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El atractivo chico pelinegro se giró hacia a mí después de guardar su espada y sonrió abiertamente tras encontrarse con mi mirada. Nuevamente, me sentí desfallecer al sentirme cegado ante tanta perfección que no puede pasar por desapercibida en el chico que se encuentra frente a mí.

—¿Cómo es que has llegado hasta aquí? — me preguntó con curiosidad.

—He sido aceptado para formar parte de la tropa elite— respondí con tono neutral, en un intento de ocultar la inmensa felicidad que está recorriendo mi cuerpo a máxima velocidad.

—¿En serio? — asentí con la cabeza a modo de respuesta, por lo que él continuó hablando—: ¿Entonces porque el líder de la tropa ha querido arrebatarte la vida?

Sin pensarlo, abrí mi camisa y le mostré la cicatriz que me ha dejado el bastardo en mi abdomen y que aún se puede ver con demasiada claridad. El pelinegro acercó su mano hacia la cicatriz y la tocó con sumo cuidado, como si temiera hacerme daño y eso, me hizo sentir muy nervioso.

—¿Él te ha hecho eso? — preguntó tras alejar su mano.

—Es correcto.

—¿Por qué?

—No me pareció adecuado que golpeara a uno de los elegidos.

—Él...

—Sé perfectamente que así debería ser y que ese es su trabajo, pero no pude permitirlo— le interrumpí —, es mi manera de ser.

—Haré lo que pueda para que no golpee a los elegidos a menos que sea muy necesario.

—Agradecería que lo hicieras— admití.

—Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?

—¿No deberías tener una lista con los nombres de los elegidos o algo así? — pregunté con curiosidad.

—Claro, pero no tengo tiempo para leerla— se encogió de hombros.

—Soy Lee Minho.

—Hwang Hyunjin— sonrió abiertamente.

—El príncipe Hwang— le corregí.

—Ignora eso— rodó los ojos —, hago uso de eso cuando se requiere.

—¿Por qué decidiste intervenir?

—No podía permitir que ese hombre te hiciera daño.

—¿Por qué no?

El mismísimo príncipe Hwang está frente a mí, es lo mejor que me ha pasado en la vida, dado que, es el hijo del emperador y eso, me ayudará a llevar a cabo mi plan en menos tiempo porque, tengo en la palma de mi mano al pelinegro.

Inesperadamente, recordé aquel beso que Hwang me había dado en el bosque y la inmensa necesidad de repetirlo se hizo presente; sin embargo, no puedo caer ante la tentación, al menos no por ahora. El pelinegro se acercó a paso lento hacia mí, logrando hacerme retroceder hasta quedar atrapado entre su fuerte cuerpo y uno de los gruesos troncos de los altos árboles.

—No podía permitir que te hicieran daño, Minho— confesó —Algo me obliga a querer mantenerte seguro y no sé qué es.

Su voz, sus ojos, sus manos, su nariz, sus labios... todo en él me parece sumamente atractivo y no puedo negarlo; relamí mis labios e intenté elevar la mirada hasta encontrarme con la suya, pero me es imposible ya que, me he perdido por completo en sus apetecibles labios que no dudaron ni un segundo en posarse sobre los míos y cerré mis ojos para disfrutar el dulce tacto que atesoraría por el resto de mi vida.

𝘼𝙜𝙖𝙥𝙚 🦋 𝙝𝙮𝙪𝙣𝙝𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora