo que el rizado estaba sintiendo.
Esa alergia casi inexplicable, como si hubiera recibido el mejor juguete o regalo del mundo, al igual que una paz y tranquilidad inigualable, siendo emociones que no tienen comparación alguna. Y como era típico de ellos, terminaron por organizar una joda en manera de celebración, no siendo la primera a la que Palacios asistía.
Obviamente Mateo, siempre era acompañado por Valentín, quien no parecía quejarse por salir y tomar a lo bestia. Terminando por hacer cierto tipos de cosas de las cuales no se arrepentía, con un tal Damián, quien era amigo de Ignacio y Mauro.
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Aunque Mateo no era el único, que parecía haber ganado algo con todo esto de la finalización del juicio. Laura aparte de poseer la custodia del morocho, había recibido de parte de su hermana, los derechos de paternidad de este, siendo reconocida ante la ley como la madre de Palacios.
