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PRUEBA / siete. ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
A LA MAÑANA SIGUIENTE POR LOS PASILLOS DEL instituto de Beacon Hills las mellizas corríamos apresuradas ya que creíamos que llegaríamos tarde a nuestra primera clase del día.
—Eh, Argent, capullos uno y dos.—La agradable voz de Jackson, ahí el sarcasmo, hizo que lo mirásemos. Scott y Stiles se giraron en su sitio pero yo solo ladeé de mi cabeza, para prestarle no mucha atención.—¿Qué narices es una Kanima?
Entre los tres nos miramos alarmados al preguntarnos como Jackson sabía el tema de la kanima. Íbamos a llenarlo de preguntas cuando el profesor, es decir, el entrenador dejó un libro de golpe sobre el escritorio, logrando que nos sobresaltásemos.
—Prestad atención, una advertencia antes de empezar a repasar. Algunos de vosotros como McCall deseará hacer sus propios grupos de estudios, porque el examen que tenéis mañana es tan exageradamente difícil que tal vez ni yo aprobaría. Dicho esto un voluntario que salga a responder la primera pregunta.—El entrenador escogió de entre todos los alumnos que habían levantando la mano a Lydia. La pelirroja salió a la pizarra mientras Jackson, Stiles, Scott y yo tratamos el tema de la kanima con disimulo.
—Paralizado del cuello para abajo ¿Sabéis que se siente?—Formula Jackson entre susurros, ya que Bobby estaba pendiente de algunos de los alumnos.
—Creo que eso nos suena de algo.—Asentí muy a mi pesar a las palabras de Stiles. Pensé y recordé la horrible escena de la piscina, cuando Derek se ahogaba.
—Escucha ¿Por qué Derek te ha hecho una prueba? ¿Piensa que eres tú?—Preguntó Scott a Jackson. Él solo se encogió de hombros.
—¿Cómo quieres que lo sepa?—Fueron sus únicas palabras.
—¿Creen que es Lydia?—Pregunté llevando mi vista sutilmente a la pelirroja, que se encontraba respondiendo en la pizarra preguntas del examen.
—Solo he escuchado su nombre y algo cerca de clase...—No le dio tiempo a seguir explicándonos ya que el entrenador gritó su nombre. Esto provocó que los cuatro adolescentes no separásemos de golpe.
—¡Jackson! ¿Quieres compartir algo con nosotros?—Preguntó señalando al resto de la clase.
—Quisiera exaltar mi admiración por mi entrenador.—Reí al igual que el resto de la clase por la excusa tan ridícula que puso.
—Pelota.—Susurré.
—Muy cortés.—El entrenador le sonrió para agradecerle, y Jackson le restó importancia.—¡Cierra el pico! ¡Calla!—Ya decía yo, que se estaba comportando de una forma agradable.
