Dean parecía nervioso. Tambolireaba los dedos encima del volante y me miraba por el rabillo del ojo de vez en cuando.
Ambos estabamos en silencio.
Nuestra mirada coincidió. Le sonreí.
-¿No me hablas? - le prengunté - ¿o es que la forma en la que voy vestida te ha dejado sin palabras?
Se rió.
-Me has pillado - me miró - deberías llevar vestido más amenudo.
Levanté una ceja.
-¿Estás seguro? Luego te acostumbras a verme así y después ya no te puedo sorprender.
Soltó una carcajada.
-Tienes razón.
-Entonces ¿no te gusta que lleve vaqueros?
Volvió a reirse.
-Já, te pillé - solté - pues que sepas que a mi me gustabas más cuando peleabas en calzoncillos y sin camiseta.
-¿Te gustaba más así? - asentí - ¿y ahora ya no te gusto?
-No sé si me seguirás gustando. Si ahora vas tapado, es que estás fofo - le dije intentando provocarlo.
Levantó una ceja.
-¿Te gustaría verme desnudo?
Sentí el calor que empezaba a calentar mis mejillas. Me hice la digna.
-Ya te he visto desnudo - frunció el ceño - en tu casa, cuando me regalaste a Salem.
-Es cierto - volvió a mirarme - ¿y te gustó lo que viste?
"Cielos, por supuesto. ¿Qué clase de pregunta es esa?" pensé.
Pero no lo iba a reconocer tan fácilmente.
-No es para tanto - dije encogiendome de hombros.
Se rió.
-Menos mal que mi ego es superior al de la media normal masculina, porque si no ese comentario me hubiera afectado de por vida.
Me reí.
-Y sería culpa mía - contesté - si hubiera llegado a pasar, ya no hubiese dormido nunca más tranquila.
-Es la conciencia.
Nos reimos.
-Se me hace muy fácil hablar contigo - dijo de repente.
Dean empezaba a ser como Jo. Me dejaba sin palabras. No sabía como contestarle a muchas cosas que me decía.
Me puse nerviosa, pero antes de que el silencio se volviera incómodo, llegamos al restaurante.
Dean aparcó el coche y se bajó de él. Yo estaba peleandome con el cinturón. No se desabrochaba. Dean abrió la puerta de copiloto.
-¿Necesitas ayuda, preciosa? - preguntó con una sonrisa de superioridad.
Me enfadé.
-No, gracias. Puedo yo sola.
-¿Estás segura?
Eso me cabreó aún más. Empecé a tirar del cinturón tan fuerte que la mano se me resbaló y casi le doy a Dean en la cara.
Él cogió mi mano justo a tiempo.
-Pensaba que ya te caía lo suficientemente bien como para que no me agredieras.
Bufé, y eso hizo que Dean se riera de mí.
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Perro Callejero (WWE fanfic)
FanficNo se sabe mucho acerca de Vanessa. Es testaruda, agresiva, insegura, pero tiene claras sus prioridades. Vive con un amigo de la infancia en EEUU. Su vida cambia cuando conoce a uno de sus luchadores favoritos. Le gusta mucho su forma de hablar, cam...