Capítulo 37: Bella y Bestia.

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Dean parecía nervioso. Tambolireaba los dedos encima del volante y me miraba por el rabillo del ojo de vez en cuando.

Ambos estabamos en silencio.

Nuestra mirada coincidió. Le sonreí.

-¿No me hablas? - le prengunté - ¿o es que la forma en la que voy vestida te ha dejado sin palabras?

Se rió.

-Me has pillado - me miró - deberías llevar vestido más amenudo.

Levanté una ceja.

-¿Estás seguro? Luego te acostumbras a verme así y después ya no te puedo sorprender.

Soltó una carcajada.

-Tienes razón.

-Entonces ¿no te gusta que lleve vaqueros?

Volvió a reirse.

-Já, te pillé - solté - pues que sepas que a mi me gustabas más cuando peleabas en calzoncillos y sin camiseta.

-¿Te gustaba más así? - asentí - ¿y ahora ya no te gusto?

-No sé si me seguirás gustando. Si ahora vas tapado, es que estás fofo - le dije intentando provocarlo.

Levantó una ceja.

-¿Te gustaría verme desnudo?

Sentí el calor que empezaba a calentar mis mejillas. Me hice la digna.

-Ya te he visto desnudo - frunció el ceño - en tu casa, cuando me regalaste a Salem.

-Es cierto - volvió a mirarme - ¿y te gustó lo que viste?

"Cielos, por supuesto. ¿Qué clase de pregunta es esa?" pensé.

Pero no lo iba a reconocer tan fácilmente.

-No es para tanto - dije encogiendome de hombros.

Se rió.

-Menos mal que mi ego es superior al de la media normal masculina, porque si no ese comentario me hubiera afectado de por vida.

Me reí.

-Y sería culpa mía - contesté - si hubiera llegado a pasar, ya no hubiese dormido nunca más tranquila.

-Es la conciencia.

Nos reimos.

-Se me hace muy fácil hablar contigo - dijo de repente.

Dean empezaba a ser como Jo. Me dejaba sin palabras. No sabía como contestarle a muchas cosas que me decía.

Me puse nerviosa, pero antes de que el silencio se volviera incómodo, llegamos al restaurante.

Dean aparcó el coche y se bajó de él. Yo estaba peleandome con el cinturón. No se desabrochaba. Dean abrió la puerta de copiloto.

-¿Necesitas ayuda, preciosa? - preguntó con una sonrisa de superioridad.

Me enfadé.

-No, gracias. Puedo yo sola.

-¿Estás segura?

Eso me cabreó aún más. Empecé a tirar del cinturón tan fuerte que la mano se me resbaló y casi le doy a Dean en la cara.

Él cogió mi mano justo a tiempo.

-Pensaba que ya te caía lo suficientemente bien como para que no me agredieras.

Bufé, y eso hizo que Dean se riera de mí.

Perro Callejero (WWE fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora