La semana siguiente fue todo un caos. En la universidad exámenes a todas horas y todos los días, reclamaciónes y trabajos, y en el trabajo, casi ni me dejaban respirar.
-Vanessa, ponte a limpiar.
-Ya lo he limpiado.
-Pues no se nota. Vuelve a limpiarlo.
Cogiendo la bayeta de mala gana, volví a limpiar la misma mesa otra vez.
Se me acercó por detrás mi jefe, Kevin. Miré a mi alrededor. No había nadie. Me puse nerviosa.
-No sabes lo que estoy pensando ahora mismo.
Tragué saliva. Tenía que parecer tranquila.
-Sí, que me tienes que pagar este mes.
Se rió. Intenté quitarmelo de encima, pero fue en vano.
-No puedes oponerte a tu jefe.
-Hay cosas que no estan en el contrato - dije intentando que no me temblara la voz.
-Las podemos negociar - contestó mientras se acercaba y ponia sus manos en mi cintura.
-Creo que no. ¿Te puedes quitar, por favor?
-Creo que no - repitió. Acercó su boca a mi oreja y empezó a besarme.
Como acto refejo, le dí un codazo y le hice una llave de judo.
Le dejé tendido en el suelo. Asustada, fuí al vestuario y sin cambiarme, cogí la mochila y me fuí.
-Vane, ¿a donde vas? - preguntó mi compañera de trabajo.
-Me voy de aquí. Lo dejo.
Sin darle tiempo a preguntar de nuevo, me dirigí a la puerta. Alguien me agarró del brazo.
-No lo puedes dejar. Te lo impido - Kevin me acercó hacia él.
Aluciné.
-Si me lo dices así, no me quedará otro remedio - ví como una sonrisa apareció en su boca. Sin previo aviso me acerqué más y le dí una patada en sus partes nobles.
Calló al suelo, retorciendose de dolor. Aproveché el momento para escapar. No sé como logré coger mi teléfono.
-¿Pablo? ¿Dónde estás? - pregunté mientras corría lo más lejos posible de la cafetería.
-Hola, ¿cómo estás? Es lo primero que se pregunta, ¿sabes? - contestó imitandome como cuando me llamó a mí hace como una semana.
-Pablo, no estoy de humor.
-¿Qué ha pasado? - un deje de preocupación asomó es su voz - Te voy a buscar ahora a la cafetería.
-¡No! Ven a buscarme a - y le dije el nombre de la calle. Me dí cuenta de que había recorrido una gran distancia en tan poco tiempo, teniendo en cuenta que tenía las piernas muy cortas.
-Vanessa, ¿a pasado algo?
-Ya te lo contaré. Te espero en la cafetería de siempre.
-Vale, voy ahora - y colgué
Estaba muy asustada. No fui capáz de asimilarlo bien. Mi propio jefe casi me viola.
-Dios, dios, dios... - susurré. Lo bueno de vivir en Nueva York, es que la gente te ignora cuando empiezas a hacer cosas raras.
Pablo llegó en menos de lo que me imaginaba. Me sentí culpable inmediatamente. Yo había tardado más.
-Has llegado muy rápido. ¿Estabas cerca? - pregunté mientras me metía en el coche.
-Sí, bastante. ¿Qué ha pasado?
-No te preocupes. Primero llévame a casa.
Si le contaba lo que había ocurrido, probablemente nos estrellásemos con el coche, Pablo se pondría muy nervioso.
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Hola, sé que no hay mucha gente que me lea, pero debo deciros que no podré subir mucho en un tiempo. Se me ha roto el móvil (escribo por el móvil porque por el ordenador me da mucha pereza) por lo que es probable que me cambie a un móvil más pequeño, con el que ya no estoy acostumbrada a escribir. No quiero joder más el mio, así que hasta que me lo arreglen, y creo que va a pasar bastante tiempo, subiré poco.
Lo siento y gracias por leerme (por favor, votad tambien :') )
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Perro Callejero (WWE fanfic)
FanfictionNo se sabe mucho acerca de Vanessa. Es testaruda, agresiva, insegura, pero tiene claras sus prioridades. Vive con un amigo de la infancia en EEUU. Su vida cambia cuando conoce a uno de sus luchadores favoritos. Le gusta mucho su forma de hablar, cam...