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—¿Cómo se llama? — pregunté tan pronto el chico llegó hasta mí.

—¿Qué?

—Los pasos que me estabas enseñando, debe de tener un nombre, ¿No?

—Por supuesto, todo tiene un nombre— sonrió de lado, tomó asiento en un tronco seco y dijo—: Tai Chi.

—¿Tai Chi?

—Es correcto. Es un arte marcial desarrollado en China, muchas personas lo conocen— explicó —, se encuentra entre las artes marciales más practicadas.

—¿Quién creó el Tai Chi? — pregunté porque quería saber el nivel de conocimiento que el chico tiene sobre ese tema, no creo que él sea común.

—Zhang Sanfeng— respondió sin pensarlo. —¿Quieres conocerlo?

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar su pregunta, ¿el chico extraño conoce al creador del Tai Chi?

—Yo...

—Eres demasiado inocente— se rio —. No conozco a ese hombre.

—Ah.

—Te ves muy bonito cuando haces ese tierno puchero.

¿Puchero? ¡Maldita sea! La costumbre de Jeongin que consta de inflar las mejillas cuando se molesta parece que la he adquirido sin percatarme de ello; lo peor, es que el chico desconocido me ha visto haciendo eso y sinceramente, me da vergüenza que crea que soy un chico débil.

—No digas tonterías— murmuré por lo bajo.

—¿Continuamos con tus clases?

—Claro— respondí sin pensarlo.

—Sé un buen alumno, ¿sí?

—Yo siempre soy bueno— sonreí.

—Ya veremos.

El chico se levantó del tronco y se posicionó a mi lado. —Deberás de aprenderte los 32 pasos...

—¿Qué? ¿Por qué son tantos?

—... del Tai Chi porque son sumamente necesarios— continuó hablando, ignorando por completo mi queja —No debes de olvidar ni uno solo porque podrías cometer un grave error. Ahora, vayamos al séptimo paso, es un tajo circular sobre la pierna, así— el chico hizo el movimiento y lo imité sin pensarlo dos veces.

Es difícil para mí comprender como fue que no lo alejé desde el primer momento que se acercó, lo más viable, es no mantener una amistad con una persona que no forme parte de mi "mundo" dado que somos muy diferentes; él porta ropa limpia, nueva y hecha a la medida, por otro lado, yo tengo ropa vieja y ligeramente desgastada; él tiene una increíble gracia en sus movimientos que son elegantes y ligeros cuando es necesario, y yo, soy muy torpe; en definitiva, somos dos polos opuestos.

—Debes dar un paso hacia atrás y retirar la espada como si fuese un látigo.

—¿No tienes espada? — me giré hacia él.

—No, aun no compro una.

—Puedo prestarte la mía— el chico me miró y pude identificar la sorpresa en sus ojos, rápidamente agregué—: Para que me muestres como debo hacer los pasos.

—Perfecto.

Le entregué la espada y él hizo desde el paso número uno con elegancia y su porte es de poder y seguridad; no puedo negar que se ve mucho más atractivo cuando porta una espada; cada uno de los movimientos son claros y limpios, parece como si no existiera margen de error en lo que hace.

—Debes de tener seguridad y un porte adecuado, no debes de estar encorvado porque no podrás hacer uso de la espada correctamente— me explicó.

—Entiendo.

—Paso número nueve, estocada oblicua hacia arriba sobre una sola pierna— hizo lo que dijo y me quedé mirando con atención su acción mientras pensaba «ese chico es un experto». —Eso ha sido la primera sección— me entregó la espada —, deberás repetir los nueve pasos hasta que sean perfectos, entonces, podremos pasar a la sección dos.

—¿Por qué optaste por enseñarme a usar la espada? — pregunté con curiosidad.

—Es para no olvidar lo que he aprendido en clases— se encogió de hombros.

—¡¿Vas a clases?! — me giré rápidamente hacia él.

—Claro.

—Eso es asombroso.

—A veces.

Su expresión es ligeramente sombría, quizá no le gusta ir a clases, pero es obligado por su familia puesto que pertenecen a la clase media y es importante saber utilizar la espada. Los aldeanos no tenemos derecho a recibir esas clases, a menos que formes parte del ejército que trabajará para el emperador.

El tiempo transcurre demasiado rápido mientras me encuentro al lado del chico sin nombre, pero no siento como si estuviera siendo obligado a quedarme con él, al contrario, me siento tranquilo y seguro cuando paso tiempo con ese chico; quizá, es porque nunca he tenido más amistades, solamente tengo a mi lado al abuelo Park, al Sr. Yang y a su esposa y a su hijo Jeongin.

—¿Quién te regaló esta espada?

—El abuelo Park.

—¿Abuelo Park?

Asentí con la cabeza a modo de respuesta y dije—: Es el encargado de la aldea. Es un hombre sumamente cálido, amable y siempre está feliz.

—¿Es familiar tuyo?

—No, yo no tengo familia.

—¿Qué le pasó a tu familia?

—Murieron a causa de un ataque por parte de las terribles bestias que supuestamente son domadas por el emperador.

El chico se vio sorprendido por unos segundos, sin embargo, su expresión volvió a ser la misma de siempre, la seriedad cubrió su rostro y asintió con la cabeza.

—Lo siento.

—Ya está superado, quedó en el pasado.

—¿Odias al emperador por lo que sucedió?

Nunca antes me habían hecho esa pregunta, he de aceptar que tampoco lo había pensado porque no le doy importancia a ese ser despreciable que me arrebató a mis padres, pero seamos sinceros, nada podrá traerlos de vuelta y debo mantenerme con la cabeza fría porque no puedo cometer un error que me cueste la vida; sería estúpido atentar contra ese hombre ya que tiene demasiado poder.

—No.

—¿Estás seguro?

—Lo estoy. No creo que la muerte de mis padres haya sido premeditada por el emperador, de lo contrario, si estaría molesto, pero ¿quién soy yo para hablar mal del emperador?

—Tiene sentido lo que dices.

—¿Ya irás a casa? — le pregunté tan pronto me levanté del tronco y tomé mi espada.

—Sí, ve a casa también. Nos veremos después.

—Por supuesto. Adiós.

Caminé a paso lento por el largo sendero que me lleva directamente a la aldea; el bosque se encuentra oscuro y en completo silencio, eso me hace sentirme mucho más relajado. Me encantaría saber el nombre de ese chico, pero ambos hemos mantenido oculta esa información, posiblemente es porque sabemos que no podemos pasar tiempo juntos a causa de que somos de dos clases totalmente diferentes.

𝘼𝙜𝙖𝙥𝙚 🦋 𝙝𝙮𝙪𝙣𝙝𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora