3. 𝙻𝚄𝙲𝙸𝙴́𝚁𝙽𝙰𝙶𝙰𝚂 (2)

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❝ viii.  help from a professional hunter

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SI SUPIERA QUE CONVENCER A MI PADRE de colaborar para la captura de Cora y Boyd hubiera sido tan fácil, no hubiera preparado miles y millones de formas para explicarle la razón por la cual le necesitábamos.

Abroché mi cinturón, Scott también lo hizo desde los asientos traseros. El beta le iba indicando a mi padre la dirección del homicidio, que había dado lugar en la piscina. Al llegar a la zona la contempló, casi todo el cuerpo de policía permanecía allí.

—Está ahí mismo, ese aparcamiento de ahí...

Mi padre pudo ver el lugar completamente horrorizado. No solo muchísimos policías, también médicos, forenses, e incluso un par de ambulancias. La muerte había sido tan desgarradora que se tomó bastantes represalias.

—¿Ellos han echo esto? ¿Boyd y...Cora?—Los dos asentimos, compartí una breve mirada con Scott por el retrovisor.—¿Dónde los visteis por última vez?

(...)

Mi padre tiró un par de bolsas en el claro del bosque, dentro de ellas guardaba lo más top de cazadores. Emisores ultrasonidos, cadenas bañadas en acónito, flechas con acónito incrustado, literalmente el arma de destrucción masiva de cualquier lobo. Los cuatro nos acercamos alrededor de ella.

—¿Habéis rastreado las huellas?—Preguntó arrodillándose junto a las huellas, parecía examinarlas con cautela.

—Lo intentamos.—Scott mentía. Negué rotundamente. Ni si quiera lo habíamos intentado.

—Habéis perdido el tiempo.—Replanteó como creí.—Solo hay una criatura en la tierra que puede rastrear visualmente huellas, y es el hombre. Y si no estáis entrenados como yo no tenéis ni idea de que esta huella...

—Es de Boyd...—Completé, cayendo en cuenta de que ni si quiera habíamos intentado distinguir las huellas.

—... y esas de Cora.—Finalizó Isaac recargándose en el árbol más cercano. Por un segundo ocultó la emoción que radiaba su cara al ver el buen equipo que hacíamos los dos, nos complementábamos fantásticamente.

Salvo por un pequeño fallo.

—No, son tuyas. Has pisoteado las de Cora en cuanto has llegado aquí. Probablemente por el despiste de centrar tu atención, en otra cosa...o persona, para nada relevante a los acontecimientos.—Rasqué mi nuca con nerviosismo al ver como mi padre nos miraba sin escrúpulos. Derek y Scott compartían una mirada indescriptible.

✓ | 𝒂𝒓𝒈𝒆𝒏𝒕, isaac lahey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora