Capítulo 30: MORRILLAZU

677 45 29
                                    

-Vanessa, ¿sabes que en realidad esto no es una sorpresa?

Lo miré de reojo.

-Creo que no te entiendo.

-Sé que me vas a llevar a un restaurante español.

-Ya, pero no sabes a cual.

Se rió.

-Pero ya no es una sorpresa.

-Dean, no seas tocahuevos porque te dejo en casa.

Volvió a reirse.

Intenté cambiar de marcha, pero no pude.

-Estas marchas están muy duras - dije.

Puso su mano sobre la mía y entrelazó sus dedos con lo míos.

-¿A cuál quieres cambiar?

Se lo dije un poco nerviosa. Él cambió sin ningún esfuerzo.

Esperé a que separara su mano de la mía, pero no lo hizo.

Yo en el fondo tampoco quería quitar mi mano, pero necesitaba ponerla en el volante.

No sabía como quitar la mano sin parecer desagradable.

Estuvimos un rato en silencio, el cual aproveché para pensar una excusa para apartar mi mano.

-Te noto un poco tensa. ¿Qué te pasa?

-Es que necesito poner la mano que estás cogiendo en el volante para sentirme más segura.

-Habermelo dicho - dijo riedose - no me quiero estrellar.

Quitó su mano un poco de mala gana

-Idiota - puse la mano en el volante - yo con el coche soy muy segura.

-No lo dudo.

Conduje hasta el bar de unos amigos que tenía. Nos habían invitado a mí y a Pablo, pero como él no estaba pues llevaba a Dean.

Aparqué el coche.

-Ya hemos llegado. ¿Te ayudo a bajar?

-Si no es mucha molestia.

Fui a su puerta y la abrí.

-¿No te has desabrochado el cinturón?

-¿Por qué no me lo desabrochas tú? - preguntó sonriendo.

Me crucé de brazos.

-¿En serio, Dean?

Extendió los brazos. Suspirando, miré mi reloj. Llegabamos un poco tarde. Y Dean parecía que hasta que no se saliera con la suya no iba a salir del coche.

Volví a suspirar. Metí mi cabeza en el coche y busqué el botón para desabrochar el cinturón. Cuando estaba encima de él intentando pulsarlo, sentí que Dean empezaba a temblar. Estaba conteniendo la risa.

-¿Y ahora qué te pasa? - pregunté.

Clic. Ya lo había encontrado.

-Desde que te conocí, simpre quise tenerte en esa posición.

Lo miré entrecerrando los ojos y le dí un codazo. Él se rió otra vez.

-Vamos, que llegamos tarde.

Lo cogí de la mano y lo saqué del coche. Cerré la puerta y caminé hacia la puerta del bar, con Dean de mi mano.

-Ya hemos llegado - le quité la venda.

Nos quedamos delante de la puerta. Dean estaba parilizado de la impresión. El establecimiento era un hórreo*. (Dícese del edificio típico en Asturias que es de madera cubierto de teja y sostenido en el aire sobre cuatro o más pilares que sirve de granero y despensa)

Perro Callejero (WWE fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora