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Luego que Valentín decidiera sacar a Manuel del baño, éste no había dicho nada, solo se quedó en silencio preocupando al mayor.
-Manuel, ¿estás bien? - preguntó Oliva, esperando a que el mencionado se decidiera a contestar. -Manuel, ¿estás bien? - volvió a preguntar.
-No lo estoy. - el menor se dignó a responder. -No estoy bien, Valentín. - se lamentó con voz ahogada. -¿Cómo pude ser tan idiota? - se cuestionó a sí mismo.
-Manuel. - el teñido trató de consolarlo pero Vainstein se lo impidió.
Alejándose rápidamente del lugar, escuchando cómo Oliva le gritaba que regresara, pero esto le importó poco, necesitaba estar solas y no supo en qué momento llegó tan rápido hasta el otro lado del colegio, específicamente a un sector donde no había nadie.
El castaño sentía la gran necesidad de gritar pero había algo que se lo impedía, necesitaba llorar pero las lágrimas no llegaban. Así que sólo atinó a golpear una pared con sus puños, para descargar lo que sentía. Cada impacto era mucho más fuerte que el otro, haciendo caso omiso al daño que se estaba causando, pensando que quizás así podría reivindicar un poco del dolor que le había hecho pasar al morocho. Se detuvo cuando sintió que sus fuerzas le habían abandonado.
Sus nudillos estaban ensangrentados, el ardor y dolor no tardaron en hacerse presentes, y fue donde por fin pudo llorar, con libertad, en verdad no soportaba más esto.
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Pasó alrededor de media hora, para que el castaño pudiera tranquilizarse, suspiró cansado, al recordar que se había perdido una clase y sinceramente no quería entrar, aunque no lo quedaba de otra, pero antes de regresar tuvo que retirar los rastros de sangre que tenía.
Cuando lo hizo, regresó al salón, rogando a que el profesor correspondiente a la siguiente clase no hubiera llegado. Para su suerte no había ninguno, hasta se sorprendió al ver al morocho en su lugar correspondiente, pero notó como éste tenía una mirada triste y esa imagen volvió a desmoronarlo. Como pudo se fue a su banca y trató de no mirar más hacia donde estaba Mateo, aunque esto se le hizo imposible.
-Hola a todos. - saludó la maestra de literatura entrando al salón, logrando que Vainstein y Palacios pusieran mala cara al verla. -Perdón por el retraso. - se disculpó, pero esto no sonaba a una disculpa. -Bien, el día de hoy los cuatro que no presentaron el trabajo se someterán a una prueba individual para ver si recuperan la nota que han perdido. - soltó de imprevisto. -Los demás pueden salir. - dijo logrando que casi la mayoría saliera corriendo del salón.
Manuel y Mateo deseaban que la tierra se los tragara en ese instante. ¿En verdad la profesora tenía que salir con esto? ¿Ahora mismo? Parecía que le encanta ver sufrir a los demás.
-Tienen toda la clase, yo que ustedes me tomaría mi tiempo para resolverlo. - indicó, entregando las páginas de las evaluaciones. -No quiero ver manchones, ni que escriban con tinta negra o roja, si no acatan los que le digo a su calificación se les restará un punto y cuidadito en tratar de ayudarse, porque si los veo les retiró las pruebas. - amenazó. -Comiencen.
El salón quedó en silencio uno demasiado incómodo, ninguno de los cuatro miraba hacia otro lado, temiendo a que la maestra pudiera regañarlos y retirarles las evaluaciones. Manuel no sé sentía tan nervioso, la prueba estaba fácil pero temía que a Mateo no le fuera tan bien.
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|| T•D•A•H : Trueplik : FINALIZADO : ✅ ||
Fanfiction🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃 -¡MATEO! ¡¿PODÉS ESTARTE QUIETO!? 🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃🍃 ● Manuel Vainstein es el típico pibe aplicado en los estudios. Con un carácter demasiado pesado, caracterizándose por ser frío y poco...