𝘼𝙜𝙖𝙥𝙚 🦋 𝙝𝙮𝙪𝙣𝙝𝙤

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Hoy es mi primer día oficial dentro de la tropa elite, sinceramente, no he logrado descifrar lo que me ayudó a ser parte de esta tropa, sin embargo, he decidido no darle demasiada importancia puesto que, podría perder tiempo en tonterías y en estos momentos, el tiempo es oro para mí. Un movimiento en falso y todo podría acabar mal para mí y Jeongin, es por ello, que debo hacer lo posible para mantenernos a salvo a ambos.

—Han, ¿Eres lisiado? ¿Por qué no te mueves, imbécil! — gritó el líder de la tropa desde el otro lado del campo de tiro.

El antes mencionado agachó la cabeza a modo de disculpa e intentó obtener un excelente puntaje en tiro con arco, sin embargo, la mala suerte no lo ha dejado lograrlo, en cambio, hizo que la flecha volara directamente a uno de los altos árboles que claramente, no son los objetivos.

—¡Maldito inútil! ¿Cómo es que has logrado obtener un pase directo hasta acá? — el líder se levantó de la silla y caminó a pasos rápidos hacia el chiquillo pelinegro que temblaba como si hubiese sido poseído por el miedo.

Detesto tanto que las personas con poder intenten burlarse de las que no lo tienen y esta ocasión no es la excepción; la sangre me hirvió por completo cuando el líder de la tropa lanzó al pelinegro al suelo tras quitarle el arco y comenzó a golpearlo con fuerza por todo el cuerpo con el artefacto. Los quejidos del pelinegro junto con los sollozos mientras le pedía que parase me hicieron entrar en acción sin siquiera pensarlo dos veces.

—¿Qué cree que hace? ¡Él no ha hecho nada malo!

El líder se detuvo abruptamente y dirigió su mirada envuelta de odio hacia a mí, mientras que el resto de los novatos simplemente fingieron no estar presentes.

—¿Quién demonios te crees tú, como para entrometerte?

—No importa quien sea, usted no tiene el derecho de golpearlo...

Fui interrumpido gracias al golpe que el líder de la tropa me dio directamente en el mentón.

—No tienes derecho a decirme nada, ni mucho menos a entrometerte en situaciones que, claramente no te corresponden, pequeña mierda.

Limpié la sangre de mi boca con el dorso de mi mano y sonreí abiertamente tras encontrarme con la mirada del líder.

—No me importa si puedo o no entrometerme, simplemente no dejaré que maltrate a uno de los nuestros— dije con seriedad.

El líder le entregó el arco a uno de sus hombres y elevó nuevamente su puño con la clara intención de golpearme nuevamente y esperé con paciencia su próximo movimiento porque, inexplicablemente, tengo el inmenso deseo de llegar al límite para demostrarle mis habilidades; sin embargo, decidió hacer uso de su arma personal y sonrió con perversión tras estudiarla durante unos segundos que parecieron horas.

El bastardo me ha apuñalado con su daga en el abdomen y esto me obligó a dejarme caer de rodillas a causa del dolor que me inundó por completo, no cabe duda de que no le deseo este dolor a nadie, solamente al emperador y a ese bastardo que cree tener todo el poder en la palma de su mano; no sé exactamente qué sucedió después, dado que, tras caer de espaldas al suelo, perdí el conocimiento.