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AHOGADO / seis. ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
A LA MAYOR VELOCIDAD QUE PODÍA Y CON DEMASIADA fuerza para transportar al hombre lobo de la pista de hielo, lo llevo hacia una clínica veterinaria, según su petición.
—Van a volver.—Hablaba el veterinario mientras levantaba levemente la camiseta de Scott. Cogió un trozo de alcohol y presionó la herida que yacía en su abdomen.
—¿Qué es eso?—Preguntó él entre jadeos, debido al inmenso dolor que le producía por el arañazo que Derek le dio minutos antes.
—Un poco de alcohol, no querrás que se te infecte ¿No?—Pasó el algodón varias veces por la zona.—Te curarás, pero no tan rápido porque es de Derek.
—Bueno ¿Tú cómo sabes eso?—Pregunté esta vez. ¿Cómo iba a retener tanta información sin llegar a ser del mundo sobrenatural? A no ser que lo conociera perfectamente.
—Eso es otra historia, lo que sí puedo decirte es de que especie es.—Después de desinfectar la herida el veterinario le puso una gasa alrededor de la zona.—Tu clase la conozco.—Prosiguió. Pegó varios trozos de esparadrapos alrededor de la gasa para sujetarla bien.—Eso de ahí es de otra especie diferente.
Dirigimos nuestra vista a la camilla de la consulta y vemos a un cuerpo difunto y completamente desgarrado. Al observarlo mucho mejor me doy cuenta de que es Harry, el chico que cronometró a mi hermana en su primer entrenamiento.
—Madre mía. ¿Sabes quién lo ha hecho?—Le pregunto al doctor, colocándome a su alrededor.
—Yo no, pero tu familia sí.—Se giró para darme la respuesta y hace lo mismo para mirar a Scott.—Estoy seguro de que lo anotan en algún libro y tendrán toda clase de descripciones, antecedentes, anotaciones de todas las cosas que han descubierto.—Asiento ante sus palabras.
—¿Todas las cosas?—Me pregunta Scott y vuelvo a asentir. Si pretendía robar el bestiario de mi familia lo lleva claro. Ese libro para ellos era sagrado. —¿Cuántas cosas diferentes hay?
Escuchamos como fuera de la clínica veterinaria un coche aparcaba rápidamente. Sin dudarlo dos veces ayudé a Scott a encerrarse en el armario. Sonó la campanilla y mi padre entró acompañado de otros cazadores, ambos asombrados por mi presencia.
—Estoy considerando comprar otro cartel más grande de "cerrado." —Habló el veterinario, aún desconocía su nombre. Él simulaba estar hechando un vistazo al cuerpo, y yo, por mi parte también lo imité. Los cazadores se retiraron y observamos como entraba mi abuelo.
