Capítulo 4: Cosquillas y extraños en el ascensor.

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Me desperté después de una noche sin incidentes. Gracias a dormir con Pablo no había tenido ninguna pesadilla. Miré la hora. Eran las tres de la tarde. "Dios mío, esto era lo que necesitaba". Un brazo me rodeaba por la cintura y una cabeza estaba apoyada en la parte superior de mi espalda. Intenté zafarme de su brazo, pero me acercó aún más hacia él. Me revolví. Pablo gruñó ante mi movimiento y me acercó aún más si cabía. Estabamos muy pegados y lo sentía todo, todo, todo. Me volví a revolver incómoda para obtener un poco de espacio.

-¿Te quieres dejar de mover? - dijo roncamente Pablo a mi oído - Algunos queremos dormir.

-Necesito ir al baño. Algunas queremos mear.

-Pero tienes que volver a echarte como estabamos, si no, no te dejo ir - contestó.

-Que sí, pelma - dicho esto aflojó el agarre.

Fui corriendo al baño. Tenía la vejiga a punto de explosionar. Después de quedar agusto, fui a la cocina a por algo de comer, me moría de hambre.

Regresé a mi habitación y encendí la tele.

-Hostia, apaga eso. Me molesta la luz.

Me reí y no le hice caso.

-Con que esas tenemos ehh - vino por detrás, cogió el mando y apagó la tele. Después, me empezó a hacer cosquillas, mientras que yo me reía como una loca.

-¡PARA, POR FAVOR! - grité.

-Madre, Vane, ni que te estuviera matando.

-Sí, de la risa, idiota.

-Me estás maltratando psicológicamente.

-No, si tu el maltrato psicológico ya lo tienes desde que te conozco.

Me puso cara de indignación. Me echó en la cama y se puso encima de mí rodeandome con sus piernas por la cadera mientras me hacía más cosquillas.

Yo me estaba quedando sin oxígeno cuando por fín paró.

-Eso por llamarme lo que me hayas llamado. Es una venganza - dijo mientras se sentaba en mi barriga.

-Oye, majo, ¿sabes que pesas? Y bastante.

-Y ahora me acaba de llamar gordo. Ahora sí que me la pagas - intentó hacerme de nuevo cosquillas.

-No, para, por favor - dije entre carcajadas.

-Pero solo porque me caes bien, y porque vivo contigo - el estómago le rugió. Puso cara de dolor mientras se lo rodeaba la barriga con los brazos - Voy a hacer la comida, ¿quieres algo en especial?

-¡PASTA!

-Yo ya no sé ni para que pregunto - dijo para sí mismo mientras se levantaba de la cama.

Media hora más tarde, ya tenía la comida lista y nos pusimos a comerla. Fregué yo lo que habíamos ensuciado.

-¿Hoy que hacemos? - preguntó Pablo mientras me sentaba en el sofá.

-Yo estudiar, salao. Tengo que terminar un trabajo y la fecha de entrega es este Miércoles.

-¿Teminar o empezar?

Le pegué un puñetazo en el hombro y doble las piernas en el sofá.

-Rematarlo. Ponerle algunos detalles y hacer la portada, índice, numerar las páginas y la bibliografía.

-¿De verdad? - preguntó con perspicacia.

-Oye, la Vanessa que lo dejaba todo para el final, se quedó en el pasado. Más concretamente en la ESO.

-Lo sé. Era para picarte - me dió un abrazo - pues mucha suerte. Yo todavía tengo que empezarlo.

Me reí y él puso cara de pena.

-La excusa del ordenador roto ya no funciona ¿no?

Negó y se fue a su habitación mientras susrraba:

-Y no entiendo porqué, esa excusa es buenísima.

-Igual porque llevas usándola desde primero de la ESO.

-Es una técnica depurada - dijo mientras se giraba y me sonreía. Luego cerró su puerta.

Me reí de nuevo. Había echado mucho de menos a este Pablo. Y yo también me fui a mi habitación.

Cuatro horas más tarde, picaron a mi puerta. Me sobresalté. Había estado tan concentrada, que ni me había enterado. Abrí la puerta y ví a un Pablo despeinado.

-VANE - dijo esto alargando la última vocal - ¿HACES LA CENA, PORFIS?

-No me quedará otro remedio - dije mientras me quitaba las gafas y apretaba el puente de la nariz.

-No me acordaba lo bien que te quedan las gafas.

Me reí.

-¿Qué quires cenar?

-Algo ligéro.

-¿Tortilla francesa de algo y una ensalada?

-Perfecto.

Me puse a hacer la cena cuando Pablo se fue a su habitación, después de decirme que le avisara cuando estuviera lista la cena.

Media hora después ya estábamos cenando.

-Hay que bajar la basura.

Levanté el pulgar y la preparé. Me puse una sudadera y las zapatillas, aseguré el moño choni que llevaba, cogí la basura y bajé al portal. Cuando la dejé en el contenedor, entré de nuevo al edificio y apreté el botón del ascensor. Justo en ese momento, alguien entró en el portal.

-Hola.

-Hola.

Me giré para ver quien era. Un chico muy alto y fuerte se erguía ante mí. Era muy guapo. Tenía el pelo rubio rizoso y largo, que le tapaba parte de los ojos, que los debía de tener azules. Vestía con ropa corriente. Una sudadera y unos vaqueros normales algo rotos. Llevaba una gorra en la mano. Me resultaba muy familiar. "Joder, justo cuando aparece un chico guapo, es cuando peor voy vestida y peinada" El ascensor llegó y el chaval me abrió la puerta. Me puse muy roja.

-Gracias - dije muy bajo.

El chico solo me sonrió. "Dios mio, ¿por qué me es tan familiar? Quizás haya ido alguna vez a la cafetería donde trabajo. Y porqué cojones es tan guapo" Pero algo me decía que no había sido allí donde le había visto. Estaba tan concentrada pensando dónde le había visto que no me había dado cuenta que me había hecho una pregunta.

-Perdona, ¿qué has dicho?

El chico me volvió a sonreir.

-¿A qué piso vas?

-Al cuarto.

-Bien, te posas primero que yo - dijo mientras apretaba el número cuatro y luego el seis.

-Pues sí.

Le sonreí y me la devolvió. El trayecto hasta el cuarto piso, transcurrió en absoluto silencio. Antes de llegar le pregunté:

-Perdón por la intromisión, ¿pero vives por aquí? - el chaval negó con la cabeza - es que me resultas bastante familiar - dije en voz baja, pero que él escuchó igual.

Se rió. Su risa era ronca y también me resultaba muy familiar.

-Me lo suelen decir mucho - me contestó justo cuando yo abría la puerta del ascensor. Me giré hacia él y este como respuesta me guiñó un ojo.

Entré en casa, impactada por su reacción.

-Me acaba de pasar una cosa super rara.

-¿El qué? - dijo Pablo mientras fregaba los platos.

Le conté lo que había pasado y lo que pensaba. Pablo se rió y me dijo:

-Igual te encontraste con alguien famoso y ni lo sabes.

Ese día, dormí sola y soñé con ese chico.

Perro Callejero (WWE fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora