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DE NUEVO EL AMBIENTE DEL AUTOBÚS se llenó de un silencio cómodo, el cual disfrutaba placenteramente. Isaac dejó un beso en mi cabello y volvimos a la posición inicial mientras trataba de cerrar mis ojos y que me inundasen pequeños flashback de la noche anterior.
—Tranquila, hay un tractor atascado más adelante.—Me dijo Isaac con delicadeza cuando entreabrí mis ojos algo adormilada. No pegué ojo la noche anterior y el sueño me había vencido—. ¿Cómo lo sabías?
—¿Intuición?—Le susurré, le quería convencer pero primero trataba de hacerlo conmigo misma, ¿cómo lo había averiguado? Al principio solo bromeaba, hasta que vi la clara imagen del vehículo en mis pensamientos. Traté de restarle importancia.—Genial, tardaremos el doble en llegar.—Intenté volver a acomodarme y cerrar los ojos. Era totalmente imposible. El sonido de los cláxones penetraron mis oídos.
—Nos perderemos el encuentro.—Avisó él, mirando detenidamente la fila de coches impacientes en la carretera por poder avanzar unos cuantos metros.
—También te lo dije amor—le respondí divertida, recordando nuestra conversación en los vestuarios después de que el entrenador me diera el puesto. Isaac me miró frunciendo su ceño, dos de dos aciertos. ¿Qué? Traté de disimular de nuevo.—¡Mi primer partido! ¡Oh, no!—Me lamenté llevándome las manos a la cabeza, algo exagerada.—¿Boyd? ... ¡Boyd!...
Maldije unos segundos en voz baja. Rápidamente me levanté del asiento y adelanté un puesto, colocándome al lado del hombre lobo que recién comenzaba a gruñir. Isaac se inclinó para quedar más cerca de su amigo, y yo lo obligué a mirar al suelo, ya que tenía sus ojos amarillos.
—Boyd.—Sostuve su mano en el asiento fuertemente, ocultando sus garras.
—¡Suéltame!—Dijo enfadado entre dientes tratando de zafarse de mi agarre.
—¡Relájate!—Le obligó Isaac, al ver como su amigo comenzaba a perder la poca paciencia en el bus escolar. En ese mismo instante Scott se sentó al lado de Isaac, detrás de mí para intervenir.
—¿Tienes un plan? Dime, ¿cuál es tu brillante plan? Y te soltaré. ¿Qué vas a hacer? ¿Matarle? ¿Aquí mismo? ¿Y luego qué...? ¿Qué vas a hacer después?
—Demasiadas preguntas para responder. —Contesté tratando de apaciguar la tensión en el ambiente creada por Boyd.
—No me importa.—Intentó forcejear mucho más fuerte para liberarse, y me vi obligada a utilizar toda la fuerza que tenía (que últimamente no era mucha, escasa). Isaac lo sostuvo por los hombros y Scott intentó razonar.
