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-Como lo vieron. - comentó el castaño. -Mateo no reconoce a la señora Juliana como su madre biológica, rechazandola como tal. - dijo, dando un par de pasos hacia atrás. -¿Pero qué hizo para que esto sucediera? - interrogó. -Yo no puedo contestar a esa pregunta, pero si ella. - mencionó, mirando de reojo a la morocha. -Así que le pido a la señora Juliana Corazzina, acercarse al estrado para dar su testimonio. - pidió.

La mencionado no tardó en levantarse, para dirigirse a donde se le había indicado, una vez que estuvo ahí, dirigió su vista a Laura, quien parecía estar sumamente nerviosa y preocupada, por lo que le dedicó una pequeña sonrisa, para después decir algo.

-Mi nombre es Juliana Corazzina, hermana menor de Laura Corazzina, y la verdadera madre de Mateo. - informó la morocha. -Y estoy aquí, para evitar que cometan la tontería de separar a Mateo de mi hermana. - comentó. -No sé porque quieren hacer esto, pero no saben el error que están cometiendo. - les aseguró. -Ninguno de nosotros sería capaz de hacer todo lo que Laura ha hecho por Mateo, creo que ni todos juntos, podríamos igualar lo que hizo a lo largo de estos años. - dijo con sinceridad.

-Señora Juliana, sería tan amable de contarnos, acerca de cuando Mateo estaba con usted. - habló el castaño.

-Mateo siempre fue bastante inquieto. - confesó Juliana. -Pero pensé que era normal que lo fuera, después de todo era un niño pequeño. - murmuró. -Nunca le fue fácil quedarse dormido, cada vez que se enojaba hacía una rabieta muy fuerte, se tiraba al piso y pataleaba hasta cansarse. - dijo. -No podía quedarse quieto por lo menos cinco segundos porque ya estaba corriendo o gritando por todos lados. - comentó sonriendo, recordando con melancolía cada uno de los instantes que decía.

-¿Y qué más? - interrogó el contrario.

-Ese comportamiento inquieto que Mateo tenía, pareció aumentar con el paso de los años. - informó la morocha. -Cuando ingresó al colegio, creí que iba a cambiar, pero fue donde las cosas empeoraron. - comentó en medio de un pesado suspiro. -Cada vez que lo llegaba a traer, la maestra me decía que no se comportaba, que no guardaba silencio, que no era igual que los demás, que no seguía "las reglas". - dijo haciendo comillas. -Al principio no me sorprendí, así que solo me limité a hablar con él, que intentará controlarse para que no tuviera problemas con nadie, pero nada mejoró...

Todos estaban sumamente atentos a lo Juliana decía, Manuel en especial tenía un gran interés por saber cómo había sido la vida del rizado antes de vivir con Laura, o lo que había pasado para que Juliana hubiera decidido abandonarlo.

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