Capítulo 33: Niños malos

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-Pues como te iba diciendo, un frío día de Octubre nos dieron la noticia con la que empezaría todo.

Dean me miraba expectante.

-Nos dieron la noticia de que nuestros padres se divorciaban. A mi hermano y a mí se nos calló el mundo encima.

-Tengo una pregunta. ¿Quién es el mayor de los dos?

Agaché la cabeza.

-Él - me quedé en silencio - pero somos mellizos.

Dean abrió los ojos.

-¡No me digas!¿En serio? - asentí - dos como tú, pero uno en chico. Si te el chaval te callera bien, sería la bomba.

Me reí.

-Mi hermano es muy competitivo, siempre quiere ser mejor que los demás, pero sobretodo, mejor que yo. O sea que no somos iguales - Dean hizo un gesto para que continuara con la historia - yo perdí total relación con mi padre, pero mi hermano no. Estaba muy influenciado por él.

-¿Qué hizo tu padre para que te separaras de él?

Suspiré.

-Nos engañó a todos, nos robó y nos denunció, pero tampoco quiero entrar en detalles - Dean asintió - mi hermano y yo nos llevábamos muy bien, nos defendíamos y ayudábamos mutuamente, pero esa relación cambió. Nos fuimos distanciando y cada vez nos peleabamos más, hasta que un día nos dejó a mi madre y a mí solas. Debíamos de tener unos quince años. Mi madre empezó a hecharme la culpa a mí y a hecharme en cara todo. Después de varios meses, convenció a Kevin para que volviera con nosotras, pero volvió una persona desconocida. No era mi hermano. Yo empecé a distanciarme de ellos y decidí que para tener una familia así, era mejor no tenerla. Comencé a pedir becas, a estudiar muchísimo y a veces trabajaba limpiando algo o cuidando de personas para ganar algo de dinero. Ahorré todo lo que pude para poder irme de allí - hice una pausa - no me fiaba de madre y mi hermano, así que encondía el dinero. Además mi madre metió en casa a un hombre que no conocía de nada y eso me hacía sentir incómoda.

-¿Te hacía algo? - preguntó alarmado Dean.

-No, no. No te preocupes. Ese hombre no me gustaba y no me fiaba de él - Dean parecía intranquilo - te lo juro. Cuando terminé el instituto, tenía buenas notas, y pregunté para poder venir a estudiar aquí. La gente me decía que estaba loca, pero no les hice caso. Mandé muchas cartas a las universidades de EEUU, pero ninguna me aceptaba. Estaba apunto de rendirme, cuando me llegó una carta de admisión, y sin decir nada, me en cuanto pude. En el aeropuerto, antes de montar en el avión, le mandé un mensaje a mi madre diciéndole que me iba a EEUU y que no pensaba volver. Compré una tarjeta SIM diferente, tiré la que tenía y me vine aquí.

Dean parecía alucinado.

-¿Pero...?

-Me ayudó una familia al principio, como si fuera de adopción. Yo aquí aún soy menor, pero al ser española y ser mayor de edad allí, me dejan en paz. Estuve con esa familia dos meses hasta que encontré un piso para compartir y un trabajo - me quedé pensativa - no sé ni como saqué el primer año de universidad - lo miré y le sonreí - hasta que llegó Pablo. A partir de ahí, todo fue a mejor.

Dean parpadeó varias veces seguidas sin decir nada.

-Parece una historia sacada de un libro - dijo por fín - es alucinante.

-Lo parece, pero las he pasado putas y muchas veces casi vuelvo a España otra vez. En una ocasión, estuve a muy poco de comprar el billete y todo.

-Menos mal que no te has rendido - soltó Dean en voz baja. Lo miré y sonriendome, dijo - si no, no te hubiera conocido.

Empecé a ponerme roja.

Perro Callejero (WWE fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora