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«El juego ha comenzado. Patriarca Lee, preparase para dar inicio a una nueva vida que no será fácil de sobrellevar a menos, que se entregue por completo y deje atrás todo aquello que se considera inútil, como los sentimientos positivos y el patético amor». Recordé una y otra vez las palabras de Wu antes de marcharse, miré hacia las bestias que han bajado sus orejas y se han quedado inmóviles, a la espera de una orden de mi parte.

"¿Realmente soy capaz de dominar todo aquello que quiera?", me pregunté en silencio mientras guardaba mi espada.

Aunque no tengo demasiado conocimiento sobre mi nueva vida, puedo guiarme por el instinto que ha hecho acto de presencia desde que me encontré con aquel hombre extraño que me convirtió en un ser inmortal. No puedo simplemente quedarme de brazos cruzados después de tener más en claro que, puedo hacer todo lo que deseo, es momento de ir mejorando en mis habilidades para poder dar punto final a la vida del emperador.

—Tengo un trabajo para ustedes, mis pequeños demonios— miré hacia las bestias y estas, rápidamente se acercaron a mi tras elevar sus orejas, en una clara señal de que me están prestando completa atención.

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—¿Qué te tomó tanto tiempo? — Hwang me miró con fastidio después de tomar otra trago de vino.

—Estaba intentando no morir mientras salvaba tu trasero— solté con indiferencia tras tomar asiento frente a él.

—¿Tanto tiempo te llevó? ¡Ja! No eres nada más que un completo incompetente.

—Este «incompetente» tiene tu vida en sus manos— le sonreí —, por ende, te pido de la manera más amable posible que me respetes para yo poder respetarte.

—Respetarme es una obligación, aunque te pese.

—¿Realmente crees que no puedo dejarte muy en claro, que, no me interesa si eres el príncipe al darte tu merecido...?

—Señores— un chico de aproximadamente doce años apareció frente a ambos, eso logró que nuestra discusión se viera interrumpida. —¿Podrían darme...?

—Vete— le ordenó Hwang. —No me gusta tener a vagabundos cerca de mí— soltó con desprecio.

—¿A quién demonios has llamado «vagabundo», princesa mal educada? — el chiquillo miró directamente a los ojos llenos de furia de Hwang, claramente, se encuentra muy molesto por las palabras que la han sido dichas.

—¡Lee, ataca! — ordenó.

—¿Qué? ¡No soy perro!

—¿Qué esperas? — rodó los ojos tras abrir su abanico para ocultar claramente su molestia que está cubriendo todo su atractivo rostro; el elegante abanico tiene figuras muy únicas que lo hacen ver mucho más costoso. —Haz tu trabajo.

Me giré hacia el chiquillo y le pregunté—: ¿Cuál es tu nombre?

—Yo...— miró a todos lados. —No tengo nombre.

—¿Estás seguro?

—Sí.

—Mhm... pobre inculto— soltó Hwang con desprecio.

—Señorita, ¿podrá dejar de insultarme? — le pidió el chiquillo con valentía tras mirar nuevamente en dirección a Hwang.

—¡Pequeño bastardo! — el príncipe se levantó de su asiento y elevó su mano con la clara intención de abofetear al chiquillo, sin embargo, me levanté rápidamente y lo tomé de la muñeca sin ejercer demasiada fuerza mientras decía—: Tranquilo, creo que hay una pequeña confusión.

La mirada de Hwang se encontró con la mía y rodó los ojos tras soltarse de mi agarre; limpió su muñeca con un elegante pañuelo y tomó asiento. Claramente, este viaje será sumamente difícil.

—Él es el príncipe Hwang— le dije al chiquillo —Es hombre— agregué.

La mirada del desconocido se iluminó por completo y sonrió abiertamente, tras suspirar, dijo—: Lamento el mal entendido, alteza.

—Lo mínimo que podría hacer es cortarte ambas piernas— soltó Hwang sin despegar su vista del cielo.

—No te preocupes, él no hará nada de eso— le aseguré. —Por cierto, ¿No tienes familia?

—Mi familia murió— hizo un tierno puchero.

—Lo que faltaba, huérfano, inculto y pobre.

—Príncipe Hwang, ¿podría cerrar la boca durante unos momentos?

—Podría, sí, pero ¿qué crees? No quiero.

De pronto, miré al chiquillo y vi alrededor un aura de color blanca que lo envolvía como si fuese un escudo de protección; cerré mis ojos durante unos momentos y los volví a abrir, nuevamente, el aura blanca apareció. ¿Cómo es que puedo ver esa cosa? ¿Qué demonios es?, Wu no me comentó nada al respecto, ¿podría ser que veo el alma de la persona?

Miré hacia el resto de las personas que transitan alrededor y pude detectar auras color blancas, rojas y negras.

El color blanco es para los benevolentes, el negro para los malvados y el rojo aparece cuando has cometido masacres constantes sin importar si las víctimas eran buenas o malas. Al parecer, puedo encontrar información muy oculta en alguna parte de mi cerebro, posiblemente, esa información era del dueño anterior de la vida inmortal, no puedo negar que me agrada el hecho de que me haya traspasado su conocimiento.

El chiquillo tiene un alma blanca y eso, me hace sentir más confiando; no cabe duda de que es un pequeño que ha sufrido, o eso quiero creer. Lo más extraño, es que no puedo ver el color de Hyunjin.

—¿Qué me ves? — regresé al presente tras escuchar la pregunta del príncipe.

—Nada...— me giré hacia el niño y le pregunté—: ¿Desde cuando estás solo?

—¿Por qué tanta curiosidad por ese mugroso? — se quejó Hyunjin —Es momento de irnos, guardián Lee.

—¡No! — el chiquillo chilló tras dejarse caer al suelo, me tomó con fuerza de la pierna y evitó que diera un paso más. —¡No me dejen solo! — pidió entre sollozos que han aparecido repentinamente.

—Lee, vámonos.

—¡Noooo! — gritó el niño —Guardián Lee, necesito de su ayuda.

Bajé la mirada y me encontré con la del chiquillo. —¿Qué...?

—No estás pensando en jugar al héroe, ¿O sí? — la pregunta de Hyunjin me hace mirarle con irritación.

—Mi... mi único amigo está en peligro.

—¿Y eso en que nos afecta?

¿Por qué es tan irritable ese hombre? Acaso, ¿No puede ver que el chiquillo está sufriendo a causa de que su único amigo está en peligro? No cabe duda de que el príncipe solamente tiene cabeza para sus propios pensamientos, problemas y deseos, mientras que el resto, se va directamente a la mierda.

—Iré a ayudar a tu amigo— le aseguré al chiquillo tras ayudarle a ponerse en pie. No puedo dejarlo solo cuando necesita de alguien, definitivamente, lo más coherente es ir en busca de su amigo para traerlo de regreso con bien.

—¡Gracias, guardián Lee! — el chiquillo sorbió por la nariz y Hyunjin soltó un «Ew» muy notorio con el fin de dejarnos en claro que le ha parecido sumamente asquerosa la acción.

—¿Me dejarás aquí? ¿Solo?

—Claro, a menos que quieras acompañarme...

𝘼𝙜𝙖𝙥𝙚 🦋 𝙝𝙮𝙪𝙣𝙝𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora